Hermanos
Venezolanos
Anoche nos acostamos con un sabor amargo, decepcionados,
tristes y frustrados. Una vez más el régimen mostró su rostro, ya conocido y
revelado un millón de veces, de cruel dictadura. El CNE, servicio obsceno del
régimen, prácticamente suspendió el Referendo Revocatorio, salida pacífica y
democrática hacia la liberación de Venezuela ¿Qué hacer? No estoy muy claro
porque no soy un analista político. Soy un ciudadano de fe cristiana que,
aunque la sombra nos cubra demasiado, ve siempre un agujero donde se cuela un
rayito de luz de esperanza.
Como
reza el salmo 23, aunque camine por cañadas obscuras nada temo porque tú, Buen
Pastor, vas con nosotros. Y, como decimos en nuestro pueblo, la pelea es
peleando. Yo añado que no podemos seguir luchando con llantos y miedo en
nuestro corazón. En píe de lucha nos mantenemos, la resignación no es
cristiana. Tampoco, hacia donde nos quieren llevar el régimen, es cristiana ni
humana la violencia. Pero, hay que distinguir el conflicto de la violencia.
Ésta destruye, aquella exige una respuesta donde va incluida la organización y
el sacrificio. El sacrificio por la lucha liberadora, no el sacrificio de la
miseria que mata. La protesta es un derecho, es irreverente sí. Muchos quieren
que se proteste pero que no los molesten. Los dictadores tienen fuerza bruta,
nosotros tenemos la fuerza de la razón y, los cristianos, la fuerza de la fe.
No
sé cuánto durará esta situación. Lo que sí sé es que jamás nos podemos detener,
¡jamás! La maldad no tiene la palabra definitiva, el bien siempre triunfa. El
camino es largo y difícil, pero es el camino que nos lleva a conquistar la
libertad y la democracia. Cerrar puertas es tarea de ellos, abrirlas es nuestra
voluntad. Y si quieren saber lo que creo, esto no es mucho lo que dura. El
futuro es importante construirlo de manera más humana. Pa’lante venezolanos,
Dios los bendiga.
P. Andrés
Bravo
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