jueves, 19 de julio de 2012

Habla la Iglesia

Por Rafael Díaz Blanco 
 
La Iglesia habla, era hace unos años, el título del artículo semanal de Pedro Pablo Aguilar cuando se refería a las posiciones de la Iglesia frente a la realidad nacional. Lejanos habían quedado los períodos de ruptura, persecución y subordinación. Vivíamos tiempos de fructífera y respetuosa relación entre el Estado y la Iglesia.
Hoy, la realidad ha cambiado. En el siglo XXI, la relación entre el Estado y la Iglesia se caracteriza por el conflicto permanente. El diálogo se ha vuelto intermitente y frecuentes son los insultos y descalificativos presidenciales para los prelados. Fuente de discordia es el proyecto político chavista rechazado por la Iglesia en cuanto se opone a su doctrina. Por otra parte, los medios de comunicación han ampliado el espacio concedido a las fuentes eclesiales y las posibilidades de acceso a la información de la comunidad han aumentado. No obstante, numerosos sacerdotes ignoran u omiten trasmitir a la feligresía el mensaje episcopal.
En esta oportunidad, queremos dar cuenta del comunicado Ante las próximas elecciones  de la Conferencia Episcopal. Los obispos destacan la importancia del voto consciente y el deber moral de sufragar. Exigen "abandonar, como tácticas electorales, la violencia política y el ventajismo en el uso de los recursos del Estado, la descalificación personal y las falsas promesas...". Recuerdan al CNE y a las FAN sus deberes constitucionales y piden transparencia, observadores internacionales, conocimiento de los resultados electorales a la brevedad y acatamiento de la voluntad popular.
Una vez más, se pronuncian por la reconciliación, el reencuentro, la convivencia, la cooperación en un proyecto común de nación, la tolerancia, el respeto, el aprecio mutuo, y el pluralismo político-ideológico, cultural y religioso, para en la perspectiva del bien común superar la agobiante polarización que padecemos.

jueves, 12 de julio de 2012

Comunicado “Ante las Próximas Elecciones”


CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
XCVIII Asamblea Plenaria Ordinaria

