domingo, 30 de enero de 2011

Estatolatría Siglo XXI

Por Mons. Ovidio Pérez Morales

Estatólatra es un calificativo apropiado para calificar el Socialismo del S. XXI.
¿Razón? Su estatismo feroz. Tiende a inmolar la persona y la comunidad de personas, en el altar de un Estado convertido en ídolo, como omnipotente, dirigido por un máximo líder (endiosado también), que pretende saber, decidir, poder todo. Esto sea dicho, no obstante su autoidentificación humanista y su promesa de generar un hombre nuevo.
El SS XXI es un socialismo, que manipula las expresiones y formas del así llamado “poder popular”, para convertirlas en órganos ejecutores del Gobierno-Partido-Hiperlíder. Se estructura una centralización extrema. El poder no se define y ejerce, en realidad, desde y con las bases, sino en línea descendente. Desde Miraflores. El volumen y cantidad de asambleas del “pueblo” podrá ser grande, físicamente, no así el real influjo de los ciudadanos. Veamos lo que sucede en Cuba. ¿En manos de quién está la toma de las grandes decisiones? La soberanía del pueblo se diluye y mediatiza en el entramado de la nomenklatura y del liderazgo supremo. ¿Y en Venezuela? ¡La afirmación de que “el Presidente es el pueblo”, simplifica las cosas!
El socialismo “S.XXI” no es cualquier socialismo (la familia es grande). Es marxista, de tipo leninista-castrista. Estatólatra. De allí la acelerada carrera de expropiaciones y monopolizaciones. No soporta la repartición o descentralización del poder. Por lógica embiste contra la propiedad privada, la libertad de expresión y de educación. ¡Qué grato le fuera poder expropiar el cerebro y el corazón de los ciudadanos para pintarlos de rojo!
En Venezuela no se da, por ahora, un socialismo ya conformado. Pero está en proceso; esto explica –más allá de improvisaciones y repliegues tácticos- el sentido monopólico de las leyes y medidas, así como del comportamiento general del régimen.
La Conferencia Episcopal Venezolana, considera la pretensión oficial de imponer un sistema socialista marxista, totalitario, como “moralmente inaceptable, pues ofende la dignidad de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios, desconoce la soberanía popular y vulnera gravemente el bien común, la institucionalidad democrática y los derechos de los venezolanos” (Exhortación pastoral Anhelos de unión, justicia, libertad y paz para Venezuela, 11.1.11).
Estado y liderazgo convertidos en ídolos: algo moralmente inaceptable.

NEOCENSURAS

Mons. Baltazar Enrique Porras C.
Arzobispo de Mérida
Uno de los dramas que está viviendo Venezuela es el cerco al ejercicio de la libertad en su sentido más amplio. Se considera a la ciudadanía como menores de edad o adolescentes que necesitan tener sobre sí, la espada de las restricciones, penas y amenazas. Es una de las preocupaciones expresadas en el reciente documento episcopal.
La esquizofrenia que invade al país oscila entre la propaganda oficial que pregona a todos los vientos que nunca ha existido en Venezuela tanta libertad de expresión como ahora. Pero esta propaganda contrasta con la confrontación y el ejercicio práctico de la acción periodística y comunicacional.
Existen variadas formas de contención y confrontación que provienen del gobierno o son alentadas por él: el uso indiscriminado de las cadenas; las menciones denigrantes o intimidatorias contra personas e instituciones no afectas al gobierno. Agresiones contra reporteros y representantes de los medios. Inacción de las autoridades. Ataques directos a los medios y destrucción de instalaciones o equipos. Cercos contra medios privados. Uso de recursos administrativos con medidas de presión, especialmente de parte de Conatel. Retiro de la publicidad oficial a numerosos medios. Ataques a la reputación de periodistas. Impedimentos para cubrir actos oficiales. Sesgo informativo en medios del Estado.
Las agrupaciones que se dedican a monitorear el tema de la libertad de expresión se verán ahora constreñidas por la calificación que les dé el Estado, impidiendo que reciban aportes del extranjero. Pareciera que la tesis del gobierno es que los medios deben ser sometidos al control de la razón del estado.
Se ha llegado a expresar que estamos ante un régimen neopopulista y neoautoritario que emplea métodos y tácticas terriblemente represivas pero que en las formas no parecen tales. Son nuevos en su expresión y aplicación. Desde la legalidad se generan verdaderas tramas de censuras, mejor quizás, de neocensuras.
Reviste variadas formas. Desde el impedimento a la información pública hasta la salida al aire de cuñas que alientan sobre el peligro de la propiedad privada, pasando por el recorte a los presupuestos para las artes, cierre de museos, desalojo de espacios culturales y retiro de subsidios.
Pero la neocensura que es la más vieja de todas es la autocensura. Por miedo, conveniencia o ceguera se cierran espacios de opinión o no se le da cabida a determinadas personas o instituciones para pasar agachado. Estudiar el tema es conveniente para superar el síndrome de Simeón, el viejo profeta que esperaba que algún día llegara la salvación. Bien vale la pena leer la revista Comunicación.

EL NO DE LA IGLESIA

Por el Pbro. Luis Ugalde, S.J.

En la historia del cristianismo hay momentos brillantes y heroicos en los que la Iglesia se planta ante el poder abusivo y dice “no podemos callar”, “tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”. También hay silencios vergonzosos, fruto de oportunismos. La verdad los hará libres dice Jesús, pero no cómodos para las dictaduras que la acallan o asesinan, como lo hicieron con los obispos Romero, Gerardi y Angelelli en nuestra América reciente.
La Conferencia Episcopal Venezolana hace pocos días pronunció una de esas palabras libres y cruciales que marcan la historia y sacuden las conciencias. Nuestra Iglesia dijo, Venezuela no puede seguir como va y el Gobierno no debe implantar una dictadura. Dio un no rotundo a las violaciones de derechos humanos y de la Constitución, que el régimen aceleró precipitadamente con las 25 leyes y medidas de diciembre, tratando de ganar la carrera al amanecer de una Asamblea Legislativa más plural. Leyes que “incorporan propuestas de la reforma de la Constitución que fueron rechazadas por el pueblo en el referéndum del 2 de diciembre de 2007”. Las así llamadas “leyes del Poder Popular” disfrazadas de comunas, confieren todo el poder al Presidente, contradicen la Constitución y “crean unas estructuras nuevas, con un contenido ideológico excluyente, centralizador y presidencialista”. Estas leyes y la otra veintena configuran “una gravísima situación política, pues con ellas se pretende imponer a los venezolanos un sistema socialista estatizante y totalitario que amplía el círculo de la pobreza y agudiza la dependencia del pueblo respecto al poder central”.
Buscan concentrar el poder y hacerlo irreversible, más que resolver los problemas reales: “La situación de Venezuela es ya muy grave por el auge incesante de la inseguridad y de la violencia que impera especialmente en las grandes ciudades y en las zonas fronterizas; por la contracción económica y el progresivo endeudamiento del país; por el inmenso déficit de viviendas y los problemas de vialidad; por el encarecimiento continuo del costo de la vida que afecta especialmente a los más pobres, y los problemas de suministro de alimentos; por la inhumana situación en las cárceles y la deficiente administración de justicia, caracterizada por el retardo procesal de la mayoría de los juicios”. Realidades a la vista, difíciles de negar.
Pero los obispos no se limitan a decir no y pronuncian un sí rotundo en puntos que todos los demócratas sienten como suyos: “hacemos un respetuoso pero apremiante llamado al Gobierno nacional y a los dirigentes del partido de Gobierno a que tomen conciencia de la peligrosa situación que están generando y de la gravísima responsabilidad que tienen ante Dios y ante el país”.
“A los otros actores políticos los convocamos a trabajar firme y democráticamente en defensa de los derechos ciudadanos descartando cualquier tentación de fuerza. A los líderes del Gobierno y de la oposición los llamamos a la sensatez y a la reflexión, al diálogo verdadero y a promover el encuentro y la unidad entre todos los venezolanos”; y apelan también a la responsabilidad de “los otros actores sociales, empresariales, laborales, culturales y comunicadores sociales”. Sólo entre todos podemos salir de este grave laberinto y construir una “nación libre, soberana e independiente, fundamentados en el respeto de la dignidad y en la vocación a la libertad de toda persona”; único modo digno de celebrar el Bicentenario de la Independencia.
Urge que el Ejecutivo tome medidas de fondo para atender la emergencia de los damnificados, pero sin usarlos como escudo para convertirse en legislador frente al Poder Legislativo electo. En 11 años se han dejado de construir más de un millón de viviendas entre remodelación de barrios y nuevas casas.
Ninguno de estos puntos se resuelve con el teatro presidencial presentado en la Asamblea Nacional. Vimos en escena espectaculares volteretas y hasta un beso enamorado de Marx a la propiedad privada. La situación es muy seria y grave para reírse. Ojalá que ahora el Presidente, de verdad y no en las tablas teatrales, cambie su modo de gobernar, su modelo de país, revise leyes y decisiones anticonstitucionales y abra un camino de esperanza democrática para los venezolanos.

miércoles, 26 de enero de 2011

Un obispo como Dios manda


Por Agustín Cabré R., cmf

El obispo que ejerció de mediador con la guerrilla zapatista en Chiapas, Samuel Ruiz, ha fallecido hoy (24-1-2011) a los 86 años en un hospital de Ciudad de México por complicaciones de salud, informaron a Efe fuentes eclesiásticas.
Ruiz, muy conocido y respetado en México por su labor en favor de la paz y su defensa de los grupos indígenas, había sido reportado muy grave en las últimas horas.
El religioso estuvo a cargo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas desde 1960 a 2000, año en que se jubiló. El obispo fundó en 1989 el Centro Fray Bartolomé de las Casas, que desarrolla desde entonces en Chiapas una labor activista en favor de los pueblos indígenas y que recibió en 2009 el premio que lleva el nombre del fraile español, entregado por los Príncipes de Asturias.
Ruiz contribuyó a llevar a buen puerto la negociación entre el gobierno federal y la guerrilla del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), alzada en armas el 1 de enero de 1994 en Chiapas para reclamar los derechos de los pueblos nativos de la zona.
El religioso ha sido galardonado con numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio Simón Bolívar, concedido por la UNESCO en 2000, "por su especial compromiso personal y su papel en tanto que mediador, contribuyendo así a la paz y al respeto de la dignidad de las minorías".
En 2008, formó asimismo parte de una comisión negociadora con otra guerrilla, el Ejército Popular Revolucionario (EPR), que reclamaba al gobierno la entrega de dos de sus militantes desaparecidos. El proceso se cerró sin resultados.
El actual titular de la diócesis de San Cristóbal, el obispo Felipe Arizmendi, dijo en 2009 durante las celebraciones por los 50 años de la ordenación de Ruiz que la vocación de éste quedó marcada por "descubrir y ver de cerca la marginación de una cantidad de comunidades ante una situación de dominación generalizada".
En su comunicado, el actual obispo de San cristobal señala también que "Su lema episcopal fue: Edificar y Plantar. Y aludiendo a su lema, así terminó su homilía el 25 de enero de 2010, en sus bodas de oro episcopales, en la Plaza Catedral: "Damos infinitas gracias al Señor, Trino y Uno, por habernos hecho hijos suyos y por habernos llamado como pastor de su Iglesia, para edificar y plantar su Reino de justicia, de amor y de paz".

