Mensaje al Pueblo Venezolano desde
nuestra Fe Cristiana
Universidad Católica “Cecilio
Acosta”
Nos dirigimos a todos los hombres y
mujeres del pueblo venezolano, desde nuestra fe cristiana que vivimos en
comunión con la Iglesia Católica, la que nos da nuestra identidad y misión.
Como la Iglesia, somos servidores de la humanidad, concretamente de ustedes,
hermanos venezolanos sumergidos en un mar de crisis social y en la búsqueda de
una solución que no termina de aparecer, a pesar de las luchas sacrificadas de
gran parte de los ciudadanos, especialmente del movimiento estudiantil. Nos
sentimos íntima y realmente solidarios por la causa del bien, de la fraternidad
como fundamento de la paz, como lo enseña el Papa Francisco. Paz que sólo se construye
con la verdad, la libertad, la justicia y el amor.
Manifestamos que, con toda
responsabilidad y asistidos por la gracia de Dios, asumimos las enseñanzas que
el Santo Padre Francisco nos transmite en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (La Alegría del
Evangelio. Se cita EG). Aceptamos su invitación a ser misioneros, “callejeros
de la fe”, dejando la seguridad de la orilla y apasionándonos “en la misión de
comunicar vida a los demás” (EG 10). Porque estamos convencidos de que “la vida
se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad” (EG 10).
Por eso, en la UNICA vivimos nuestra fe cristiana y nuestra vocación
humanística entregándonos, sufriendo, luchando, creyendo y esperando con el
pueblo venezolano.
Sabemos que nuestra misión es
evangelizar. Es decir, anunciar el Evangelio de Jesús, su proyecto de vida, su
reinado, que innegablemente tiene una dimensión social. Es que, “en la medida
en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de
fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (EG 180). Es urgente,
pues, que nosotros inyectemos los valores sublimes del Evangelio de Jesús en
las venas de nuestra sociedad venezolana, para sanarnos de nuestras
enfermedades mortales de violencia, odio, desprecio, injusticia, corrupción,
mediocridad, egoísmo, y toda clase de idolatrías. Porque el mensaje cristiano
tiene una “inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad” (EG 177).
En este sentido nos identificamos
con el Papa Francisco y nos hacemos eco de sus enseñanzas. Pensamos con él que
“una auténtica fe, que nunca es cómoda e individualista, siempre implica un
profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor
detrás de nuestro paso por la tierra” (EG 183). Por eso, nuestra comunidad universitaria,
en lo académico, en la responsabilidad social, en el servicio comunitario de
nuestros estudiantes, en nuestra pastoral universitaria, en nuestra praxis y
gestión de la institución, nos hemos dejado influir de la doctrina social de la
Iglesia que está al servicio de la verdad y la promoción del ser humano, parte
esencial de la evangelización.
Un punto fundamental de la
evangelización, nuestra misión, es la solidaridad, entendida como servicio a
favor de la liberación y promoción de los más pobres, los que más padecen la
situación de crisis que experimentamos los venezolanos. Por ello,
especialmente, existimos y nos entregamos. Nuestra opción más importante, como
Iglesia, siguiendo el Concilio Plenario de Venezuela, es por los pobres y los
jóvenes. Pero, jamás optamos por el camino de la violencia. Trabajamos por la
paz “que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” (EG 219).
Porque, “en definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral
de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y
de variadas formas de violencia” (EG 219).
Es importante, seguimos al papa,
“asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo” (EG
223). Porque “uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad
sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los
tiempos de los procesos” (EG 223). Además, “el conflicto no puede ser ignorado
o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos
perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada”
(EG 226). Ante el conflicto no podemos pasar de largo indiferentemente, ni
quedar prisionero en las insatisfacciones. El papa nos aconseja a “aceptar
sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en eslabón de un nuevo proceso”
(EG 227).
Sería irracional rechazar el diálogo como camino de
una solución pacífica. Igualmente es inaceptable un llamado al diálogo sólo
para imponer un sistema que está cuestionado desde muchos puntos de vista.
Nuestro Papa afirma que “la Iglesia proclama el Evangelio de la paz y está
abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e
internacionales para cuidar este bien universal tan grande” (EG 239). Pero,
subraya el compromiso del Estado del “cuidado y la promoción del bien común de
la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y
con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos” (EG 240).
Como Iglesia, la Universidad
Católica “Cecilio Acosta”, asume la tarea de la evangelización en los ámbitos
de nuestra comunidad universitaria. Desde este compromiso, invitamos a todos
los venezolanos a interiorizar los valores del Evangelio de Jesús, que nos hace
crecer como humanos y construir la Patria, lugar de convivencia pacífica y
libre.
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