  1.  Como pastores de la Iglesia Católica y como ciudadanos, nos dirigimos de nuevo a todos los venezolanos ante la   proximidad de las jornadas electorales. Les invitamos, en particular, a tomar conciencia de la relevancia del acto electoral del 7 de Octubre.
  2.  Esta elección del Presidente de la República es, en efecto, un acontecimiento de particular importancia en  la vida de nuestra sociedad democrática, porque definirá profundamente el futuro del país. Para seguir construyendo la democracia en Venezuela, es fundamental el voto de cada uno de los ciudadanos, el cual deberá proyectarse en otras acciones. La elección es una parte, y no el final, de todo un proceso, porque después del 7 de Octubre, la vida nacional ha de continuar su curso normal. Es necesario que todos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad pues la elección nos compete e interesa a todos.  Nadie debe sentirse excluido ni exento del derecho y el deber moral de sufragar válidamente.
  3. La campaña electoral debe ser vista como un proceso pedagógico. En este sentido, los candidatos deben utilizar este tiempo para la presentación de un proyecto político eficiente con propuestas que respondan a las grandes necesidades e intereses del pueblo, y puedan ser evaluadas en el tiempo a través de dichos programas. De aquí, la necesidad de que los electores los tengan en sus manos con antelación. Por otra parte, esto exige abandonar, como tácticas electorales, la violencia política y el ventajismo en el uso de los recursos del Estado, la descalificación personal y las falsas promesas, ya que ellas sólo confunden y frustran a los electores.
  4. Los resultados de la contienda electoral deberán conducir al país al reencuentro nacional y a un llamado a todos los venezolanos, sin distinción alguna, a cooperar con un proyecto común de nación.  Tal como lo dijimos en nuestra Exhortación al comienzo de año, “El deseo y la necesidad de reconciliación implican  establecer la convivencia nacional a partir del respeto y aprecio mutuo, el efectivo reconocimiento del pluralismo político-ideológico, cultural y religioso, y la correspondiente tolerancia hacia los demás.  Esta tolerancia, o mejor, aceptación del “otro”,  en la perspectiva del bien común, favorecerá un clima político-social idóneo para el entendimiento mutuo y para superar la agobiante polarización que padecemos” (Exhortación Pastoral 2012: Año de la Reconciliación Nacional, 4, 12 de Enero de 2.012)
  5. El Consejo Nacional Electoral, supremo responsable de la transparencia del proceso y del clima de confianza que debe acompañarlo, de acuerdo a las facultades que le otorga la Constitución y con la clara conciencia de que no se trata sólo de ofrecer la competencia jurídica y técnica para su realización, no debe escatimar mecanismos de información al ciudadano sobre todas las implicaciones del acto electoral.
  6. Es fundamental que el Consejo Nacional Electoral ofrezca la garantía de que la opción del elector no podrá ser alterada, que será resguardado el secreto del voto y que los ciudadanos no encontrarán obstáculos para ejercer su derecho. Para ello es indispensable que los representantes de los partidos políticos participen en la observación de los escrutinios en todas sus fases. La presencia de observadores internacionales es un factor que ayudará a evidenciar la transparencia del proceso. El organismo electoral debe, de manera razonable, dar a conocer los resultados a la brevedad posible. Teniendo uno de los mejores sistemas electorales del Continente, con la tecnología más avanzada, no hay razones técnicas para que el pueblo se vea sometido a una angustiosa espera. La existencia de tales garantías será el mejor aval para respetar las normas establecidas y acatar la voluntad expresada por la mayoría.
  7. En una campaña electoral democrática, el Estado y el Gobierno deben garantizar el cumplimiento de las leyes y normas que lo sustentan, el clima de seguridad y el equilibrio en el uso de los medios de comunicación y otros recursos electorales. Los reclamos y protestas razonables deberán hacerse por los cauces institucionales.
  8. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana está al servicio de la nación y no de una parcialidad política; es garante de la constitucionalidad y del respeto a la voluntad de los electores. Los integrantes del Plan República están llamados a velar por el desarrollo seguro, pacífico y confiable del evento comicial.
  9. Los miembros y los testigos de las mesas de votación deben propiciar un sano ambiente de convivencia y de trabajo en los Centros Electorales, que facilite el sufragio, fomente el respeto mutuo y promueva la colaboración entre todos. Cada Centro Electoral, cada mesa, debe ser un lugar en que se haga patente la vivencia de la democracia, la valoración de la ciudadanía y la aceptación de la diversidad de opciones y opiniones.
  10. Desde ahora, invitamos a los creyentes a elevar sus oraciones a Dios, Señor de nuestra historia, por el éxito del proceso electoral y la paz social y política de Venezuela. Bendecimos las diversas propuestas de oración que tanto grupos de fieles como parroquias han venido realizando a favor de un proceso electoral democrático, transparente y pacífico. Oremos para que el Espíritu Santo nos conceda a todos la sabiduría e inteligencia espiritual que necesitamos para convivir  pacíficamente en la tolerancia y el respeto mutuo.
  11. Invocamos la protección de Ntra. Sra. de Coromoto, Patrona de Venezuela, e impartimos con afecto nuestra bendición a todos los venezolanos y residentes en el país.
 Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela
Caracas, 12 de julio de 2012

SALUTACION DEL EXCMO. MONS. DIEGO PADRON SÀNCHEZ, ARZOBISPO DE CUMANA Y PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, EN LA XCVIII ASAMBLEA ORDINARIA PLENARIA


Señoras, Señores:

         Cumplo con una tradición de nuestra Asamblea, de presentar, a nombre del equipo de la Presidencia, un panorama de la marcha de la Iglesia y del país.

