lunes, 25 de octubre de 2010

CAMINEMOS A LA LUZ DEL SEÑOR

Comunicado de la
XLI Asamblea extraordinaria plenaria de la
Conferencia Episcipal de Venezuela


1.- Reunidos en Asamblea Extraordinaria, los Arzobispos y Obispos de Venezuela queremos hacer llegar a toda la familia venezolana, nuestro saludo y bendición. Siendo nuestra última reunión plenaria del año y acercándose los tiempos de Adviento y Navidad queremos compartir los esperanzadores mensajes de paz que acompañan el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo y su presencia en el mundo como manifestación visible del amor de Dios.

2.- Los invitamos a leer con detenimiento, de manera personal, familiar o en asamblea de oración, los textos bíblicos del Adviento y la Navidad, tales como el capítulo 2 del Profeta Isaías quien nos invita a elevar nuestra mirada a Dios que salva, a convertirnos, cambiar de mentalidad, forma de vida y de actuar, abrirnos a la reconciliación y la fraternidad. Este es el camino adecuado para construir el mundo feliz que todos anhelamos. Debemos emplear los recursos para el progreso no para la destrucción, adiestrar a los niños y jóvenes para el trabajo productivo no para la guerra, forjar de las espadas arados para una convivencia fraterna.

3.- En este espíritu, compartimos la alegría y el éxito logrado por nuestros hermanos chilenos en el rescate de los 33 mineros atrapados en una mina. Su feliz reencuentro constituye una lección para el mundo entero de lo que puede la unión de esfuerzos, el respeto a la vida, la lucha mancomunada para poner los recursos de la ciencia y la tecnología al servicio de la persona humana. Al mismo tiempo, es un alerta para que se asuman las responsabilidades y se creen condiciones adecuadas para el trabajo humano. Allí estuvo presente, además, como lo señalaron muchos, la fe y la esperanza en el Señor de la vida, que eleva los espíritus y los alienta con el mandamiento supremo del amor a Dios y a los seres humanos.

4.- Concluido el proceso electoral del 26 de septiembre, estimamos que llega la hora de establecer puentes y ampliar caminos de reconciliación y de paz. La comprobación de que el país está dividido en dos, con el peligro real de mantenerse de espaldas un grupo contra el otro, nos obliga a hacer de este momento histórico un camino de entendimiento. Es la hora del reencuentro. Los venezolanos tenemos que sentirnos sujetos activos, atendidos y acompañados en las angustias y esperanzas.

5.- El gran protagonista y el auténtico ganador ha sido el pueblo venezolano, que ha participado masivamente en la jornada electoral. Esto es un claro indicio de su anhelo de buscar soluciones a los problemas sociales por caminos de mutuo respeto, de diálogo y de solidaridad sin exclusiones. El pueblo está cansado de conflictividades, odios, violencias destructoras sin sentido, promesas incumplidas. Lo que el pueblo quiere y reclama es que se le escuche y atienda, que se le dé solución concertada, pacífica y consensual a sus problemas concretos, a sus reales necesidades y a sus legítimos anhelos.

6.- De quienes han sido elegido diputados se espera que promuevan un modelo de país que supere la polarización y el enfrentamiento. Estamos ante el reto de asumir un proyecto democrático común que favorezca una cultura política de cooperación mutua y no de eliminación del adversario.

7.- Un campo de encuentro es el de la solución de la problemática educativa y universitaria. Los defectos o vicios que puedan existir deben ser denunciados y corregidos pero consideramos de justicia la lucha emprendida por los universitarios en sus reivindicaciones salariales y por un presupuesto adecuado a fin de cumplir con una educación de calidad. La democracia se consolida en la pluralidad y el respeto. No se puede desmantelar la herencia acumulada a lo largo de muchas décadas o imponer una dirección ideológica única. Un genuino humanismo debe exaltar la libertad y la responsabilidad, apoyar la pluralidad para encontrar afanosamente la verdad compartida por la mayoría.