Y añade: Deja como legado su esfuerzo por:
1. La promoción integral de los indígenas, para que sean sujetos en la Iglesia y en la sociedad.
2. La opción preferencial por los pobres y la liberación de los oprimidos, como signo del Reino de Dios.
3. La libertad para denunciar las injusticias ante cualquier poder arbitrario.
4. La defensa de los derechos humanos.
5. La inserción pastoral en la realidad social y en la historia.
6. La inculturación de la Iglesia, promoviendo lo exigido por el Concilio Vaticano II, que haya iglesias autóctonas, encarnadas en las diferentes culturas, indígenas y mestizas.
7. La promoción de la dignidad de la mujer y de su corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad.
8. Una Iglesia abierta al mundo y servidora del pueblo.
9. El ecumenismo no sólo con otras confesiones cristianas, sino con toda religión.
10. Una pastoral de conjunto, con responsabilidades compartidas.
11. La Teología India, como búsqueda de la presencia de Dios en las culturas originarias.
12. El Diaconado Permanente, con un proceso específico entre los indígenas.
13. La reconciliación en las comunidades.
14. La unidad en la diversidad.
15. La comunión afectiva y efectiva con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal (III Sínodo, 571).

Tomado de: http://www.comunidadvirtual.net/
el día 26 de enero de 2011

viernes, 21 de enero de 2011

LA UNIDAD EN LA PRIMERA COMUNIDAD CRISTIANA

Por Su Santidad el Papa
Benedicto XVI
En la semana de la unidad de los cristianos
18-25 de enero 2011

Queridos hermanos y hermanas.
Estamos celebrando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que todos los creyentes en Cristo están invitados a unirse en oración para dar testimonio del profundo vínculo que existe entre ellos y para invocar el don de la comunión plena. Es providencial el hecho de que, en el camino para construir la unidad, se ponga en el centro la oración: esto nos recuerda, una vez más, que la unidad no puede ser un simple producto del actuar humano; es ante todo un don de Dios, que conlleva un crecimiento en la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Concilio Vaticano II dice “Estas oraciones en comunión son, sin duda, un medio muy eficaz para impetrar la gracia de la unidad y constituyen una manifestación auténtica de los vínculos con los cuales los católicos permanecen unidos con los hermanos separados: ' Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos' (Mt 18,20)” (Decr. Unitatis Redintegratio, 8). El camino hacia la unidad visible entre todos los cristianos habita en la oración, porque fundamentalmente la unidad no la “construimos” nosotros, sino que la “construye” Dios, viene de Él, del Misterio trinitario, de la unidad del Padre con el Hijo en el diálogo de amor que es el Espíritu Santo y nuestro esfuerzo ecuménico debe abrirse a la acción divina, debe ser invocación cotidiana de la ayuda de Dios. La Iglesia es suya y no nuestra.
El tema elegido este año para la Semana de Oración hace referencia a la experiencia de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, tal como es descrita por los Hechos de los Apóstoles (hemos escuchado el texto): “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2,42). Debemos considerar que ya en el momento de Pentecostés el Espíritu Santo desciende sobre personas de diversa lengua y cultura: esto significa que la Iglesia abraza desde el principio a gente de diversa procedencia y, sin embargo, precisamente a partir de esas diferencias, el Espíritu crea un único cuerpo. Pentecostés como inicio de la Iglesia marca la ampliación de la Alianza de Dios a todas las criaturas, a todos los pueblos y a todos los tiempos, para que toda la creación camine hacia su verdadero objetivo: ser lugar de unidad y de amor.
En el pasaje citado de los Hechos de los Apóstoles, cuatro características definen a la primera comunidad cristiana de Jerusalén como lugar de unidad y de amor, y san Lucas no sólo quiere describir una evento del pasado. Nos lo ofrece como modelo, como norma para la Iglesia presente, porque estas cuatro características deben constituir siempre la vida de la Iglesia. La primera característica es estar unida en la escucha de las enseñanzas de los Apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en la oración. Como ya he mencionado estos cuatro elementos son todavía hoy, los pilares de la vida de toda comunidad cristiana y constituyen un único y sólido cimiento sobre el cual basar nuestra búsqueda de la unidad visible de la Iglesia.
Ante todo tenemos la escucha de la enseñanza de los Apóstoles, o sea, la escucha del testimonio que estos dan de la misión, la vida, la muerte y la resurrección del Señor Jesús. Es lo que Pablo llama sencillamente el “Evangelio”. Los primeros cristianos recibían el Evangelio de la boca de los Apóstoles, estaban unidos para su escucha y para su proclamación, pues el Evangelio, como afirma san Pablo, “es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen” (Rm 1,16). Todavía hoy, la comunidad de los creyentes reconoce en la referencia a la enseñanza de los Apóstoles la propia norma de fe: cada esfuerzo realizado para la construcción de la unidad entre los cristianos pasa a través de la profundización de la fidelidad al depositum fidei que nos transmitieron los Apóstoles. La firmeza en la fe es la base de nuestra comunión, es la base de la unidad cristiana.
El segundo elemento es la comunión fraterna. En los tiempos de la primera comunidad cristiana, como también en nuestros días, ésta es la expresión más tangible, sobre todo para el mundo exterior, de la unidad entre los discípulos del Señor. Leemos en los Hechos de los Apóstoles – lo hemos escuchado – que los primeros cristianos tenían todo en común, y que quien tenía propiedades y bienes los vendía para distribuirlos a los necesitados (cfr Hch 2,44-45). Esta comunión de los propios bienes ha encontrado, en la historia de la Iglesia, nuevas formas de expresión. Una de estas, en particular, es la de la relación fraternal y de amistad construida entre cristianos de distintas confesiones. La historia del movimiento ecuménico está marcada por dificultades e incertidumbres, pero es también una historia de fraternidad, de cooperación y de comunión humana y espiritual, que ha cambiado de manera significativa las relaciones entre los creyentes en el Señor Jesús: todos estamos comprometidos a continuar en este camino. El segundo elemento es, por tanto, la comunión, que ante todo es comunión con Dios a través de la fe, pero la comunión con Dios crea comunión entre nosotros y se traduce necesariamente en la comunión concreta de la que hablan los Hechos de los Apóstoles, o sea la comunión plena. Nadie en la comunidad cristiana debe pasar hambre, nadie debe ser pobre: es una obligación fundamental. La comunión con Dios, hecha carne en la comunión fraterna, se traduce, en concreto, en el esfuerzo social, en la caridad cristiana, en la justicia.
Tercer elemento. En la vida de la primera comunidad de Jerusalén era esencial también el momento de la fracción del pan, en el que el Señor mismo se hace presente con el único sacrificio de la Cruz en su entregarse completamente por la vida de sus amigos: “Éste es mi cuerpo ofrecido en sacrificio por vosotros… éste es el cáliz de mi Sangre... derramada por vosotros”. “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia” (Enc. Ecclesia de Eucharistia, 1). La comunión en el sacrificio de Cristo es el culmen de nuestra unión con Dios y representa por tanto también la plenitud de la unidad de los discípulos de Cristo, la comunión plena. Durante esta semana de oración por la unidad está particularmente vivo el lamento por la imposibilidad de compartir la misma mesa eucarística, signo de que estamos aún lejos de la realización de esa unidad por la que Cristo oró. Esta experiencia dolorosa, que confiere una dimensión penitencial a nuestra oración, debe convertirse en motivo de un esfuerzo más generoso todavía, por parte de todos; con el fin de que, eliminados todos los obstáculos para la plena comunión, llegue el día en que sea posible reunirse en torno a la mesa del Señor, partir juntos el pan eucarístico y beber todos del mismo cáliz.
Finalmente, la oración, o como dice san Lucas, “las oraciones”, es la cuarta característica de la Iglesia primitiva de Jerusalén descrita en el libro de los Hechos de los Apóstoles. La oración es desde siempre la actitud constante de los discípulos de Cristo, lo que acompaña sus vidas cotidianas en obediencia a la voluntad de Dios, como nos lo atestiguan también las palabras del apóstol Pablo, que escribe a los Tesalonicenses en su primera carta ”Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos vosotros, en Cristo Jesús” (1 Tes 5, 16-18; cfr. Ef 6,18). La oración cristiana, participación en la oración de Jesús, es por excelencia una experiencia filial, como nos lo atestiguan las palabras del Padre Nuestro, oración de la familia -el “nosotros” de los Hijos de Dios, de los hermanos y hermanas- que habla a un Padre común. Estar en actitud de oración implica por tanto abrirse a la fraternidad. Sólo en el “nosotros” podemos decir Padre Nuestro. Abrámonos a la fraternidad que deriva de ser hijos del único Padre celeste, y por tanto a estar dispuestos al perdón y a la reconciliación.
Queridos hermanos y hermanas, como discípulos del Señor tenemos una responsabilidad común hacia el mundo, debemos hacer un servicio común: como la primera comunidad cristiana de Jerusalén, partiendo de lo que ya compartimos, debemos ofrecer un testimonio fuerte, fundado espiritualmente y apoyado por la razón, del único Dios que se ha revelado y que nos habla en Cristo, para ser portadores de un mensaje que oriente e ilumine el camino del hombre de nuestro tiempo, a menudo privado de puntos de referencia claros y válidos. Es importante, entonces, crecer cada día en el amor mutuo, empeñándonos en superar esas barreras que aún existen entre los cristianos; sentir que existe una verdadera unidad interior entre todos aquellos que siguen al Señor; colaborar lo más posible, trabajando juntos sobre las cuestiones aún abiertas; y sobre todo ser conscientes de que en este itinerario el Señor debe asistirnos, tiene que ayudarnos aún mucho, porque sin Él, solos, sin “permanecer en Él” no podemos hacer nada (cfr Jn 15,5).
Queridos amigos, una vez más es en la oración donde nos encontramos reunidos – particularmente en esta semana – junto a todos aquellos que confiesan su fe en Jesucristo, Hijo de Dios: perseveremos en ella, seamos hombres de oración, implorando de Dios el don de la unidad, para que se cumpla en el mundo entero su designio de salvación y de reconciliación. ¡Gracias!

