Dr. Emilio Fereira
Profesor Emérito de LUZ
Homenaje al Pbro. Dr. José
Gregorio Villalobos quien,
por razones de salud, se ausenta
de nuestra Casa de Estudios
Nacida a la sombra del Convento
de San Francisco de Maracaibo, La Universidad del Zulia se consagra a la
enseñanza, investigación y servicio de: los estudiantes, libremente reunidos
con sus profesores, animados todos por el amor del saber de la comunidad
regional y nacional y empeñados en cumplir nuestro lema: “Post Nubila
Phoebus”; hacer brillar la luz en las tinieblas de la ignorancia y la
oscuridad de una región y un país en crisis, sobre todo moral, económica y
social.
La Parroquia Universitaria
tiene su más profunda identidad en un diálogo que, orientado por la fe, realiza
con la Cultura en respuesta al llamado del Señor Jesús de anunciar la Buena
Nueva a toda la humanidad. La mayoría de quienes nos movemos en LUZ entiende
que la tarea fundamental de la parroquia universitaria es la de «unificar
existencialmente en el trabajo intelectual dos órdenes de realidades, que muy a
menudo se tiende a oponer como si fuesen antitéticas: la búsqueda de la verdad
y la certeza de conocer la fuente de la verdad»”.[1]
La Universidad constituye un
lugar privilegiado de cristianización y un reto esencial al proponer el
horizonte de salvación del Maestro de Nazaret. “La Universidad y, de modo más
amplio, la cultura universitaria constituyen una realidad de importancia
decisiva. En su ámbito se juegan cuestiones vitales, profundas transformaciones
culturales, de consecuencias desconcertantes, suscitan nuevos desafíos. La
Iglesia no puede dejar de considerarlos en su misión de anunciar el Evangelio”.[2] La parroquia universitaria cumple una actividad
pastoral y administrativa, cuya utilidad no sólo responde a los tiempos que
vivimos sino que hunde sus raíces en la vida y misión del Pueblo de Dios.
Por ello, ser párroco en la
universidad implica tener conciencia de la labor de llevar a cabo un ministerio
en la iglesia y por lo tanto es un don de Dios que se asocia a una tarea. La
responsabilidad, eficacia y corrección requerida para llevar a cabo esta tarea,
redundará en frutos de gracia y santidad en la comunidad universitaria.
La Parroquia Universitaria
representa uno de los desafíos contemporáneos que los Obispos de América Latina
en el documento de la Conferencia de Aparecida, resaltaron con suma
importancia: “Es necesaria una pastoral universitaria que acompañe la vida y el
caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un
encuentro personal y comprometido con Jesucristo, y múltiples iniciativas
solidarias y misioneras. También debe procurarse una presencia cercana y
dialogante con miembros de otras universidades públicas y centros de estudio”.[3]
Por ello, los obispos y laicos
reunidos en Aparecida (Brasil) invitan a ubicar la Pastoral Universitaria en el
centro mismo de los procesos universitarios y a situarse en el corazón del
proyecto educativo universitario. Se insiste en que la Pastoral universitaria
no sea un sobreañadido de los procesos académicos, sino que busque una cultura
evangelizada a través de la inculturación del Evangelio inspirada en el mensaje
de Jesucristo, a través de las variables propias de la Universidad.
Más aún, el sacerdote que se
encargue de la parroquia ha de responder a las expectativas ce la comunidad
universitaria. No puede ser dogmático, de mentalidad cerrada, moralista a la
ultranza, fanático religioso, poseído de sí mismo, que en vez de favorecer el
diálogo abierto con los distintos sectores pensantes de la universidad, lo
entorpezca.
En LUZ, sacerdotes como
Rafael Balbín, Jesús Gutiérrez, Andrés Bravo y José Gregorio
Villalobos, han venido promoviendo una búsqueda constante para responder al
llamado a hacer presencia evangelizadora en el mundo universitario y esa
profundización ha llevado a determinar algunas características que le han dado
a la Parroquia su identidad, con matices y acentos diversos según carismas,
personas y momentos:
1.
Desarrollar
una pastoral de Diálogo. Por la misma comprensión y concepción de la
Universidad, el párroco de LUZ ha de ser profundamente dialogante con las
búsquedas de verdad que acontece al interior de la Universidad, conducido por
la Antropología cristiana, la Filosofía y la Teología como ciencias
fundamentales para un coloquio constructor y respetuoso, donde se construya y
debata el saber con los argumentos y las personas idóneas para ello,
capacitadas para suscitar encuentro, convergencia y propuestas en un mundo
expectante, crítico y en proceso de búsqueda, como es nuestra institución.