La Visita Papal
         En el camino de la Iglesia, los meses que van del año han estado marcados por la visita del Santo Padre Benedicto XVI a toda la América de habla hispana, aunque su viaje se haya concretado sólo a dos países, México y Cuba.
          La nación mexicana representa la mayor población católica de habla hispana de todo el continente. Cuba por su parte, con una feligresía católica minoritaria, fue agraciada con la visita papal en razón de estar celebrando el IV Centenario del hallazgo de la imagen de Ntra. Sra. de la Caridad del Cobre, patrona de la Isla. Respecto de la visita del Santo Padre, su significado, sus consecuencias para la Iglesia en América Latina y los frutos que de ella se esperan, S.E. Mons. Fernando Castro, Obispo Auxiliar de Caracas, y mi persona entregamos durante la pasada Reunión de Comisiones Episcopales, en el mes de Abril, un breve informe.
La Iglesia en Venezuela
             Pasando al interior de nuestra Iglesia venezolana, hemos vivido con profundo regocijo y agradecimiento al Señor la elección y nombramiento de dos nuevos Obispos, a quienes reiteramos nuestro saludo y bienvenida fraternos y cordiales. Ellos son: el Excmo. Mons. José Manuel Romero Barrios, ordenado el pasado 04 de Abril y designado Obispo Auxiliar de la Diócesis de Barcelona, y el Excmo. Mons. Tulio Ramírez Padilla, quien recibirá la Ordenación episcopal mañana, 08 de Julio, en la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad capital.
          Con sentimientos de alegría y solidaridad hemos acompañado a S.E. Castor Oswaldo Azuaje Pérez en su toma de posesión de la Diócesis de Trujillo el pasado 9 de Junio. Al Obispo Emérito, S.E. Mons. Vicente Hernández Peña, nuestro sincero y caluroso reconocimiento por su extensa labor evangelizadora durante treinta y seis años en la tierra que nos dio al ilustre venezolano, Dr. José Gregorio Hernández. A Ntra. Sra. de la Paz y al siervo de Dios encomendamos la vida y ministerio de estos queridos hermanos.

                    Damos gracias al Señor por la vida y fecundo ministerio episcopal de nuestros hermanos,  S.E. Mons. Luis Alfonso Márquez, que ha cumplido hace pocos días 50 años de vida sacerdotal, entregada al servicio del evangelio en diferentes regiones del país, y S.E. Mons. Ramón Ovidio Pérez Morales, quien acaba de alcanzar  la venerable edad de ochenta años,  Su tesonera labor se  ha visto acrecentada en el tiempo con su servicio a la Iglesia y al país a través del Concilio Plenario de Venezuela.

Felicitamos a S. E. Mons. Ulises Gutiérrez, Arzobispo de Ciudad Bolívar, quien recibió el pasado 29 de junio el Palio Arzobispal de manos de Su Santidad Benedicto XVI.
Nos alegra ver recuperado completamente a S.E. Mons. Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida, y deseando franca  recuperación a Su Excelencia Mons. Joaquín Morón, Obispo de Acarigua-Araure.

                    Tenemos muy presentes con viva gratitud y fraternal afecto a los Obispos Eméritos, hermanos mayores, a quienes en cada Asamblea enviamos un mensaje particular. 

                    Sentimos honda tristeza por la muerte inesperada de S. E, Mons. José Sótero Valero Ruz, Obispo Emérito de Guanare, esforzado obrero de la viña del Señor, extraordinario formador de catequistas.  A sus hermanos y familiares la expresión de nuestra sincera condolencia y nuestra palabra de fortaleza y esperanza cristiana.

Refiriéndonos al ámbito del laicado venezolano, nos unimos al dolor de la familia Pérez Olivares Oramas, con motivo del fallecimiento del Doctor Enrique Tomás Pérez Olivares, humanista, insigne educador, laico cristiano comprometido con la fe, la verdad, y la ética ciudadana.

En relación a nuestras labores de Asamblea episcopal, los dos eventos más significativos en el primer semestre del año han sido la elección del nuevo equipo de la Presidencia de la CEV y la discusión, aprobación e implementación progresiva del PLAN TRIENAL 2012-2015.

         Las metas y programas de este PLAN desafían a las Comisiones Episcopales, a sus Departamentos, a sus Ejecutivos y a las respectivas Comisiones Asesoras Nacionales a poner en acto todas las facultades humanas y espirituales para el logro de un trabajo coordinado y prospectivo, que garantice una respuesta continuada a las urgentes necesidades de las Pastorales nacionales, diocesanas y parroquiales en orden a la evangelización, la formación cristiana en niveles continuos y progresivos y el compromiso socio-político derivado de una fe viva, como contribución a la gestación de una nueva sociedad (cf CPV).
Gracias a la fuerza del Espíritu divino, la unidad del cuerpo episcopal se mantiene incólume y dinámica. Una novedad que promete un creciente desarrollo de la colegialidad y solidaridad episcopales han sido los ENCUENTROS PROVINCIALES de las regiones de Oriente, Sur y Occidente. 