Catequesis pronunciada el miércoles 19 de enero 2011 por el Papa Benedicto XVI durante la Audiencia General, celebrada en el Aula Pablo VI, con peregrinos procedentes de todo el mundo.
Tomada: http://www.zenit.org/

viernes, 14 de enero de 2011

Su Santidad el Papa Juan Pablo II


Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.
Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.
Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.
A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.
Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.
Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.
En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.
El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.
Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.
Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.
Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese número no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.
Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.
Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.
Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.
Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.
Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.
Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.
Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

miércoles, 12 de enero de 2011

ANHELOS DE UNION, JUSTICIA, LIBERTAD Y PAZ PARA VENEZUELA


Exhortación Pastoral
de la Conferencia Episcopal Venezolana


A todos los sacerdotes y diáconos, a los miembros de instituto de vida consagrada, a todos los fieles católicos y a las personas de buena voluntad:

INTRODUCCIÓN

1 Al comenzar este Año Bicentenario de la Declaración de la Independencia, los Arzobispos y Obispos de Venezuela saludamos y bendecimos afectuosamente a todos los venezolanos, y les hacemos una cordial invitación a crecer en la esperanza y la confianza en Dios, Padre misericordioso, Señor de la historia. La celebración de la Navidad nos ha recordado que “Dios es amor” (1) y que Jesucristo está con nosotros (2), para comunicarnos vida, paz y felicidad plena y eterna.
2. Reunidos en nuestra XCV Asamblea Ordinaria queremos compartir con todos los fieles católicos y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad nuestra preocupación sobre la actual situación del país, al cual servimos con nuestra misión pastoral. Igualmente nos proponemos iluminar a la luz del Evangelio de Jesucristo, de la Doctrina Social de la Iglesia y de los principios éticos universales, la difícil coyuntura histórica que vive hoy nuestra patria. Nuestro presente llamado a la unidad, la libertad y la paz quiere ser una contribución al entendimiento político y social, a la edificación de una sociedad fundamentada en el respeto a la vida y a la dignidad de toda persona, en el imperio de la verdad y de la justicia, en el pluralismo, la inclusión social y la democracia.

SOLIDARIDAD CON LOS DAMNIFICADOS

3. Ante todo, expresamos nuestro afecto y más viva solidaridad con las víctimas de las copiosas lluvias caídas en la mayor parte del territorio nacional durante los últimos meses del pasado año 2010. Ellas, y la carencia de una política de prevención y de planificación sostenida que minimice los efectos de las catástrofes naturales, han ocasionado la lamentable pérdida de algunas vidas humanas y de numerosas viviendas, especialmente de compatriotas de escasos recursos materiales. Damos gracias a Dios por la solidaridad y diligencia que han demostrado con nuestros hermanos necesitados los organismos del Gobierno tanto nacional, como estadales y municipales, así como instituciones, asociaciones privadas y personas particulares. La acción solidaria de la Iglesia no se hizo esperar. Numerosas parroquias, escuelas e instituciones han sido centros de acopio, y recibieron en sus instalaciones a los damnificados. Caritas de Venezuela recibió toneladas de alimentos y artículos de primera necesidad, provenientes de comunidades parroquiales y de entidades privadas, y distribuyó dicha ayuda a nuestros hermanos, sin ningún tipo de discriminación social, religiosa o ideológica (3).
4. Ahora, pasada la etapa de la emergencia, es necesario que el Estado realice un trabajo serio, responsable y eficaz para solucionar problemas estructurales de vialidad y vivienda. Además, mientras haya damnificados en los refugios, los venezolanos hemos de apoyarlos con nuestra solidaridad concreta. En este sentido pedimos a los agentes de pastoral, y a los grupos apostólicos organizarse para continuar aliviando el sufrimiento de nuestros hermanos. Recordemos que en cada persona, y especialmente en los más necesitados, encontramos a Nuestro Señor Jesucristo (4), quien nos exige amar preferencial y desinteresadamente a los pobres.

DOSCIENTOS AÑOS DE LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA

5. El 5 de julio de este año 2011 celebraremos, Dios mediante, el Bicentenario de la Declaración de nuestra Independencia como nación. Ya en enero del año pasado, el Episcopado venezolano publicó una Carta Pastoral donde compartía con la comunidad nacional algunas reflexiones sobre el significado y actualidad de este acontecimiento para la Venezuela contemporánea (5). Hoy queremos recordar que aquella solemne Declaración de 1811 comenzaba invocando y poniendo a Dios por testigo de la rectitud de sus propósitos, manifestando explícitamente su ubicación dentro del marco espiritual de la tradición cristiana e inspirándose en ideales de libertad y de justicia, de unidad y de paz (6).
6. Los fundadores de la República emprendieron, con valentía y sacrificio, el largo camino de construir una nación libre, soberana e independiente, fundamentados en el respeto de la dignidad y en la vocación a la libertad de toda persona. El mejor homenaje que hoy podemos tributar a su memoria es honrar y profundizar, en nuestras leyes y en nuestras instituciones republicanas, los ideales que los inspiraron para buscar el bien de la Patria, y respetar la voluntad y decisión del pueblo.

LA SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

7. En este sentido, los Obispos de Venezuela consideramos un ineludible imperativo ético y legal el respeto a la letra y al espíritu de la Constitución vigente. Ella es el fundamento jurídico del estado de derecho y la garante principal de los derechos del pueblo y de cada persona en particular, de la convivencia pacífica entre los ciudadanos y del correcto funcionamiento de las instituciones públicas y privadas.
8. Ahora bien, en diciembre pasado, en medio de la calamidad pública provocada por las persistentes lluvias, y durante el acostumbrado receso de actividades, el Gobierno y la Asamblea Nacional priorizaron una agenda ideológica destinada a la implantación de un sistema socialista y totalitario de Estado y de gobierno contrario a la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada por votación popular el 15 de diciembre 1999. Recordemos que la propuesta de reforma para adecuarla al actual proyecto ideológico del Ejecutivo Nacional, que excluye y discrimina a quienes no compartan la ideología socialista, fue rechazada por la voluntad del pueblo expresada en el referendum del 2 de diciembre de 2007.
9. En ese marco se ha dictado una ley habilitante que confiere poderes especiales al Presidente de la República para legislar por un lapso de 18 meses con la justificación de la gravísima emergencia de infraestructura en vialidad y viviendas provocada por las lluvias. Esta ley confiere al Presidente poderes especiales para legislar en aspectos que nada tienen que ver con dicha emergencia, y delega en el Ejecutivo una facultad extraordinaria, más allá del período para el cual fueron electos los anteriores diputados, limitando así a la nueva Asamblea Nacional en una de sus facultades esenciales. Esto es un inaceptable desconocimiento de la voluntad popular expresada en las elecciones legislativas del pasado 26 de septiembre.
10. La Asamblea, en menos de un mes, aprobó veinticinco leyes, muchas de las cuales contienen disposiciones que restringen derechos y garantías de los venezolanos, e incorporan propuestas de la reforma a la Constitución que fueron rechazadas por el pueblo en el referendum del 2 de diciembre de 2007 (7). Nos preocupan, entre otras, las así llamadas “leyes del Poder Popular”, que confieren atribuciones a las “comunas, directamente vinculadas al Ejecutivo Nacional, con menoscabo de la forma federal descentralizada del Estado (8), pues no se corresponden con la organización político- territorial de la República establecida en la Constitución, crean unas estructuras nuevas, con un contenido ideológico excluyente, centralizador y presidencialista, e invaden el ámbito de competencias de las Gobernaciones, Alcaldías y Parroquias.
11. Leyes relacionadas, entre otras cosas, con las telecomunicaciones y la responsabilidad social de radio y televisión, con Partidos Políticos, con las Universidades – ley aprobada por la Asamblea y devuelta por el Presidente -, conllevan limitaciones a derechos fundamentales de los ciudadanos, condicionan la libertad de conciencia y pretenden afianzar el pensamiento único y la hegemonía comunicacional del Gobierno. Por otra parte el Ejecutivo prosigue las expropiaciones, sin cumplir los procedimientos establecidos en la Constitución, atentando así contra la propiedad, derecho inalienable y constitucional de cualquier persona.
12. Las nuevas leyes poco tienen que ver con los problemas reales del país. En efecto: la situación de Venezuela es ya muy grave por el auge incesante de la inseguridad y de la violencia que impera especialmente en las grandes ciudades y en las zonas fronterizas; por la contracción económica, y el progresivo endeudamiento del país; por el inmenso déficit de viviendas y los problemas en la vialidad; por el encarecimiento continuo del costo de la vida que afecta especialmente a los más pobres, y los problemas de suministro de alimentos; por la inhumana situación de las cárceles y la deficiente administración de justicia, caracterizada por el retardo procesal en la mayoría de los juicios. En vez de resolver estos problemas, las recientes leyes crean una gravísima situación política, pues con ellas se pretende imponer a los venezolanos un sistema socialista estatizante y totalitario, que amplía el círculo de la pobreza, y agudiza la dependencia del pueblo respecto de un poder centralista. Desde el punto de vista ético, consideramos que esta manera de proceder no resuelve los problemas de la gente, cercena algunos de sus derechos, e irrespeta y desconoce la voluntad popular mayoritaria expresada reiteradamente por medio del voto.
13. La Asamblea realizó además una nueva modificación al Reglamento Interior y de Debates que minimiza al Poder Legislativo como institución democrática de representación, control y legislación, pues no sólo reduce las posibilidades de intervención de los diputados, sino que obstaculiza el funcionamiento del Parlamento, institución esencial del sistema democrático.
14. Como ciudadanos, como cristianos y pastores de la Iglesia, los Obispos no podemos callar. Jesús nos enseña que el poder no debe ser ejercido como un dominio sobre los demás, como si los gobernantes fueran dueños de las naciones, sino más bien como un servicio a todos (8). Por lo tanto, para nosotros los cristianos el poder no es un fin en sí mismo. Es un servicio de los gobernantes al bien común de todos los ciudadanos. Las autoridades del Estado no pueden asumir el control total de la vida de las personas, y tampoco establecer las condiciones para eternizarse en el ejercicio del poder. Es contrario a los valores cristianos, a los derechos humanos y al sentido común destruir al que piensa diferente, o condenarlo al silencio (9).
15. Nos preocupa hondamente la nueva radicalización política, pues sin duda provoca una gravísima situación de conflicto. En 1998, La Conferencia Episcopal Venezolana manifestó su rechazo a cualquier tentación totalitaria (10). Ahora nos encontramos ante la pretensión de imponer un sistema político socialista-marxista y totalitario, contrario al sistema democrático consagrado en la Constitución de 1999, y reafirmado con el rechazo a la propuesta de reforma constitucional. Los Obispos consideramos que esta imposición es moralmente inaceptable, pues ofende la dignidad de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios, desconoce la soberanía popular y vulnera gravemente el bien común, la institucionalidad democrática y los derechos de los venezolanos.

