jueves, 25 de marzo de 2010

Molleja’e preso

Charito Rojas
Notitarde / ND
Marzo 24, 2010
Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar”. Sir Winston Churchill (1874-1965), estadista, historiador, escritor y orador británico, Premio Nobel de Literatura 1953.
Qué gran favor está haciendo el Ministerio Público a la oposición venezolana. Ese gesto inmenso de complacencia al Jefe para brindar, cual Herodes a Salomé, la cabeza de Oswaldo Álvarez Paz servida en bandeja de plata a la jauría chavista, va a tener un costo político de inconmensurables proporciones. Las reacciones a la “justicia” sumaria de fiscales, tribunales y policías, que actúan diligentemente cuando se trata de castigar la disidencia, no se han hecho esperar.

opinan los foristas

La detención de Álvarez Paz en un proceso veloz, que no deja dudas sobre las intenciones ocultas bajo la mampara de una ley creada por ellos mismos para penalizar a quienes se atreven a denunciar la verdadera calaña de la revolución, es un paso en falso de consecuencias no calculadazas. Este hombre no es cualquier militar acusado de sedición, tampoco es un estudiante, ni un dirigente medio de un partido. Estamos hablando de una de las figuras más sobresalientes de la democracia cristiana del continente, que fue diputado a los 26 años y permaneció por 25 años en el Congreso, fue Presidente de la Cámara de Diputados, dos veces gobernador del Zulia, electo por voluntad popular y candidato Presidencial en 1994.
Pero para más seña, este preso es maracucho de verdad- verdad, obstinado y burlón, atravesado y persistente. En once años de pesadilla chavista, Oswaldo Álvarez Paz no ha dejado de estar presente en todos los movimientos de la oposición, ha marchado, escrito, mitineado, ido a programas de radio y televisión, entrevistas de prensa, ha llevado la palabra de los demócratas venezolanos a foros internacionales donde él es apreciado y reconocido. Sus columnas narran la tragedia de la pérdida de las instituciones venezolanas, la confusión de los poderes, la ignominia de un gobierno. No ha callado ante las amenazas, ha resistido toda clase de pérdidas materiales y su vida no es fácil. Pero un hombre de su currículo y de su temple sabe cómo luchar sin perder los parámetros en los que se ha desenvuelto toda la vida.
A Oswaldo Álvarez Paz le avisó la DISIP un martes en la noche que debía presentarse el viernes en un Tribunal porque el ilustre diputado chavista Manuel Villalba le había denunciado bajo los cargos de conspiración, instigación al odio, traición a la Patria, generación de “zozobra e inquietud” a la población. Delitos que de comprobarse la culpabilidad del Dr. Álvarez Paz, acarrearían penas hasta de 16 años de prisión. El diputado Villalba, cuyo currículo colgado en la página de la Asamblea Nacional, sólo dice que nació en el estado Monagas y que es Presidente de la Comisión de Ciencia, Tecnología y Medios de Comunicación (así que desconocemos sus credenciales académicas) es el mismo que ha perseguido implacablemente a RCTV, a las emisoras de radio y que ahora intenta regular los contenidos de Internet. Pero hablando en confianza, véanle la cara al diputado Villalba ¿ustedes creen que la acusación contra Oswaldo Álvarez Paz se le ocurrió a él solito?
La celeridad del proceso nos indica que hay muchos ejecutores interviniendo en el proceso: en apenas cinco días OAP fue citado, se presentó, volvió a la Fiscalía a consignar sus propias pruebas y en horas un Tribunal dictó una orden de aprehensión. Una orden así solo se emite cuando el Ministerio Público tiene pruebas consistentes y fundados indicios de culpabilidad del acusado o cuando hay razones para pensar que el imputado se puede fugar.
Tuve la oportunidad de conocer a Oswaldo Álvarez Paz, cuando él era Presidente de la Cámara de Diputados y yo Jefe de Redacción de la Revista Zeta. Los años y la afinidad democrática consolidaron una amistad que de tanto en tanto se traduce en una entrevista siempre interesante. Como la que le hicimos mi compañero de programa y yo, pocas horas antes de su detención. Con gran tranquilidad nos dijo que él como abogado no creía que ese juicio tomara vuelo porque no había sustento jurídico para ello, que asistiría a todas las citaciones y que jamás había considerado irse del país. Cuando manifestamos inquietud por la forma como se desenvuelve la justicia en relación a la disidencia, Oswaldo desestimó que lo metieran preso o que le prohibieran la salida del país. “No tienen nada en las manos, no hay pruebas consistentes de ninguno de los delitos de los que me acusan”.
Pero Oswaldo no consideró que él es una presa apetecible, un “pez gordo” de la oposición, un símbolo de esa cuarta república tan odiada, pero que después de esta terrible experiencia revolucionaria, ha resultado ser el período de “cuando éramos felices y no lo sabíamos”. A él y su familia les esperan días duros. Ya sabemos cómo trata el régimen a los presos de conciencia, cómo se penaliza el delito de opinión, cómo se castiga a los disidentes.
Sin embargo, hay diferencias notables en este caso: Oswaldo Álvarez Paz es un ícono de la democracia venezolana y ha utilizado todo su prestigio para alzar su voz en defensa de las libertades en el país. Tiene muchos seguidores y hasta quienes no son sus admiradores, reconocen justicieramente que es un incansable luchador por el país. Uno de los pocos guerreros que van quedando en Venezuela. Su detención es perjudicial en extremo para la imagen del gobierno de Hugo Chávez en el exterior, ya convertidas las sospechas de autoritarismo en realidad demostrada por hechos arbitrarios como éste.
Este no es el mejor momento para alborotar el avispero nacional con un preso tan poderoso clamando justicia tras las rejas. Un momento en que el Comandante ha recibido sonoros cacerolazos de una población atormentada por las fallas de luz y de agua, a más de la inseguridad. Un momento en que todo el aparataje de mentiras y excusas montadas por los funcionarios del régimen se vienen abajo ante la irrefutable anarquía en que está sumida Venezuela. Si nos atenemos a los lapsos procesales, en la próxima audiencia deberá decidirse si juzgar o no al Dr. Álvarez Paz en libertad. Como las penas por los delitos por los que se le acusan son mayores a 10 años, lo más probable es que no se le de medida sustitutiva de libertad sino que decidan por una privativa de libertad, con asignación de lugar de reclusión. Después de esto, el Ministerio Público tiene hasta 45 días para presentar pruebas, luego se fija la audiencia preliminar y por último, se va al juicio oral, que es donde se juzgará el fondo del asunto. Como ven, un largo camino procesal.
El mismo día de su detención, Oswaldo escribió un artículo titulado “Mataron al Derecho”, en el que denuncia estar sometido a acosos, vigilancia y seguimiento policial. Textualmente describe así lo sucedido: “Leyendo el expediente sentí pena ajena. Se trata de la tarea que Chávez públicamente encomendó a los poderes públicos para reducir los medios independientes por la vía del terror, criminalizar penalmente a la disidencia política y ahogar, hasta hacerlas desaparecer, las noticias y denuncias contrarias al régimen o que afecten su imprecisa conducta. En este caso se trata del Auto de Procedimiento dictado por el juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional de España. Trata de la relación ETA-FARC y eventual colaboración del gobierno venezolano por actuaciones en nuestro territorio. Reuniones, cursos, planes, etc. Todo debidamente soportado con indicios plurales y concurrentes, documentales y testimoniales, que dieron lugar a la investigación. Me referí a todo esto, incluido el tema del narcotráfico y lo relativo a los derechos humanos, en el programa Aló Ciudadano. En la Fiscalía ratifiqué mi intervención explicando sus alcances y objetivos”.
Así que con esta acción judicial se buscan varios objetivos que hasta el momento no han logrado ni con todo el poder y el dinero del estado: obligar a Globovisión a autocensurarse, instar al cierre de Aló Ciudadano, infundir temor a la opinión libre y por último aunque no menos importante, callar de una vez por todas a Oswaldo Álvarez Paz.
A estas alturas, alguno en el gobierno, quizás hasta el Comandante mismo, que puede ser acusado de ignorante pero jamás de tonto, estará dándose cuenta del follón en que se han metido. Tal vez los lacayos que se prestaron a este arriesgado movimiento para darle una felicidad a su jefe -entre tanta calamidad que afronta su inepto gobierno- no saben algo que aprendieron los radicales de la Revolución francesa: que hay cabezas tan pesadas que es preferible no cortarlas porque pueden resquebrajar el cadalso.