         Por otra parte, la Presidencia ha sostenido encuentros de diálogo y reflexión con el Personal del SPEV, la CONVER y el CNL. Tales acercamientos han renovado la profunda convicción de que el camino de la Iglesia hacia la comunión interna querida por Dios, pasa por la apertura, el diálogo y la disponibilidad para el desarrollo conjunto de la única misión en la que todos participamos por igual, pero  en diferentes niveles.

                    Saludo en nombre de la Conferencia Episcopal a las altas Autoridades del Gobierno Nacional. Desde esta Asamblea, como ha sido en  todas las anteriores, hacemos llegar al Presidente de la República nuestro atento saludo.  

         La Reunión de Comisiones Episcopales tenida en el mes de Abril puso de relieve nuestra conciencia de comunión y solidaridad en el camino y la misión, al tiempo que descubrió las debilidades y fortalezas de nuestros planes y programas.

         Durante el primer semestre del año los Departamentos del SPEV, en cuanto órganos ejecutivos de las Comisiones Episcopales, han realizado todos los programas previstos en el Plan Trienal. Todo ello indica claramente que la CEV no duerme.

Hay una nueva expectativa, el AÑO DE LA FE, y la fe, por naturaleza, es dinámica, El Santo Padre Benedicto XVI en un sencillo documento titulado "La puerta de la Fe", título que hace especial referencia a la obra evangelizadora del apóstol Pablo a través de la cual Dios abrió a los paganos el ingreso a la salvación,  según relata el libro de los Hechos de los Apóstoles en el capítulo 14,27.  La decisión del Santo Padre de convocar el "Año de la Fe", que comenzará el 11 de octubre próximo, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II (11-10-1962), y terminará el 24 de noviembre de 2013, en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, "es un invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo […] Jesucristo – continúa el Papa – atrae hacia sí los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo.  Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para descubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe" (no. 5-7)
Panorama del país

         También la CEV está muy atenta al desarrollo del acontecer nacional. Durante este primer semestre del año la situación global del país no se ha deslindado suficientemente del último semestre del 2011. Los venezolanos padecemos los mismos problemas de los últimos años y nos hacemos los mismos interrogantes sobre el destino de nuestro país: su democracia, su libertad, su producción, su seguridad. La mayor interrogante ha sido y sigue siendo la verdad sobre la enfermedad del Presidente de la República El secreto, como estrategia, es uno de los rasgos característicos de la actitud del gobierno. Secreto que no favorece en nada la tranquilidad del país, sobre todo, porque es normal, que en una nación democrática sus habitantes conozcan con certeza el estado de salud de sus gobernantes. El temor de la población agotada por la violencia y la inseguridad, ha llegado a ser una crisis de salud nacional.     
             
          El secreto sobre la verdadera situación de las cárceles llegó al máximum en la reciente clausura del penal conocido como La Planta. Aun se desconoce el número de armas, el número de reclusos fugados y el número de personas heridas o muertas dentro y fuera del recinto carcelario. 
         La Presidencia de la CEV ha hecho realidad lo que anunciamos el día de nuestra elección: apertura y diálogo con todos los sectores del país con miras a promover la reconciliación entre las partes. En este sentido el equipo de la Presidencia ha dialogado con el alto gobierno, con el candidato presidencial de la oposición, con la Mesa de la Unidad y con otras notables instituciones, a fin de explorar la voluntad y disponibilidad de unos y otros al encuentro y al diálogo en función del bien del país, que exige buscar ante todo lo que nos une y superar los que nos divide, conservando y respetando las diferencias.

        La Presidencia de la CEV está consciente de que una de sus tareas prioritarias es ser mediadora de la reconciliación entre las partes opuestas. Ningún miembro de la CEV aspira a ocupar puesto alguno en la administración pública ni pretende para esta institución adquirir o conservar privilegios. La CEV se siente y se reconoce servidora del pueblo sin distinción de clase, credo o ideología.  