TRABAJAR POR LA PAZ: EXIGENCIA IRRENUNCIABLE

16. Por ese motivo hacemos un respetuoso pero apremiante llamado al Gobierno Nacional y a los dirigentes del partido de gobierno a que tomen conciencia de la peligrosa situación que están generando, y de la gravísima responsabilidad que tienen ante Dios y ante el país. Les pedimos respetar las exigencias democráticas del pueblo venezolano plasmadas en la Constitución de 1999, y rectificar su propósito de establecer la hegemonía absoluta del Estado sobre todos los espacios y aspectos de la vida de Venezuela. Esta pretensión compromete la libertad, la justicia y los derechos constitucionales del pueblo. Sería un gesto positivo para la estabilidad democrática si, en acatamiento a la voluntad popular expresada en las elecciones legislativas del pasado 26 de septiembre de 2010, se devolviera a la Asamblea Nacional todas sus facultades legislativas.
17. A los otros actores políticos los convocamos a trabajar firme y democráticamente en defensa de los derechos de los ciudadanos descartando cualquier tentación de fuerza. A los líderes del Gobierno y de la oposición los llamamos a la sensatez y a la reflexión, al diálogo verdadero, y a promover el encuentro y la unidad entre todos los venezolanos. Todos debemos resolver los conflictos de manera pacífica y estamos obligados a trabajar por la paz. Por supuesto, los líderes políticos deben trabajar desinteresada y democráticamente en la promoción y defensa del bien común, y de los derechos y aspiraciones del pueblo venezolano. Igualmente, los otros actores sociales, empresariales, laborales, culturales, y comunicadores sociales, tienen una responsabilidad que han de ejercer cabalmente. Todo actor social debe escuchar a la gente, estar con ella, defender sus derechos y trabajar por el bien común.
18. A quienes se sienten agredidos y angustiados por la actual situación política les corresponde constitucionalmente participar en forma responsable y activa, de manera pacífica y democrática, pero firme y decidida, en la promoción y defensa de sus irrenunciables derechos, de la libertad, de la justicia y de la paz. Todos los ciudadanos y, de manera particular los cristianos, estamos llamados a dar nuestra contribución al bien común, exigiendo con firmeza el respeto del orden constitucional y legal, y colaborando a la resolución pacífica de los conflictos. Esta es la actitud que esperamos marque el ejercicio legislativo y contralor de la recién instalada Asamblea Nacional. Nadie debe delegar en otros su propia responsabilidad de ser constructor de la paz.
19. Por nuestra parte, los Obispos de Venezuela, pastores y hermanos de todos sin distinción de ningún tipo, y consagrados por vocación al servicio de nuestro pueblo, manifestamos nuestra indeclinable disponibilidad a trabajar por Venezuela, a ser factores de unidad, y a ejercitar y a promover el diálogo constructivo entre todos los sectores de la sociedad.

CONCLUSIÓN

20. En este Año Bicentenario fortalezcamos la esperanza en Dios, fuente de todo bien, y trabajemos decididamente por una sociedad fraterna y solidaria, justa, libre y pacífica, como la que soñaban los Padres de la Patria hace doscientos años. Es preciso que todos los sectores políticos y sociales descarten la violencia verbal, legal o física como medio para resolver los problemas. Hacemos un llamado a desterrar el odio y la discordia, el revanchismo el insulto y las consignas de muerte. Se ha de respetar incluso a quienes tienen opiniones políticas diferentes. Todo se pierde con la violencia. Todo se gana con el respeto, el diálogo y el encuentro cívico y fraterno.
21. Escuchemos las palabras de Jesucristo: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados los hijos de Dios” (12). Oremos intensa y confiadamente a Cristo, “Rey pacífico” (13), para que nos conceda a todos ser esforzados constructores de la paz. Colocamos estas intenciones en las manos amorosas de María Santísima, Nuestra Señora de Coromoto, a quien rogamos interceda por el futuro, la prosperidad y la reconciliación de todos los venezolanos. ¡Dios bendiga a su pueblo con la paz! (14)
Con nuestra afectuosa bendición episcopal,

Caracas, 11 de enero de 2011
Los Arzobispos y Obispos de Venezuela

Invitamos a que este documento sea difundido y estudiado en las parroquias, en los institutos educativos de la Iglesia, en los movimientos apostólicos, en las Universidades católicas y en las diversas instituciones eclesiales
Notas
1. I Jn,4,8
2. Mt, 28,20)
3. Hasta el 31 de diciembre Caritas de Venezuela ha distribuido 180 toneladas de alimento y enseres varios; 2000 kits de higiene y 20 toneladas de ropa; 37 toneladas de agua; 1000 colchonetas con sus respectivas sábanas; 500 kits de limpieza; se le proporcionó ayuda psicológica a 200 damnificados; se dotaron 100 albergues con primeros auxilios; con el apoyo de Sánitas de Venezuela se entregaron 200 cajas de Cruz Roja con medicamentos para la atención primaria. En todos los Estados en emergencia a través de agentes pastorales y voluntarios de Cáritas, con el apoyo de los párrocos locales, se prodigó acompañamiento espiritual y pastoral. Hasta el 31 de diciembre se recibió un millón de Bs. en alimentos y enseres y 800.000 Bs F en donación a las cuentas de Cáritas.
4. Cf. Mt. 25, 40.
5. Conferencia Episcopal Venezolana: “Carta Pastoral sobre el Bicentenario de la Declaración de Independencia de la República”, XCIII Asamblea Ordinaria del Episcopado Venezolano, Caracas 12 de enero de 2010.
6. Op. cit. nn 6 y 8.
7. En este sentido han sido denunciadas por los Presidentes de las Academias Nacionales como un “desconocimiento del estado de derecho” Pronunciamiento, 22 de diciembre de 2010.
8. Cf. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), art 4
9. Cf. Mc 10, 42-44.
10. “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones”… Declaración Universal de los Derechos Humanos, art.19 , ONU, 1948.
11. Reiteramos lo afirmado por la Conferencia Episcopal Venezolana en vísperas de las elecciones presidenciales del año 1998: “La Iglesia en Venezuela, que ha acompañado el proceso democrático, rechaza todo inmovilismo y tentación totalitaria, ratifica su compromiso por una auténtica democracia, se compromete en su fortalecimiento… (Declaración ante las elecciones” 23 de octubre de 1998, en “Compañeros de Camino, CEV, Ediciones Trípode, 2000).
12. (Mt 5, 9)
13. Is 9,5
14. Cf. Sal. 29,11