8.- Se habla de un nuevo Código Orgánico Penal. Es un instrumento necesario en cualquier sociedad y después de la Constitución, es un instrumento jurídico fundamental. La importancia y trascendencia de los temas que debe contener este instrumento exigen una amplia consulta y un gran consenso. Este cuerpo legal debe tener un sentido pedagógico, promover la cultura de la vida y el respeto de los unos para con los otros y no alimentar la exclusión.

9.- Tener mejor calidad de vida y favorecer la convivencia ciudadana no se logra con abrir la puerta para legalizar, despenalizar o criminalizar acciones o situaciones que encierran un menosprecio a la vida como el aborto, la eutanasia, el secuestro. Los derechos de la gente tocan a la racionalidad y al discernimiento. Invitamos a releer la Encíclica “El Evangelio de la Vida” de Juan Pablo II, publicada hace quince años pues sigue teniendo vigencia hoy día.

10.- Se están cumpliendo diez años del inicio del Concilio Plenario de Venezuela. En sus documentos se nos presenta un proyecto pastoral de la Iglesia como pueblo de Dios, que anima a la participación y la corresponsabilidad de los bautizados. El Concilio desafía hacer de las diócesis, parroquias, colegios, universidades, movimientos apostólicos, espacios de diálogo, de discusión, de crecimiento y de comunión.

11.- Que el Señor en el tiempo de Adviento y Navidad despierte en nosotros el deseo de prepararnos a la venida de Cristo con la práctica de las obras de misericordia, que en estos momentos en Venezuela pasan por el diálogo y el entendimiento entre todos, para que, podamos entrar al Reino de los cielos. Con nuestra bendición.

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 21 de octubre de 2010

martes, 19 de octubre de 2010

Elogio de la siesta

Leonardo Boff
Teólogo Brasileño

Después de que el periodista y amigo Zuenir Ventura se aventurara, en un importante periódico de Río (29/05), a exaltar los beneficios de la siesta como algo que es bueno para la salud, y más aún, que es una necesidad biológica que vuelve a las personas más inteligentes, me he animado a hacer el elogio de la siesta. Es un viejo propósito que alimento desde hace años, en los que he hecho incluso investigaciones sobre el asunto. Pretendo justificar que soy un siestero inveterado. Tan inveterado que condiciono algunas conferencias a la posibilidad de echar una pequeña siesta después del almuerzo aunque sea en una butaca o en la silla.
En Friburgo (Alemania) tomaron tan en serio mi deseo que en una sala montaron una cama de campaña para que pudiese echar la bendita siesta. Pero no lo conseguí, porque algunos alemanes tienen el mal gusto de organizar durante el almuerzo un encuentro con algún grupo que quiere conversar hasta sobre cuestiones metafísicas. El resultado es que echan a perder la comida, o uno acaba no comiendo o, lo que es peor, no le queda tiempo para echarse la indispensable siestecita.
Personalmente soy siempre recalcitrante para irme a la cama. No me gusta dormir y retraso lo más que puedo la hora de acostarme. Pero pocas cosas hay mejores, entre las gratas satisfacciones que el Creador dio a los «degradados» hijos e hijas de Adán y Eva, que una buena siesta. No es necesario que sea larga. Bastan unos 20 minutos. A excepción de los sábados y domingos, en que, como buen descendiente de italianos, tomo dos vasos de vino. No tanto por el vino sino por aquello de que propicia una siesta más profunda y más prolongada. Ahí duermo «a pierna suelta», como dicen los españoles, bien traducido por nuestra gente de Minas Gerais: “durmo de pé espalhado”.
Es misterioso el origen de la siesta, pero por su bondad intrínseca debe estar ligada al proceso de la antropogénesis, o sea, debe existir desde que apareció el ser humano. Si hasta los animales hacen siesta, ¿cómo no íbamos a hacerla los humanos, hermanos y hermanas más complejos de los animales?
Algunos creen que en Occidente fue introducida oficialmente por los monjes y los frailes. Hay un sabroso dicho español que dice: «si quieres matar a un fraile, quítale la siesta y dale de comer tarde». En España la siesta es tan sagrada que gran parte del comercio cierra durante esas horas. En los conventos pude ver que algunos frailes llegaban a ponerse el pijama para hacer la siesta, especialmente después de haber tomado unos vasitos de vino seguidos de un excelente coñac.
Se dice que Newton y Churchill tuvieron sus mejores ideas después de la siesta. Víctor Hugo habló de la siesta al referirse al león en un poema que lleva por título La meridienne du lion (la siesta del león). Baudelaire en La belle Dorothée dice inteligentemente por qué hacía siesta: «la siesta es una especie de muerte sabrosa, en la cual quien duerme, semidespierto, degusta el placer de su desaparición». René Louis, en sus Mémoires d\'un Siesteur (Memorias de un siestero) dice muy bien: «la siesta me permite observar durmiendo; es el momento en que el tiempo para y se calla». F. Audouard, en sus Pensées dice hermosamente: «En Provenza amanece dos veces: por la mañana y después de la siesta».
Aquí está para mí lo bueno de la siesta: nos brinda una segunda noche y dos nacimientos del sol. La siesta nos permite tener, en el mismo día, un segundo día. Al despertar de la siesta, todo recomienza con renovado vigor como si el día volviera a empezar.
Si me quitan la siesta, el cuerpo se venga, especialmente si estoy oyendo una charla: dormito, pestañeo y no es raro que eche una cabezadita. No puedo imaginar un día entero de actividad mental, prestando atención a tantas cosas y teniendo que ordenar no sé cuantas ideas sin una siesta reparadora.
La siesta es una sabia invención de la vida. Descansa la cabeza, hace olvidar las contrariedades y nos da la rara experiencia virtual de morir dulcemente (el sueño es una bella metáfora de la muerte) y resucitar de nuevo.