Como Pastores del pueblo de Dios que peregrina en Venezuela entre lágrimas y consuelos, como otrora el pueblo de Moisés, ratificamos nuestra vocación de acompañar con sencillez a nuestra gente, católica o no, cristiana o no, creyente o no.  Ha sido muy hermoso y reconfortante el encuentro simultáneo que hemos tenido recientemente en la Sede de la Nunciatura Apostólica, con representantes calificados de otros credos, la comunidad judía de Venezuela y el Consejo Evangélico Venezolano.  El reconocimiento de las raíces comunes de la fe y de la historia nos llevado a encontrarnos fraternalmente y a descubrir que estamos cimentados por igual en la roca de la Palabra de Dios.  En ella creemos, a ella veneramos y a ella obedecemos.  Hemos descubierto que es más lo que nos une que lo que nos separa y que podemos caminar juntos en la misma dirección: el bienestar humano, moral y espiritual del país por la reconciliación, la unidad y la paz.

Creo que sólo en un clima de encuentro entre adversarios políticos, asumiendo cada uno los principios y normas de un trato justo y respetuoso y de un proceso electoral equitativo y transparente, acorde con la dignidad de los venezolanos, puede este trascendental evento electoral, la campaña, la elección del 7 de octubre, la aceptación de los resultados y sus consecuencias, ser una amplia actividad educativa que promueva y facilite el crecimiento del pueblo en democracia y política auténticas.  Orientaciones más precisas las daremos a conocer en un Comunicado de Presidencia de la CEV.

La próxima jornada electoral no debe paralizar el país ni fracturarlo en dos partes ni revolverlo en la violencia e incertidumbre. Debe, por el contrario, hacer que se abracen los adversarios, se restablezca la unidad y avance el pueblo en humanismo, cultura y esperanza.

Invoco la luz y bendiciones de Dios sobre nuestra amada Venezuela.

Muchas gracias
Caracas, 07 de Julio de 2012

SALUDO DE S.E. MONS. PIETRO PAROLIN, NUNCIO APOSTOLICO EN VENEZUELA, EN LA XCVIII ASAMBLEA PLENARIA ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA


Excelentísimo Monseñor Diego R. Padrón Sánchez, Arzobispo de Cumaná y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana;

Eminentísimo Señor Cardenal Jorge L. Urosa Savino, Arzobispo de Caracas y Presidente de honor;

Excelentísimos Señores Arzobispos  y Obispos miembros;

Colaboradores en la CEV-SPEV;

Directivos de Organismos de Representación Oficial de los Religiosos, Religiosas, Laicos y Educación Católica;

Ilustres invitados;

Representantes de los Medios de Comunicación Social;

Hermanos y hermanas, amigos todos.

Para mí es un motivo de profunda alegría poder dirigir un saludo respetuoso y fraterno a los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), reunidos en la 98ª Asamblea Plenaria Ordinaria, y a todos los presentes en esta sesión de inauguración.

La Asamblea de la Conferencia Episcopal es un momento importante en la vida de la Iglesia en Venezuela  y mi presencia entre Ustedes responde al sentido y a las funciones que el Santo Padre Benedicto XVI indicaba, como propios de los Representantes del Papa y de sus colaboradores, en un reciente discurso a la Comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica: es decir, "hacerse intérpretes de su solicitud por todas las Iglesias, así como de la cercanía y afecto con el que sigue el camino de cada pueblo" (11 de junio de 2012).
 
La celebración de la fiesta del Papa, en la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el 29 de junio pasado, nos ha permitido, a nosotros y a nuestras comunidades eclesiales, revitalizar los lazos de afecto con el Papa, que han distinguido siempre el catolicismo en Venezuela; de orar por él y por sus intenciones personales y de manifestar nuestra adhesión, afectiva y efectiva, a su ministerio y a su magisterio.

Entre los signos concretos de amor al Papa no podemos olvidar el Óbolo de San Pedro, que, como ha explicado muy bien Su Santidad Benedicto XVI al inicio del su Pontificado, "es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene vigor práctico, sino también fuertemente simbólico, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos" (Discurso a un grupo de miembros del Círculo de San Pedro, 25 de febrero de 2006).

Estos tiempos que estamos viviendo, exigen de nosotros, los católicos, un gran amor y una gran fidelidad al Papa, que, como he dicho antes, sea afectiva y efectiva. Nos encontramos en un momento  turbulento y no lo podemos negar. Lo ha admitido hace unos días el Cardenal Bertone, explicando que el hecho de la diversidad de acentos, énfasis o matices que debe existir en la Iglesia está asumiendo el rostro de una contraposición que quiere dividir interesadamente entre amigos y enemigos.