sábado, 8 de enero de 2011

Mons. Edgar Peña es Arzobispo y Nuncio


Por Andrés Bravo
Capellán de la UNICA


Un profundo sentimiento de alegría nos ha producido la noticia del nombramiento de Mons. Edgar Robinson Peña Parra como Arzobispo titular de Telepte y Nuncio Apostólico, por parte del Su Santidad Benedicto XVI el 8 de enero. En verdad, no es de extrañar. Pues, quienes lo conocemos sabemos de sus virtudes propias de un pastor que sigue a Jesús hasta consagrarse por entero a su servicio, ama a la Iglesia y trabaja día y noche para su edificación, por los caminos del mundo dónde es exigido su competente servicio sacerdotal.
En nuestra Arquidiócesis de Maracaibo ha dejado huellas pastorales significativas en la Guadalupe (Sierra Maestra) donde da los primeros pasos como neo-presbítero (Poco antes, el 23 de agosto de 1985 es ordenado sacerdote por Mons. Domingo Roa Pérez en la Basílica de Chiquinquirá). Ahí se convierte en acompañante espiritual de los jóvenes, un padre amigo que enseña con las mismas inquietudes juveniles. Eso hace que algunos de sus jóvenes decidan seguir su ejemplo como apóstoles laicos unos y en la vocación sacerdotal otros. Al año es nombrado párroco de la Parroquia San Pablo en la Rotaria con una experiencia breve pero rica. Son casi dos años cuando pasa a un paisaje pastoral totalmente distinto. Ya forjado en las barriadas de la ciudad, se dispone a servir en una parroquia rural: San Rafael de Mara en el pueblo de El Moján. Su pastoral con los jóvenes y con adultos se renueva y crece. Pero, su reto es la vivencia sincera, evangelizadora y, por tanto, santificadora de una muy sentida vivencia de religiosidad popular. Recorrer caseríos con la Palabra de Dios en su boca y en su corazón, vivida en los sacramentos, fructificando en cada marense la convicción del mandamiento nuevo del amor, centro de toda vida cristiana.
En estas comunidades cristianas ha enseñado, con obras y palabras, la importancia de amar a Dios amando sin medida a los hermanos, especialmente a los más necesitados. Otra de su gran virtud transmitida a sus feligreses, es su devoción a la Madre de Dios y de la Iglesia. Sin duda, es Adela su amada madre quien lo parió en la misma barriada de la Chinita (El Saladillo) el 6 de marzo de 1960, la que le amamantó su inmenso amor a Dios y a la Sagrada Dama del Saladillo.
Nuestro hermano Arzobispo y Nuncio Edgar, desde muy joven gusta de leer y estudiar con seriedad y responsabilidad. Al recibir con muy altas calificaciones su título de bachiller en el liceo Andrés Bello de nuestra Ciudad, orienta su vocación hacia el sacerdocio de Jesucristo. Siente su llamado en su apostolado parroquial, acompañado por el ejemplo de excelentes sacerdotes, pero, sobre todo, en su hogar cristiano. El Seminario e Instituto Universitario Santo Tomás De Aquino de la Diócesis de San Cristóbal lo recibe para formarlo en las ciencias humanas, y le otorga el título de Licenciado en Filosofía en 1881. Luego pasa al Seminario e Instituto Universitario Santa Rosa de Lima de Caracas para formarse en las ciencias divinas, culminando con el título de Licenciado en Teología y su ordenación sacerdotal en 1985.
La Santa Sede es avisada de su idoneidad para un servicio universal de mayor responsabilidad y lo llama para su formación diplomática en la Academia Eclesiástica Pontificia (Vaticano); alternándolo con sus estudios de Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma donde recibe el título de Doctor en 1993, después de haber publicado su tesis “Los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano a la luz del Magisterio Pontificio”. Ahí llega a la conclusión de que “el Magisterio Pontificio sobre los derechos humanos en cuanto formulación teórica posee una riqueza que, en mi opinión, no tienen los instrumentos por los cuales el Sistema Interamericano proclama los derechos humanos. En este sentido, el Magisterio Pontificio puede y debe iluminar estos ambientes, responsables de tan alta y noble misión, para que éstas promuevan y protejan los derechos fundamentales del hombre integral, del hombre como individuo-sociedad, del ser humano en todas sus dimensiones: económica, política, social, religiosa, etc. Que junto a los derechos proclamen también los deberes que juntos forman un todo inseparable” (lo tomamos de una copia original que el autor generosamente nos ha dignado regalar). Tema de lo que hemos seguido conversando y Edgar ha seguido profundizando.
Además, en su exigencia misionera al servicio diplomático de la Iglesia, le ha sido útil su especialidad en Derecho Internacional estudiado en la misma universidad Gregoriana, recibiendo su respectivo título en 1993. Su experiencia diplomática la comienza en la Nunciatura Apostólica de Nairobi (Kenia-África); donde representa a la Santa Sede ante las agencias de las Naciones Unidas para el ambiente (UNEP) y para la vivienda (HABITAT). Ahí pudimos, con la gracia de Dios y la generosa hospitalidad de Mons. Edgar, visitarlo, adquiriendo una experiencia espiritual extraordinaria cuando visitamos misiones e intercambiamos con misioneros de gran presencia pastoral y humana. Excelente regalo que jamás será suficiente agradecer.
Más tarde pudimos conocer de su servicio en Belgrado (Yugoslavia), con una fuerte experiencia de guerra a la que no huye responder desde su misión de pastor. En 1999 pasa al servicio en la Misión permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Organizaciones especializadas y la Organización mundial del Comercio, en Ginebra (Suiza). Ahí estuvo hasta el 2002 cuando nos lo acercan a América, como Consejero en la Nunciatura en Tegucigalpa (Honduras) y en el 2005 en la Ciudad de México (México) desde donde Su Santidad lo requiera para Nuncio Apostólico, consagrándolo Arzobispo el 5 de febrero del presente año de gracia.
¡Aleluya¡ Edgar es Arzobispo y Nuncio.

Salutación Inaugural del Presidente de la Conferencia Episcopal en la Nonagésima Quinta Asamblea Ordinaria de la CEV



Por Mons. Ubaldo Ramón Santana Sequera
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana


Emmo. Sr. Cardenal Jorge Urosa Savino
Excmo. Sr. Nuncio, Mons. Pietro Parolin
Arzobispos y Obispos de la CEV,
Hermanos obispos eméritos
Presidentes y demás miembros de las Juntas Directivas de CONVER, CNL, AVEC y la UCAB
Directivos de los Departamentos del SPEV
Invitados especiales
Representantes de los Medios de Comunicación


BIENVENIDA


1. Bendito sea Dios que nos da la oportunidad al inicio de este año de gracia de estar nuevamente reunidos para llevar a cabo la nonagésima quinta (XCV) Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana. Su realización estaba prevista en la ciudad de San Cristóbal en homenaje a los 400 años del Santo Cristo de la Grita y a los 450 años de la ciudad. Las dificultades climáticas y la ausencia del obispo residencial en buena parte del evento nos llevaron a trasladarla a Caracas. Nuestros saludos y parabienes para esa vigorosa, dinámica Iglesia local tachirense y también nuestras disculpas por los inconvenientes que este cambio repentino haya podido causarles... Esperamos poder honrar más adelante su invitación y gozar de su bien ganada fama de Estado de la cordialidad.
2. En este tiempo de Navidad y Epifanía, demos gracias a Dios Padre que tanto amó el mundo que quiso enviar a su Hijo amado, en la plenitud de los tiempos, para ofrecer a todos los pueblos el don de la salvación (Cf Jn 3,16; Gal 4,4-7). Es ese don salvífico que hace del agradecimiento la actitud primordial del cristiano y de la Eucaristía la acción eclesial por excelencia. Que el cultivo de esta actitud existencial en estos días nos prepare a la próxima realización de nuestro próximo Congreso Eucarístico Nacional.


¿A QUE MUNDO VIENE EL HIJO DE DIOS?


3. ¿Qué mundo viene a salvar el Verbo Encarnado? Un mundo, sometido a profundas mutaciones climáticas, sumido en una grave crisis financiera, convulsionado por conflictos bélicos. Un mundo obnubilado por el sueño prometéico de alcanzar mediante la ciencia y la tecnología la felicidad sin Dios, pero atraído también por nuevas expresiones de paganismo idolátrico; un mundo que destina millones y millones de dólares a la fabricación y venta de armas letales y a la carrera armamentista, realiza inmensas inversiones en la rentable industria, del aborto y la eutanasia, y entrega sin escrúpulo alguno a las aves de rapiña de miles de niños para alimentar la maquinaria infernal de tráfico de órganos, de la pornografía infantil y del turismo sexual. Un mundo con millones de seres humanos sumidos en el hambre, el sida y la miseria y condenados inexorablemente a la muerte.
4. Pero también un mundo sediento de espiritualidad, de equidad y de armonía ecológica; capaz de generar milagros de solidaridad como los del rescate de los treinta y tres mineros de Chile y la prodigiosa ayuda desplegada por miles de familias venezolanas a favor de sus hermanos afectados por las recientes lluvias; un mundo capaz de generar grandes líderes como Nelson Mandela; de llegar a acuerdos tímidos pero reales sobre la disminución de fabricación de armas nucleares; de despertar en las nuevas generaciones altos ideales de servicio desinteresado, de convivencia fraterna, de libertad y de justicia social. Es en este mundo, donde el trigo convive con la cizaña (Cf Mt 13,24-30.36-48) que el Hijo de Dios se hizo hombre y quiso quedarse definitivamente (Cf. Mt 28,20) y en el que la Iglesia, tras su Señor y Maestro, está llamada a realizar en su nombre y con la luz de la Verdad, su misión evangelizadora.


COMUNION CON EL SANTO PADRE


5. Saludo en modo particular al Sr. Nuncio Apostólico en Venezuela, Mons. Pietro Parolin. Que el Señor le conceda, Excelencia, un santo y venturoso año 2011.Entre los muchos motivos que nos llevan a manifestar, a través de su Excelencia, nuestro agradecimiento al Santo Padre espigo los siguientes:
• La paternal acogida que brindó a la directiva de la Conferencia Episcopal tanto de modo personal como a través de sus más cercanos colaboradores en nuestra visita institucional a la Santa Sede de octubre pasado. En todo momento sentimos su solicitud y su gran deseo de brindarnos su apoyo y cercanía. Regresamos a casa más fortalecidos, animados y más estrechamente vinculados a la sede petrina.
• La mención que hizo de nuestra patria, golpeada por fenómenos naturales, en su reciente mensaje de Navidad Urbi et Orbi y la generosa ayuda enviada para socorrer las víctimas de esos estragos.
• La exhortación apostólica post sinodal "Verbum Domini" sobre la presencia de la Palabra en la vida y en la misión de la Iglesia, su libro entrevista "Luz del Mundo" y el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2011 sobre "La libertad religiosa camino para la paz".
• Sus oportunas y clarificadoras disposiciones para tratar los casos de los ministros ordenados que han infringido su promesa de celibato y han abusado sexualmente de menores.