Tomado: La columna semanal de Leonardo Boff

Servicios Koinonia (fue publicado el día 07-09-2010)
http://www.serviciokoinonia.org.boff

jueves, 14 de octubre de 2010

San Alberto Hurtado: una vida con sentido trascendente


Andrés Bravo
Capellán de la UNICA

El jesuita chileno Alberto Hurtado Cruchaga es un ser transparente de una existencia auténtica, vivida con sentido trascendente, fiel al seguimiento de Jesús en su Iglesia. Él mismo lo expresa diciendo que el camino de su vida es la voluntad de Dios, su santificación, colaborar con Dios, realizar su obra. Y se pregunta: “¿Habrá algo más grande, más digno, más hermoso, más capaz de entusiasmar?”. Así vive eternamente. Hoy sigue como antorcha encendida iluminando los caminos de los universitarios a quienes tanta dedicación consagró. Sigue siendo entusiasta y entusiasmando, como “un fuego que enciende otros fuegos”.
Chile lo vio nacer el 22 de enero de 1901 del seno de la familia de Alberto Hurtado Larraín y Ana Cruchaga Tocornal. A causa de la muerte de su padre, cuando apenas contaba cuatro años de edad, Alberto es obligado a trasladarse con su familia a la capital para habitar con su tío Jorge Cruchaga. Ahí recibe sus primeras enseñanzas en el Colegio San Ignacio finalizadas en 1917. Pero, su vida familiar y estudiantil va integrada a su fe cristiana vivida apostólicamente. En 1909 recibe la primera comunión y es confirmado al siguiente año. Ya en 1911 comienza su compromiso apostólico como miembro de las Congregaciones Marianas.
En 1918 inicia sus estudios universitarios de Derecho en la Universidad Católica de Chile. Un universitario inquieto, siempre movido por su seguimiento a Jesús. Activista político en el Partido Conservador, en el Centro de Alumnos de Derecho y dedicado a los pobres en el Patronato de Andacollo. La cuestión obrera también ocupa su vida apostólica con gran entusiasmo. Participa en el Círculo de Estudios León XIII y se convierte en instructor de obreros en el Instituto Nocturno San Ignacio.
Para obtener su título de Bachiller en Derecho presenta en 1922 un trabajo sobre La reglamentación del trabajo de los niños. Al año siguiente, para su licenciatura en Leyes y Ciencias Políticas, presenta: El trabajo a domicilio. El mismo año presenta su examen final calificado de sobresaliente. Sin duda, su vida universitaria entre su activismo político, su apostolado cristiano y su competencia académica, hacen de Alberto Hurtado una persona auténtica.
No podemos dejar de mencionar su amistad con quien es su compañero y más tarde Obispo y hasta Presidente del CELAM, Mons. Manuel Larraín. Junto a este gran amigo, Alberto pudo descubrir su vocación religiosa y sacerdotal. Es importante destacar que él siempre busca descubrir la voluntad de Dios, “¿Qué quiere Dios para mí?”. Toda vida es una vocación. Todos tenemos una misión que da sentido trascendente a nuestro existir. La Universidad Católica de Chile sintió que entregaba a Dios uno de sus mejores estudiantes cuando en el año 1923 Alberto entra al Noviciado de la Compañía de Jesús (Jesuitas). Entre los años 1927 y 1931 estudia filosofía y teología en Barcelona (España). Continúa la teología en Lovaina (Bélgica).