Y el mismo Santo Padre, en la audiencia general  del 30 de mayo pasado, ha expresado la tristeza de su corazón por los sucesos ocurridos en la propia Curia y con sus colaboradores; y también en la homilía de la fiesta de los Santos Pedro y Pablo, ha recordado que, dentro del mismo Papado se manifiesta la tensión que existe entre el don, que viene del Señor, y la capacidad humana. Es decir, la coexistencia de estos dos elementos: "por una parte, gracias a la luz y a la fuerza que viene de lo alto, el Papado constituye el fundamento de la Iglesia peregrina en el tiempo; por otra, emergen también, a lo largo de los siglos, la debilidad de los hombres, que sólo la apertura a la acción de Dios puede transformar.  En el Evangelio de hoy – continuaba el Papa –  emerge con fuerza la clara promesa de Jesús: 'el poder del infierno', es decir las fuerzas del mal, no prevalecerán, 'non prevalebunt'" (29 de junio de 2012).

De aquí viene la certeza, que nunca ha  flaqueado en él, de que, a pesar de la debilidad del hombre, de las dificultades y las pruebas, la Iglesia es guiada por el Espíritu Santo y el Señor no dejará de comunicarle su ayuda para sostenerla en su peregrinar.

Y de aquí proviene su valor. ¡Valor! Es una palabra que el Papa ha repetido muchas veces en estos últimos tiempos. Ha sido la última palabra con la que se ha despedido del VII Encuentro Mundial de las Familias, en Milán,  en el cual ha participado una Delegación venezolana, presidida por Mons. Rafael Conde, Obispo de Maracay. ¡Valor! Se lo ha dicho también a los  demás, a los jóvenes que quieren formar una familia, a las familias con dificultades; se lo ha dicho a toda la Iglesia.

Quisiera, pues,  que interiorizáramos esta palabra con el Papa y bajo su guía.

Necesitamos valor ante el panorama que emerge del Instrumentum laboris para la próxima XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará del 7 al 28 de octubre de este año, sobre el tema: La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana.  Este documento, publicado el 19 de junio último, servirá como base para la discusión entre los Obispos provenientes de todo el mundo, los cuales encararán los temas de la secularización, de la crisis de fe y de la necesidad de una nueva evangelización, partiendo de los países que han sido evangelizados hace siglos.

En efecto, señala el documento,  aunque "no todos los signos son negativos" (n. 50), sin embargo "el tono general es de preocupación" (n. 49) y las respuestas recibidas de todo el mundo revelan "la debilidad de la vida de fe de las comunidades cristianas, la disminución del reconocimiento de la autoridad del Magisterio, la privatización de la pertenencia a la Iglesia, la reducción de la práctica religiosa, la falta de empeño en la transmisión de la fe a las nuevas generaciones" (n. 48), así como "una excesiva burocratización de las estructuras eclesiales, que son percibidas como lejanas al hombre común y a sus preocupaciones esenciales".  Todo esto ha causado "una reducción del dinamismo de las comunidades eclesiales, la pérdida del entusiasmo de los orígenes y la disminución del impulso misionero" (n. 69).

También el Año de la Fe, promulgado por el Papa Benedicto XVI y que se iniciará el próximo 11 de octubre, coincidiendo con el 50º aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, quiere responder a los desafíos que estas situaciones plantean a la fe cristiana, con el objetivo de reanimarla, purificarla, confirmarla y confesarla (cf. PF n. 4), y recuperar así energías, voluntad, frescura e ingenio en el modo de vivirla y de trasmitirla (cf. Instrumentum Laboris n. 49). 

A este tema, queridos hermanos Obispos, se dedicarán en esta Asamblea, trabajando sobre la Exhortación acerca del Año de la Fe y reflexionando sobre la "radiografia" religiosa de Venezuela desde el punto de vista de la iniciación cristiana.