ACTIVIDAD DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL EN EL 2010


6. La Conferencia Episcopal desarrolló una intensa actividad en el 2010. Se llevaron a cabo las dos asambleas ordinarias estatutarias, una asamblea extraordinaria en octubre y una reunión de Comisiones Episcopales. Se realizaron 14 reuniones de Presidencia. La CEV emitió dos exhortaciones pastorales, dos cartas pastorales, una sobre el Bicentenario de la Declaración de la Independencia y otra sobre la problemática de la violencia y la inseguridad y un Comunicado después de la asamblea extraordinaria de octubre. Por su parte la Presidencia publicó cuatro comunicados y una carta de solidaridad con el Santo Padre ante injustificados ataques procedentes de diversos medios internacionales.
7. Otros acontecimientos eclesiales de fuerte impacto en la vida de nuestras comunidades cristianas fueron la celebración de los 400 años del Santo Cristo de La Grita, el Tricentenario de la Renovación de la Tablita de Ntra. Sra. de Chiquinquirá y el centenario de la coronación canónica de Ntra. Sra. del Socorro, patrona de Valencia. Esta misma arquidiócesis conjuntamente con la Conferencia y la UCAB, coordinó diversos eventos para dar a conocer la figura de Mons. Salvador Montes de Oca y avanzar hacia la apertura de su causa de canonización. Se nota un creciente interés por avanzar en las distintas causas ya iniciadas y dar a conocer nuevos modelos de santidad que despierten en el pueblo cristiano el deseo de responder con entusiasmo a la vocación universal a la santidad.
8. Tuvimos la dicha de recibir un nuevo obispo en la persona de Mons. Jaime Villaroel y de compartir diversas fechas celebrativas de nuestros hermanos los obispos Roberto Luckert, Francisco de Guruceaga, Vicente Hernández, Tomás Jesús Zárraga, Felipe González quien celebró ayer sus bodas de plata episcopales y Rafael Conde quien celebró el décimo quinto año de consagración episcopal. A todos nuestras sinceras felicitaciones. Varios acontecimientos internacionales imprimieron su sello esperanzador en la vida de nuestras Iglesias: la visita de las reliquias de San Juan Bosco a las Obras salesianas en Venezuela (junio 2010), el Tercer Congreso Latinoamericano de Jóvenes en Los Teques (5-12 de septiembre), el III Encuentro de los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela (1 y 2 de diciembre) al final de cual se dio a conocer un comunicado conjunto. Los Obispos presidentes de Comisiones participaron a su vez en diversos eventos internacionales organizados por la Santa Sede y por el CELAM: la Reunión interamericana "Ecclesia in America" en Quebec, Canadá; la Clausura del Año sacerdotal en Roma; Seminarios sobre Bicentenarios en AL, entre otros (Cf Anexo 1).


CARITAS VENEZUELA EN LA CALAMIDAD CLIMATICA


9. Uno de los acontecimientos que marcó la vida de nuestro país y de nuestra Iglesia ha sido sin duda el trabajo desplegado por Cáritas- Venezuela y las Cáritas diocesanas para atender las emergencias causadas por las lluvias diluvianas, los desbordamientos de los ríos y los deslaves en varias regiones del país, especialmente en el Centro-Norte del país, Táchira, Falcón, la Guajira y el Sur del Lago de Maracaibo. A través de este organismo especializado, la Iglesia, en coordinación con los organismos oficiales e instituciones autorizadas, desplegó todos los recursos de su caridad y de su compromiso solidario a favor de los damnificados, sin estridencias de ningún tipo y sin favoritismo de ninguna especie. Quizás eso no ha sido suficientemente visto o publicitado por los medios. Pero en las comunidades si se sintió esta presencia, gracias a una acción articulada en la que participaron numerosos sacerdotes, fieles y voluntarios de todas las edades.
10. Se dio apoyo a los habitantes damnificados en la emergencia en todos los Estados afectados mediante la entrega de productos de ayuda alimentaria. Hasta el 31 de diciembre se han enviado 180 toneladas de alimento y enseres varios; 2000 kits de higiene y 20 toneladas de ropa; 37 toneladas de agua; 1000 colchonetas con sus respectivas sábanas; 500 kits de limpieza; se le proporcionó ayuda psicológica a 200 damnificados; se dotaron 100 albergues con primeros auxilios; con el apoyo de Sánitas de Venezuela se entregaron 200 cajas de Cruz Roja con medicamentos para la atención primaria. En todos los Estados a través de agentes pastorales y voluntarios de Cáritas, con el apoyo de los párrocos locales, se prodigó acompañamiento espiritual y pastoral. Hasta el 31 de diciembre se recibió un millón de Bs. en alimentos y enseres y 800.000 en donación a las cuentas de Cáritas. Esta respuesta fue posible gracias a la experiencia de este organismo caritativo en la atención de este tipo de calamidades y a los aportes que provinieron de empresas privadas, de la banca, de instituciones y de Iglesias y sobretodo de la inmensa red solidaria conformada por las parroquias y comunidades eclesiales del país y por miles de personas de aquí y del extranjero1.
11. Es justo reconocer la gran labor llevada a cabo por nuestras Caritas y el alto nivel de credibilidad del que goza en todas las esferas. Le agradecemos este noble servicio y les animamos a seguir enfatizando la ayuda solidaria a nuestros hermanos más necesitados para contar en el futuro con un organismo caritativo más eficiente y especializado. Extendemos este reconocimiento a los organismos que conforman la Red de acción social de la Iglesia, particularmente Fe y Alegría, CESAP, AVEC, OCASIS entre otras.


INTERPELACION DEL CARDENAL JORGE UROSA


12. Sin duda, una situación que captó la atención nacional e internacional y provocó fuertes tensiones en las relaciones del Episcopado con el Gobierno fueron los hechos que se suscitaron a raíz las declaraciones del Sr. Cardenal Jorge Urosa, emitidas primero en una entrevista (El Universal 27 de junio de 2010) y luego por medio de un mensaje enviado desde Roma (3 de julio 2010), en las que el purpurado denunció las pretensiones del gobierno de instalar un régimen marxista y comunista, la aprobación de leyes contrarias al espíritu de la Constitución Bolivariana y a la voluntad popular expresadas en el Referéndum del 2 de diciembre del 2007 y la consecuente ruina socio-económica que este tipo de régimen traería para el país. Estas declaraciones trajeron como consecuencia por un lado la adhesión de la Conferencia Episcopal en pleno a la persona y a la postura de el cardenal2 y por otro una andanada de ataques y descalificaciones por parte de los diversos poderes del Estado y la interpelación por parte de la Asamblea Nacional (27 de julio).3


INTERVENCION DE LA IGLESIA EN EL CAMPO POLITICO


13. Lo que se puso en juego en este debate fue el derecho de los Obispos y de la Iglesia en general a participar, desde su rol propio, en la vida política del país. La pregunta es la siguiente: ¿Tienen derecho los obispos venezolanos a emitir su opinión en materia política y a interceder en la vida pública de la nación o se están extralimitando en el ejercicio de sus funciones religiosas? Sobre este tema los obispos somos conscientes de que "el deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los fieles laicos, que, como ciudadanos libres y responsables, se esfuerzan por contribuir a una recta configuración de la vida social, respetando su legítima autonomía y el orden moral natural". Nos compete, junto con el clero contribuir a la purificación de la razón y al despertar moral de las fuerzas necesarias para construir una sociedad justa y fraterna. Sin embargo tenemos también muy claro que es nuestro deber "emitir un juicio moral también sobre cosas que afectan al orden político, cuando lo exijan los derechos humanos fundamentales de la persona o la salvación de las almas… ya que la comunidad política y la Iglesia, si bien justamente separadas, están al servicio del desarrollo integral de cada ser humano y de la sociedad en su conjunto" (Benedicto XVI)4.


NUEVOS FENOMENOS DE INTOLERANCIA RELIGIOSA


14. En este último año se han acentuado los ataques a diversas confesiones religiosas y particularmente a la Iglesia Católica con el propósito de desacreditarla y destruir su credibilidad moral. A lo largo de todo el año el Santo Padre fue objeto de ataques acusándole de ser indulgente con curas pederastas y pidiendo su dimisión. Estos ataques han servido para que muchos católicos se dieran cuenta de que la Iglesia Católica es de nuevo perseguida, de forma cruenta tal y como lo pudimos ver en las masacres cometidas recientemente en la catedral de Bagdad (Irak) y en una Iglesia copta de Alejandría (Egipto), como por medio de la descalificación moral, la injuria, la ridiculización y la burla5. Se persigue con ello acallar la Iglesia, debilitar la influencia de su magisterio en cuestiones relativas a la vida y a la dignidad humana, como el aborto, la eutanasia, el uso terapéutico de células madres las uniones homosexuales y relegar a los católicos a la categoría de ciudadanos de segunda. El recién creado Observatorio de la Intolerancia y la discriminación religiosa en Europa ha puesto en evidencia esta ola de agresividad contra los cristianos y en especial los católicos. Los ataques han sido de tal magnitud que el Papa decidió dedicar el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año al tema de la intolerancia y de la libertad religiosa y en diversas intervenciones recientes defender vigorosamente la centralidad de este derecho dentro del cuerpo de los Derechos Humanos fundamentales.
15. En Venezuela si bien es cierto que hasta el momento tanto el catolicismo como las demás confesiones cristianas y no cristianas gozan del derecho a la libertad religiosa (Cf CRBV Art. 59), sentimos que en vez de crecer y consolidarse, el ejercicio de este derecho se ha venido restringiendo. Los métodos utilizados son muy solapados pero eficaces: restricción de la educación religiosa escolar, eliminación de los signos religiosos en los espacios educativos, promoción de las religiones naturales, descalificación y destrucción moral de líderes religiosos, ocupación de lugares de culto, lentitud en el otorgamiento de visados a religiosos extranjeros, críticas sistemática de los mensajes emitidos por la Conferencia Episcopal Venezolana, intentos de separar al clero y a los fieles de sus legítimos pastores. Se resalta la imagen de una Iglesia alejada de los pobres, al lado de los ricos y los poderosos, que ahuyenta la feligresía de los templos por falta de atención espiritual y pastoral y pierde un creciente número de adherentes por el éxodo de éstos hacia otros movimientos religiosos.