2.
Propiciar
una pastoral con las Inteligencias. En la universidad peregrinan
intelectuales, investigadores, hombres y mujeres de ciencia que buscan, desde
diversos ángulos, la Verdad. A través de su pastoral el párroco ha de situarse,
también, en búsquedas y respuestas. Su acción pastoral supone lenguajes y
formas que respondan a las variables y lógicas de quienes, con rigor y
profundidad, interactúan en la academia. Ha de ser un sacerdote capaz de entrar
en un razonamiento respetuoso e idóneo con las sensibilidades de la ciencia.
3.
Facilitar
una pastoral de acompañamiento que confirme una razón de fe y proponga una fe
“razonada”. Como todos los seres humanos, quien transita por la universidad
tiene interrogantes existenciales profundos y no son pocos los que buscan
respuesta en su fe; sin embargo, por las dinámicas propias de la universidad y
sus epistemologías, esta fe puede ser vulnerable ante los embates de la ciencia
positivista. Le compete a la al párroco acompañar y apoyar a los universitarios
que buscan y quieren vivir su opción cristiana.
4.
Favorecer
una pastoral de la creatividad. La universidad moderna se define en crecimiento
y evolución constante. El mundo de la ciencia le da un status de modernidad
asombrosa donde los avances de la tecnología encuentran en ella su punto de
partida y de llegada. Por ello el párroco de la universidad no puede estar
ajeno a esta realidad y debe ser profundamente dinámico y creativo para
responder, desde las lógicas del Evangelio, en los lenguajes y formas de la
Universidad.[4]
5.
Auspiciar
una pastoral del servicio. El párroco ha de ser en la Universidad un
servidor y acompañante. El servicio es una carta de presentación del Evangelio
encarnado. Se trata de anunciar desde el servicio y proponer el Evangelio desde
el testimonio de hombres, mujeres y programas que expresen el compromiso de una
Iglesia que sabe de los anhelos, sufrimientos, esperanzas, miedos y tristezas
del hombre actual.
Una Comunidad universitaria
preocupada debe ser consciente de esta dimensión de la parroquia y sensible al
modo en que ella puede influir sobre todas sus actividades, al ofrecer que
ofrece a sus miembros de la ocasión de coordinar, el estudio académico y las
actividades para-académicas, con principios religiosos y morales,
integrando vida y fe al concretizar la misión parroquial; formando parte
constituyente de su actividad y de su estructura.
Como natural expresión de su
identidad, en un país y una región profundamente cristiano, la Comunidad
universitaria debe ser guiada por el párroco a encarnar la fe, en sus
actividades diarias, con momentos significativos para la reflexión y la oración
que la parroquia le ofrece; así como brindarle oportunidades para asimilar en
su vida la doctrina y las práctica de fe. Por ello, el Párroco ha de acoger
presencia de personas pertenecientes a diferentes Iglesias, comunidades
eclesiales o religiones, respetando sus respectivas iniciativas de reflexión y
oración en la salvaguardia de su credo.
Como en la parroquia de LUZ,
desde sus inicios, ha venido ocurriendo, el párroco y sus colaboradores han de
invitar a los profesores y estudiantes a ser más conscientes de su responsabilidad
hacia aquellos que sufren física y espiritualmente, especialmente de los más
pobres y de los que sufren a causa de las injusticias en el campo económico,
social, cultural y religioso; responsabilidad ha de ejercitarse, en primer
lugar, en el interior de la comunidad académica, pero también encuentra
aplicación fuera de ella.
En LUZ la labor pastoral del
párroco es hoy una actividad indispensable; gracias a ella los
estudiantes, en cumplimiento de sus compromisos bautismales, pueden prepararse
a participar activamente en la vida de la Iglesia. Esta labor ha venido
contribuyendo a desarrollar y alimentar una auténtica estima del matrimonio
cristiano y de la vida familiar, promover vocaciones para el sacerdocio y la
vida religiosa, estimular el compromiso cristiano e impregnar todo tipo de
actividad con el espíritu del Evangelio. El deseo de la Iglesia es un acuerdo
entre la universidad y las Instituciones que actúan en el ámbito de la
arquidiócesis en búsqueda de un beneficio común. En efecto, las Asociaciones o
Movimientos de vida espiritual y apostólica, son una grande ayuda para
desarrollar aspectos claves de la vida universitaria. De ahí lo delicado de
escoger un párroco para LUZ.