Podría servir de ayuda, en este trabajo, un texto del discurso de Benedicto XVI a los Obispos de Portugal, pronunciado en Fátima el 13 de mayo de 2010: "En efecto, cuando en opinión de muchos, la fe católica ha dejado de ser patrimonio común de la sociedad y se la ve a menudo como una semilla acechada y ofuscada por 'divinidades' y por los señores de este mundo, será muy difícil que la fe llegue a los corazones mediante simples disquisiciones o moralismos, y menos aún a través de genéricas referencias a los valores cristianos. El llamamiento valiente a los principios en su integridad es esencial e indispensable; no obstante el mero enunciado del mensaje no llega al fondo del corazón de la persona, no toca su libertad, no cambia la vida.  Lo que fascina es sobre todo el encuentro con personas creyentes que, por su fe, atraen hacia la gracia de Cristo, dando testimonio de Él".
 
Este llamado al testimonio del cristiano nos impulsa a regresar a lo esencial, que, como alguno comentaba, y según mi parecer, acertadamente, consiste "sencillamente" en ser nosotros mismos, abiertos  al  otro. Dos aspectos, que según la mentalidad bíblica, coinciden: es la dedicación al otro lo que constituye la auténtica identidad del hombre, creado a imagen de Dios. Para la Iglesia, esta alteridad (que es fundamento de la identidad) se configura doblemente: el Otro, que es Cristo, sobre quien la alteridad se funda y el otro, que es el hombre, a cuyo servicio ella se dispone. Es esencial que esta tensión al otro, que define a la Iglesia, se mantenga siempre así, en su doble polaridad: hacia Cristo y hacia el hombre. Se trata, entonces, fundamentalmente, de una mentalidad, de actitudes existenciales que deben ser cultivadas y corregidas, y no, principalmente, de nuevas, más o menos brillantes, "estrategias" pastorales que se ponen en experimento.

Tenemos necesidad de mucho valor también  ante la situación socio-política en la que vivimos y actuamos. En efecto, exige mucho valor  el compromiso a favor de la unidad y de la reconciliación que Ustedes, queridos hermanos Obispos, han asumido y al que han   convocado al país al inicio de este año, expresando la necesidad de "restablecer la convivencia nacional a partir del respeto y aprecio mutuo, el efectivo reconocimiento del pluralismo político-ideológico, cultural y religioso y la correspondiente tolerancia hacia los demás" – o mejor dicho la aceptación del otro en la perspectiva del bien común – "el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos" (Exhortación 2012: año de reconciliación nacional, n. 4; 6);  lo mismo ha de decirse de  la reanudación  del diálogo entre las Autoridades de la Conferencia Episcopal y del Gobierno nacional  entre la Iglesia y el Estado, que deseamos que pueda continuar y consolidarse en la perspectiva que nos indica la Gaudium et Spes,  de dos sociedades, la civil y la eclesial, independientes y autónomas, la civil y la eclesial, cada una en su propio terreno,pero que están llamadas a encontrarse y a colaborar al servicio de la vocación personal y social del hombre (n. 76).  De igual modo, el proceso de celebración de las próximas consultas electorales, en las cuales los ciudadanos de este país están llamados a participar, como derecho cívico y deber moral,  en forma libre, pacífica,  y responsable para elegir a sus gobernantes; así como la contribución de todos los venezolanos, alimentados por sus raíces cristianas, a la edificación de una sociedad más justa y solidaria, como ha escrito el Papa al Presidente de la República con motivo de la Fiesta Nacional , el 5 de julio pasado: todo esto, exige valor.
 
El valor de la fe y del amor. La fe y el amor que vencen al mundo (cf. 1 Jn. 5, 4), entendido como "mundo" tentado por o sometido al Maligno.  Y así lo afirma el Santo Padre: "Por el momento la Iglesia y todos nosotros nos encontramos entre dos campos de gravitación. Pero desde que Cristo ha resucitado, la gravitación del amor es más fuerte que la del odio; la fuerza de gravedad de la vida es más fuerte que la de la muerte" (Benedicto XVI, Homilía de la vigilia pascual, 11 de abril de 2009). 

Que María, mujer de fe y de amor, y por eso, mujer de valor, interceda por los trabajos de esta Asamblea, por todos nosotros, aquí presentes, por Venezuela, por su Iglesia, y por el mundo entero.

Gracias por su atención.

Caracas, 7 de julio de 2012