LA CEV, CASA DE DIALOGO Y CONVIVENCIA


16. Ante estas dificultades no debemos amilanarnos. Debemos seguir empeñados en hacerle sentir al pueblo, nuestra cercanía, solidaridad y acompañamiento permanente con nuestro testimonio, y el ministerio evangelizador que realizamos cada día en templos, capillas, ancianatos, orfanatos, guarderías, albergues, dispensarios, comedores e instituciones educativas, ubicados en su gran mayoría en los sectores populares de todas las regiones de Venezuela. En el cumplimiento de este servicio profético nos corresponde ser voceros del pueblo particularmente de los sectores más necesitados; llevar la Palabra de Dios oportuna e inoportunamente (Cf 2 Tim 4,2)a todos sin distinción alguna, sembrar esperanza en los corazones y atender con misericordia a todos los que nos necesiten sin distinción de clase, de color, o de posición ideológica. Debemos procurar cumplir este servicio con voz propia,- "porque es la proclamación la que hace que el Evangelio dé frutos que cambian la vida" (Benedicto XVI)
17. Ante las situaciones de conflictividad que pueden presentarse a lo largo del nuevo año, los cristianos en Venezuela hemos de orientar nuestra acción hacia la construcción de "consensos que ayuden a superar la hostilidad ambiental y a tramitar constructivamente las diferencias" (ICM 163). La Conferencia Episcopal ha de empeñarse en presentarse y actuar como una Institución eclesial, abierta a todos, como un espacio de encuentro, de convivencia y de diálogo. Hay que insistir obstinadamente en el diálogo abierto, continuo y trasparente. Es cierto que hay posturas cerradas en algunos sectores oficiales que bloquean todo avance por este camino pero nuestra misión a veces es predicar lo contradictorio, desde el evangelio. Nuestra tarea ha de estar enfocada hacia la construcción de puentes y la creación de vínculos de comunión y de fraternidad allí donde parece imposible que puedan funcionar.


GRANDES DESAFIOS: CONVERSION ECLESIOLOGICA Y PASTORAL


18. Fuerzas poderosas están moviendo los cimientos del mundo y de las sociedades y de los cuales los cataclismos naturales parecieran ser una dramática expresión. Los cambios son profundos, rápidos e irreversibles. Los viejos modelos políticos, sea el capitalismo liberal como el socialismo marxista, han entrado en crisis y están siendo barridos por la dinámica de la historia. Caudillismos militares y neo populismos de corte mesiánico y nacionalista intentan ocupar su lugar al lado de amenazantes regímenes fundamentalistas teocráticos, con su triste secuela de fanatismo y exclusión.
19. Estas sacudidas anuncian nuevas realidades y exigen de nosotros un permanente y profundo discernimiento eclesial para captar los signos de los tiempos, interpretarlos acertadamente desde el Evangelio y encontrar respuestas creativas y acordes con lo que el Señor quiere de nosotros y el pueblo necesita. Constituyen en su conjunto un poderoso llamado a la conversión y al cambio de vida, posturas fundamentales para ser fieles seguidores de Cristo Jesús y buenos discípulos suyos. Tanto el Papa, el Concilio Plenario y el Documento de Aparecida nos piden una profunda conversión eclesiológica, personal y pastoral (Cf CVI No 5; PPEV NN 105-111; DA NN 365-372). Estos temas merecen ser estudiados más a fondo para asimilarlos personal y comunitariamente y traducirlos en programas pastorales actualizados.
20. Este cambio de mentalidad y de corazón se ha vuelto urgente para prevenir y corregir los escándalos y abusos de menores provocados por clérigos que pudiesen suscitarse en cualquier parte del mundo. Las disposiciones de la Santa Sede en la materia deben ser estudiadas en el seno de nuestra Conferencia para elaborar un protocolo apropiado a nuestro contexto eclesial y legal. Ante tantos escándalos en otros países, es menester que demos un testimonio más claro y atractivo de vida evangélica e invitemos a todos los ministros ordenados a una seria acción testimonial de nuestro celibato en un estilo de vida sobrio, sencillo y coherente.
21. Con relación a la opción preferencial por los pobres, el mismo Concilio Plenario nos hizo tomar conciencia de que "en muchas circunstancias y situaciones los miembros de la Iglesia no hemos llevado a cabo una decidida opción por los pobres". (PPEV 26). Una de las líneas de acción que asumimos en ese mismo documento fue precisamente "reforzar y hacer más clara en nuestra Iglesia la opción preferencial por los pobres como expresión de la Buena Noticia de Salvación", determinación que se concreta seguidamente en cinco puntos concretos: defender la causa de los pobres, reforzar nuestra presencia entre ellos, concientizar sobre el significado de esta opción, fortalecer las organizaciones de base y asumir el potencial evangelizador de los pobres (ibíd. NN. 157-162). Si queremos ser fieles al momento histórico presente necesitamos "incluir en todas las instancias eclesiales del país a los excluidos de modo que se supere el escándalo de un país de mayorías cristianas que marginan a la mayor parte de sus habitantes. Todas las instancias eclesiales sean signos inequívocos de esta dirección evangélica" (ICM 162)"


PASTORAL ORGANICA, PLANIFICADA Y DE CONJUNTO


22. Es urgente que nos avoquemos a una tarea evangelizadora más audaz y coordinada. Seguimos trabajando muy encerrados dentro de nuestras circunscripciones eclesiásticas. No hemos sabido aprovechar el impulso que el Concilio le dio a las provincias eclesiásticas. Necesitamos asumir con mayor contundencia el Concilio Plenario, que acaba de cumplir diez años y cuya proyección se refleja aún muy poco en nuestras Iglesias. ¿Cuántas de nuestras diócesis cuentan con un plan serio de renovación pastoral que conjugue el Concilio con la Misión Continental? Necesitamos un serio examen de autocrítica y sin temores de ningún tipo e impulsar con decisión el desarrollo del Instituto Nacional de Pastoral y otros centros regionales y diocesanos para ayudar a los laicos a vivir su compromiso cristiano y socio-político de una manera unificada y coherente, a través de "una catequesis social y una formación adecuada en la doctrina social de la Iglesia" (Benedicto XVI)


PASTORAL PENITENCIARIA


23. Una pastoral que necesita ser cada vez mejor atendida es la pastoral penitenciaria. El reto es enorme porque el mundo carcelario está plagado de vicios y corruptelas. Los reclusos viven hacinados en recintos superpoblados. En el sistema carcelario venezolano se violan entre otros: el derecho fundamental a la Vida6 al debido proceso, a la sana alimentación y a la higiene sin que haya poder alguno realmente interesado en resolver de raíz los graves problemas que lo aquejan.
24. Esta pastoral se enfrenta en Venezuela al enorme desafío contribuir en la humanización de las cárceles e introducir en el complejo mundo penitenciario nacional la savia liberadora del Evangelio.7 Uno de los grandes logros en estos últimos años ha sido la conformación del voluntariado penitenciario, organizado, formado y eficiente, capaz de asumir roles de liderazgo y coordinación en las estructuras pastorales de los centros penitenciarios y de incluir a los privados de libertad en roles de evangelización.
25. A pesar de las restricciones y de las requisas reglamentarias, se puede aún desarrollar con plena libertad y apoyo institucional la tarea evangelizadora. Por eso animamos a todos los capellanes, voluntarios y agentes pastorales y a las familias de los reclusos incorporadas a esta pastoral a seguir adelante porque se necesita ser valientes y perseverantes testigos de la misericordia para encender en aquellas tinieblas los rayos salvadores de la caridad y de la esperanza.
26. Elevamos nuestra voz una vez más en defensa y apoyo de quienes se sienten privados de libertad a causa de sus opciones políticas o por expresar con legitimidad sus opiniones personales –actitudes además garantizadas por el derecho constitucional-. A todos les manifestamos nuestra solidaridad de múltiples maneras particularmente a través del consuelo de las visitas y de nuestras oraciones para que puedan mantenerse firmes en la fe en medio de tantas tribulaciones.


SERVICIO PROFETICO A FAVOR DE LOS DERECHOS HUMANOS


27. El narcotráfico, la trata y tráfico de seres humanos, el sicariato, el secuestro y la extorsión, la impunidad con que se mueven los grupos irregulares armados en las fronteras, la proliferación de las bandas armadas en barrios, campos y suburbios urbanos conforman un conjunto de violaciones masivas que atentan contra los derechos humanos fundamentales y traen nefastas consecuencias en la calidad de vida de nuestra sociedad.
La amenaza de la violencia y de la cultura de la muerte, tantos y reiterados atentados, son realidades que nos interpelan a ser mucho más incisivos y proféticos en la defensa de los derechos humanos. Cuando los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas lo exigen, los pastores tenemos el grave deber de emitir un juicio moral, incluso en temas políticos. A la hora de defender la vida, nos recuerda el Santo Padre 'no debemos temer la hostilidad y la impopularidad, rechazando todo compromiso y ambigüedad que nos conformarían con la mentalidad de este mundo'. En el ámbito de la defensa de los más débiles ¿quién es más indefenso que un niño no nacido o un paciente en estado vegetativo o terminal?"


