Concluye el Año de la
Misericordia en la Iglesia universal y también en nuestra Iglesia local de
Maracaibo. Ha sido un año de gracia extraordinario que hemos celebrado con gozo
en nuestra arquidiócesis bajo la conducción de la Comisión Arquidiocesana del
Jubileo, presidida por nuestro Obispo Auxiliar Mons. Ángel Caraballo. Dios,
cuya Providencia es infinita, ha guiado a su servidor el Papa Francisco para
que lo decretara en un momento álgido de la historia de la humanidad y del
devenir de nuestra patria. Esta iniciativa profética del Obispo de Roma,
verdadera inspiración del Espíritu Santo, nos ha permitido entrar por la Puerta
Santa de la Misericordia, sumergirnos en las fuentes del Amor Redentor de Jesús
y descubrir que la misericordia es la expresión de la caridad que nuestro
tiempo reclama, una caridad samaritana.
Las fiestas de la
Chinita forman parte de esta clausura. Y siento un deber obligante como Pastor
de esta amada grey zuliana, ante el
triste panorama de pobreza, miseria,
inseguridad y alarmante deterioro de la salud integral que azota a las
familias e instituciones de nuestro país y de la región zuliana de invitarles a
hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo quiere nuestra madre, ante tanta
desolación y amargura de sus hijos, que celebremos su fiesta este año?
La respuesta es
sencilla. La Madre de la divina Providencia nos invita a celebrarlas si, con
fe, con esperanza, con rebosante belleza
y alegría pero al mismo tiempo impregnadas de gran sencillez y austeridad,
de mucha caridad y solidaridad con
nuestros hermanos que sufren toda clase de indigencia y abandono. Llenaremos de alegría el corazón de nuestra
Madre si realizamos unas fiestas al mismo tiempo hermosas y llenas de
misericordia. Este año por consiguiente evitaremos todo gasto superfluo y
ostentoso: no habrá profusión de luces, ni de flores ni de fuegos artificiales
en la Bajada, en la solemnidad del 18, y en el resto del programa hasta la subida de la imagen a su
camerino. Pero en su lugar, con el fruto
de la reducción de gastos y ahorros obtenidos, habrá profusión de gestos de amor, de cercanía
y de fraternidad con nuestros hermanos que sufren toda clase de indigencia y de
abandono. Buscaremos además consolidar la organización y formación de todos los
grupos, empezando por esas dos grandes instituciones que son las Hijas de María
y los Servidores de María.
Conozco ya el corazón de
este pueblo hermoso y generoso y estoy seguro que esta manera de celebrar este
año a nuestra amada Madre y honrar su presencia entre nosotros, encontrará una
gran receptividad y que todos estaremos atentos a las indicaciones que nos
darán el rector de la Basílica y los demás agentes pastorales y organizadores para
actuar unidos y ser así el brazo amoroso de nuestra Chinita que llega a sus
hijos más necesitados.
+Ubaldo R Santana
Sequera
Arzobispo de Maracaibo
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