Es ordenado Sacerdote el 24 de agosto de 1933 en Lovaina. Al año siguiente aprueba el examen Ad Gradum de Teología y su examen para el Doctorado en Ciencias Pedagógicas en la misma Universidad de Lovaina.
Su Universidad Católica de Chile no deja de sentir su presencia, aun lejos trata de impulsar la Facultad de Teología. Retornando a su país el año 1936, comienza su apostolado con los jóvenes y universitarios en general. En su Universidad como profesor, predicador de retiros espirituales y su misión de Pastoral Universitaria. Además, su asesoría espiritual de la Acción Católica a nivel diocesano. También trabaja con estudiantes liceístas.
En Santiago de Chile, el año 1945, comienza su obra social de inspiración cristiana de mayor importancia en el país, el Hogar de Cristo. Ahora “Cristo, acurrucado bajo los puentes, en la persona de tantos niños que no tienen a quién llamar padre, que carecen hace muchos años del beso de madre sobre su frente”, tiene un hogar. En 1947, con un grupo de universitarios constituye la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH) y establece un centro de formación sindical cristiano. En 1951 funda la revista Mensaje de formación cristiana.
Con la única inquietud por los pobres y necesitados, pero con una existencia disparada a la eternidad, como él mismo lo enseña, sufrió su enfermedad manifestando su fe en las palabras inolvidables para la humanidad: “Contento Señor, contento”. Así parte a la casa del Padre Dios a las 5 de la tarde del 18 de agosto de 1952. Joven, como “un fuego que enciende otros fuegos”, Juan Pablo II lo beatifica el 16 de octubre de 1994 y es canonizado por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2005. Al año siguiente, el 7 de abril, en una Visita Pastoral a nuestra Alma Mater, Mons. Ubaldo Santana lo proclama Patrono Oficial de la Universidad Católica Cecilio Acosta.

viernes, 8 de octubre de 2010

Oración al Padre Alberto Hurtado, Patrono de la UNICA

Padre Alberto Hurtado
Apóstol de Jesucristo,
servidor de los pobres,
amigo de los niños
y maestro de juventudes,
bendecimos a nuestro Dios
por tu paso entre nosotros.

Tú supiste amar y servir,
tú fuiste profeta de la justicia
y refugio de los más desamparados.
Tú construiste con amor
un hogar para acoger a Jesucristo.

Como un verdadero padre,
tú nos llamas a vivir la fe
comprometida, consecuente y solidaria.

Tú nos guías con entusiasmo
en el seguimiento del Maestro.
Tú nos conduces al Salvador
que nuestro mundo necesita.

Haznos vivir siempre contentos
aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo
y entregar nuestra vida a los hermanos.

Padre Hurtado,
hijo de María y de la Iglesia,
amigo de Dios y de los hombres
ruega por todos nosotros.

Amén