Profesor Emérito de LUZ
“Después de la muerte
de Stalin el Comité Central del Partido comenzó a estudiar la forma de
explicar, de modo conciso y consistente, el hecho de que no es permitido y de
que es ajeno al espíritu del marxismo-leninismo elevar a una persona hasta
transformarla en superhombre, dotado de características sobrenaturales
semejantes a las de un dios. A un hombre de esta naturaleza se le supone dotado
de un conocimiento inagotable, de una visión extraordinaria, de un poder de
pensamiento que le permite prever todo, y, también, de un comportamiento
infalible”[1]
Parafraseando el Testamento de
Lenin, citado en el documento referido de Khrushchev, Chávez fue
excesivamente insolente y este defecto, que puede ser tolerado en un militante
cualquiera del partido del gobierno actual, se transforma en un defecto
inaceptable en una persona que ocupa el cargo de Presidente. Es por esto que,
remarca el dirigente moscovita, “propongo que los camaradas vean la manera
de olvidarlo y pensar en otro nombre, uno que, sobre todas las cosas, difiera
del mismo en lo siguiente: mayor tolerancia, más lealtad, más
bondad y una actitud más considerada y un temperamento menos caprichoso.”
El culto a la personalidad sustentó
Nikita Jrushchov en su discurso es una elevación en dimensiones religiosas o la
admiración a nivel de religión de figuras líderes carismáticas en la sociedad o
la política. En las dictaduras es a menudo una forma de culto a la persona del
dictador.
El culto a Ch ávez no es novedad y
no me asombra. Es una manifestación trans-nacional y trans-histórica, de
veneración de un líder como ser omnisciente, todopoderoso, ungido, genio
benigno y universal, que busca conferirle cierto significado trascendente, en
el momento presente de la historia, al cual el pasado y el futuro deben
dirigirse; intenta crear un punto de referencia de todo un sistema de
creencia, centrado en un hombre que viene a ser la encarnación pura mal llamado
socialismo del siglo XXI y aspira a la aceptación universal de su figura, de
tal manera que las excepciones a esa regla son inherentemente subversivas a la
autoridad del culto, por lo que deben ser eliminadas.
Atribuir a Chávez condiciones de un
dios es una apostasía a la herencia cultural cristiana de Venezuela. Según su
etimología, en griego, “apostasía” es deserción, rebelión, abandono, retirada,
separación de aquello a lo que se ha acercado antes. Significa: cortar la
relación salvadora de uno con Cristo o apartarse de la unión vital con El y la
verdadera fe en El.
El apóstol Pablo define a los
apóstatas como personas que escucharon el Evangelio de la gracia de Dios, pero
no recibieron el amor de la verdad para ser salvos[2] escucharon como aquellos que fueron una vez iluminados[3], pero terminaron
como la tierra que recibe la lluvia y produce espinos y malezas, que no son
fruto de nada. El punto es que no amaron suficientemente la Verdad como para
persistir en ella con convicciones firmes y profundas.
La oración a Chávez pronunciada,
irresponsablemente, en el Teresa Carreño el pasado martes, no solo es un
vulgar plagio al poema del gran Neruda a Bolívar, es una morisqueta, una
aberración. El culto y adoración a las criaturas, es abominable a la vista
sacrosanta del Dios de toda la tierra. San Pablo verbaliza magistralmente la
furia del cielo ante hechos como el ocurrido, con estas candentes palabras:
"No tienen excusa. Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron las
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria
del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves,
de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia,
en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus
propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y
dando culto a las criaturas antes que al Creador".[4]
Uno mi voz de protesta a la de los
obispos de Caracas. Modificar el Padre Nuestro, la oración que
Jesús nos dejó, “no es lícito modificarlo, manipularlo, instrumentalizarlo. Los
católicos exigimos que se respete el Padre Nuestro".`[…] "Así como a
nadie se le permitiría cambiar la letra del Himno Nacional para honrar a una
persona, tampoco a nadie es lícito cambiar el Padre Nuestro o alguna otra
oración cristiana, como el Credo. Los símbolos, oraciones y elementos
religiosos católicos se deben respetar”[5].
[1] Nikita Khrushchev (1956) Informe Secretoal XX
Congreso del PCUS. 25 de febrero. https://www.marxists.org/espanol/khrushchev/1956/febrero25.htm
04/09/2014
[2] 2 Tesalonicenses 2:10
[3] Hebreos. 6:6-8
[4] Romanos 1:20-25
[5] El >Siglo, Maracay, 04/09/2014. http://www.elsiglo.com.ve/article/86609/Iglesia-catolica-rechaza-oracion-a-Chavez
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