ELECCIONES Y LEYES NUEVAS


28. Las elecciones del 26 de septiembre de 2010 muestran por un lado al país dividido en dos grandes bloques, atraídos por las posiciones polares, y por otro una sociedad deseosa de que se produzcan cambios en la correlación de las fuerzas políticas que han dominado en los últimos años. La respuesta del gobierno y del partido oficial, lejos de acatar la voluntad popular, ha sido la de acelerar la radicalización a través de la aprobación apresurada de un paquete de leyes por la Asamblea Nacional. Estas acciones polarizan aún más la sociedad política, incitan al surgimiento de situaciones de conflicto político y estrechan los márgenes de diálogo y negociación entre la diversidad de actores e intereses que constituyen la compleja sociedad venezolana actual y sus relaciones con el mundo.
29. Aspectos contenidos en las leyes aprobadas sin respetar los pasos reglamentarios ni las debidas consultas en las últimas dos semanas de sesiones de la Asamblea Nacional en 2010, contrarían el espíritu y la letra de la Constitución, favorecen la implantación del proyecto de los actuales gobernantes y más aún, desconocen, explícitamente, la expresión mayoritaria de los electores en el Referendo de 2007 sobre la propuesta de reforma constitucional.
30. Hay que prestar especial atención a cualquier ley o proyecto de ley que se presente en la Asamblea Nacional que involucre un tema tan álgido y delicado como es la educación en cualquiera de sus niveles. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, desde su preámbulo y a lo largo de su articulado establece las características de la educación que ansía la sociedad venezolana y que sus leyes deben garantizar. El cuerpo universitario en su conjunto debe actuar con sabiduría, audacia, creatividad, prudencia y paciencia y participar activamente en la creación de un modelo de universidad, en el marco de la Constitución, que contribuya a construir el futuro que sueña el pueblo venezolano.


CAMBIO DE RUMBO


31. Vamos por un rumbo equivocado si no se supera la intolerancia y las fuerzas políticas no se ponen de acuerdo para construir consensos, luchar juntos contra la corrupción, la inseguridad, la violencia armada, la pobreza, el déficit de viviendas y tantos otros males que aquejan a nuestra patria y que un solo sector político no puede resolver. Todos nos necesitamos para construir cimientos sólidos para nuestra patria y dotarla de la suficiente legitimidad para alcanzar la estabilidad y ampliar y fortalecer la organización del pueblo en todos sus niveles.
32. No se trata de volver atrás sino de hacer realidad el espíritu de creatividad popular que inspiró la constituyente y se plasmó en el texto constitucional. La Constitución de 1999 debe ser el punto de partida para construir a partir de ella el país que se soñó: el Estado Social de Derecho y de Justicia, inclusivo, productivo, integrado a los pueblos de América Latina y el Caribe, en sintonía con las naciones del mundo que buscan el camino de la superación de la pobreza, la liberación de los pueblos, el equilibrio ecológico y el desarrollo sustentable que garantice la vida de todos los habitantes del planeta.


AGENDA DE LA XCV ASAMBLEA


33. La agenda de nuestra presente asamblea, además de los temas ordinarios y protocolares, se centra en temas internos: Retiro espiritual, candidatos al episcopado, nuevas circunscripciones eclesiásticas; estudio del Ritual de Iniciación cristiana de adultos; preparación del Congreso Eucarístico Nacional; monitoreo de la Misión Continental; primer simposio teológico-pastoral preparatorio del IV Congreso Americano Misionero. También figura el análisis de la situación nacional y eclesial. Nos corresponde examinar con mirada y corazón pastoral y en un clima sereno de oración y fraternidad, la nueva realidad jurídica y política que ha ido emergiendo de las recientes elecciones de diputados a la Asamblea Nacional, de la apresurada aprobación de leyes por parte de la Asamblea Nacional saliente y de los poderes conferidos al Señor Presidente para legislar por Ley habilitante durante 18 meses.


CONCLUSION


34. Al inicio de este nuevo año, frente a tantos retos, los pastores debemos hacer acopio de esperanza para transmitirla al pueblo cristiano que nos ha sido confiado. El testimonio que laicos, consagrados y pastores, animados por la fuerza renovadora del Espíritu Santo, seamos capaces de dar en la construcción de la comunión desde la diversidad de nuestros carismas y funciones, será una de las mejores contribuciones que podremos brindar en este momento para la gestación de una nueva sociedad que transparente los valores del reino de Dios. Confiamos nuestras labores a Nuestra Madre la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela y le pedimos bendiga esta nonagésima quinta Asamblea que en nombre de Dios declaro inaugurada. Muchas gracias.


Caracas 7 de enero de 2011

miércoles, 5 de enero de 2011

A vueltas con Pío XII



Por el Dr. César Vidal
Escritor, periodista e historiador español
Escrito el 29.X.2008 en http://www.conoze.com/

Una de las razones —y no son escasas— por las que el cultivo de la Historia resulta indispensable es que nos acerca a la realidad por encima del mito. Uno de los más recurrentes es el que adjudica a Pío XII el papel de pontífice de Hitler. La acusación intenta sustentarse en la germanofilia del pontífice y, de manera especial, en su silencio ante el Holocausto. Que Pío XII gustaba de la cultura alemana es cierto, pero pretender que todos los que aman la obra de Beethoven, Bach o Goethe son unos nazis es una majadería. Por otro lado, acusarlo de pasividad ante el Holocausto es una calumnia.
Eugenio Pacelli, el futuro Pío XII, vivió en una época crispadamente difícil. En Rusia, se había creado el primer estado totalitario de la Historia y millones de creyentes — en su mayoría ortodoxos, pero también católicos y protestantes — fueron fusilados, torturados o enviados a campos de concentración. El propio Pacelli pudo comprobar cuando era nuncio en Alemania de lo que eran capaces los comunistas y nunca lo olvidó. A pesar de lo que esa experiencia lo marcó, no lo llevó a contemplar con simpatía a Hitler. Ya siendo papa, Pío XII se planteó la posibilidad de una denuncia pública y explícita de la persecución de los judíos, pero las consecuencias de ese tipo de acción resultaron terribles. La represión sufrida por los católicos en Holanda —donde se adoptó esa conducta— la certeza de que las represalias contra los católicos en naciones ocupadas por Hitler podrían ser pavorosas y, posiblemente, el ejemplo de lo que había pasado con la Iglesia confesante en Alemania acabaron determinando otro comportamiento. Sin dejar de condenar el nacional-socialismo alemán de manera pública y contundente —el discurso de Navidad de 1942 es un buen ejemplo— Pío XII optó por proporcionar información al exterior acerca de los crímenes cometidos por el III Reich y por intentar salvar a cuantos judíos fuera posible. Resulta significativo que el departamento de Estado norteamericano recibiera en 1942 las primeras noticias sobre las cámaras de gas de fuentes vaticanas.
También es harto elocuente que en Italia —y no sólo en Italia— las autoridades eclesiásticas y las órdenes religiosas organizaran un sistema de salvamento de judíos que permitió que decenas de millares no fueran deportados a Auchswitz. Así lo comprendieron desde Zolli, el rabino de Roma que se convirtió al catolicismo y fue bautizado con el nombre de Eugenio por Pío XII, a Einstein pasando por Golda Meir que señaló como «la voz del pontífice se ha levantado en favor de las víctimas». Pío XII seguramente hizo todo lo que podía teniendo en cuenta que de sus palabras dependía el futuro de millones que no eran judíos y cuyos sufrimientos quiso también aliviar.
Y, desde luego, se comportó mejor que el Stalin que no movió un dedo para impedir el Holocausto y firmó un pacto con el Hitler de las leyes de Nuremberg o que Roosevelt que se negó, a pesar de las peticiones de Churchill, a bombardear las vías férreas que llevaban a Auchswitz por temor a las represalias sobre sus pilotos. La pregunta sobre si pudo salvar a más —pregunta que atormentó al propio Schindler— no se responde calumniándolo a posteriori sino reconociendo que casi todo el mundo, a diferencia de él, contempló el Holocausto sin reaccionar.

Evangelización y Justicia

Andrés Bravo
Capellán de la UNICA


Se podrán dar cuenta de mi aprecio por la Verbum Domini de Benedicto XVI. Pues, al escribir mi artículo anterior invité a su lectura y estudio porque la considero de gran importancia para nuestra vida de fe. Ahora quiero seguir insistiendo tomando uno de los temas más desafiante para la Iglesia hoy. Se trata de la Justicia Social que, sin duda, es central en la Sagrada Escritura, especialmente en la predicación de Jesús del reinado de Dios. Él lo ha dicho en el Sermón del Monte, al criticarnos que nuestras inquietudes son egoístas y materialistas, cuando lo más importante es buscar el reinado de Dios y su justicia (cf. Mt 6,33).
Es por eso que la justicia es también central en la misión evangelizadora de la Iglesia, de ello nos habla nuestro documento (100). Es el servicio solidario que Ella presta a la humanidad con el fin de lograr la fraternidad universal, como lo afirma en el Vaticano II. Por su parte, la Iglesia latinoamericana mantiene viva la convicción de que la búsqueda cristiana de la justicia es una exigencia de la enseñanza bíblica. Así lo asegura en las Conclusiones de Medellín: “el amor a Cristo y a nuestros hermanos será… la inspiradora de la justicia social, entendida como concepción de vida y como impulso hacia el desarrollo integral de nuestros pueblos” (Justicia 6). Esta es una constante en el magisterio, se podrá aclarar mejor con el documento de Santo Domingo que, al hablar de la promoción humana como la dimensión privilegiada de la nueva evangelización, citando la Evangelii nuntiandi de Paulo VI, plantea que se evangeliza no a un ser abstracto, sino a un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Y, en esta misión, se exige combatir las situaciones muy concretas de injusticias y restaurar la justicia social, porque “¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (157).
Benedicto XVI no puede olvidar este tema, cuando el mundo le está exigiendo un mayor compromiso por la justicia social. Una vez más, el magisterio nos ilumina: “La Palabra de Dios impulsa al hombre a entablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia; da fe del valor precioso ante Dios de todos los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y más habitable. La misma Palabra de Dios denuncia sin ambigüedades las injusticias y promueve la solidaridad y la igualdad. Por eso, a la luz de las palabras del Señor, reconocemos los signos de los tiempos que hay en la historia y no rehuimos el compromiso a favor de los que sufren y son víctimas del egoísmo. El Sínodo ha recordado que el compromiso por la justicia y la transformación del mundo forma parte de la evangelización” (100).