charito@movistar.net

Tomado de: http://www.noticierodigital.com/ el 24 de marzo de 20010 a las 3:00 pm.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Falleció Ronaldo Muñoz, Religioso y Teólogo

El martes 15 de diciembre de 2009, a las 16.50 hrs., ha fallecido en Santiago de Chile el religioso y sacerdote Ronaldo Muñoz Gibbs, de la Congregación de los Sagrados Corazones
Había nacido en Santiago el 7 de marzo de 1933. Sus estudios básicos y medios los realizó en el Colegio de los Sagrados Corazones de la misma ciudad. Después de estudiar arquitectura por algunos años, ingresó como religioso a la Congregación en 1954. Profesó sus primeros votos el 27 de marzo de 1955 y, una vez terminados sus estudios eclesiásticos en el Seminario de su Congregación (Los Perales, Valparaíso), recibió allí mismo la ordenación sacerdotal el 23 de julio de 1961.
Enseguida continuó sus estudios de postgrado en la Universidad Gregoriana de Roma donde obtuvo la Licenciatura en Teología, y en el Instituto Católico de París donde obtuvo la habilitación para el doctorado. En 1964 comenzó la docencia académica en Chile, y entre 1966 y 1979 lo hizo en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile. Entre tanto, en 1972, culminó su Doctorado en Teología en Alemania, en la Universidad de Ratisbona, con su tesis “Nueva conciencia de la Iglesia en América Latina”.
Desde los inicios de su ministerio, compartió su tiempo entre el acompañamiento pastoral en sectores populares de Santiago Sur, donde residió la mayor parte de su vida, y el servicio teológico en la Iglesia chilena y latinoamericana.
Entre 1965 y 1980 integró el equipo teológico de la CLAR (confederación latinoamericana de religiosos) y el equipo editor de la colección “Teología y Liberación”. Participó además en equipos de asesores de obispos en las conferencias episcopales de Puebla, Santo Domingo y Aparecida. Fue profesor invitado en España y Bélgica. Entre 1982 y 1994 fue director de la revista “Pastoral Popular” y entre 1986 y 1997 enseñó teología sistemática en el Instituto Alfonsiano.
Desde 1998 y hasta 2004 residió en la ciudad de Río Bueno (diócesis de Valdivia), sirviendo junto a hermanos de su Congregación en la parroquia del lugar y enseñando teología en la Universidad Católica de Temuco. Desde allí implementó instancias de encuentros de teología y pastoral entre grupos de chilenos y argentinos del sur, con una especial incidencia en la realidad indígena de esas zonas.
A partir de 1960 y hasta 2009 publicó en Chile y en el extranjero varios libros y artículos, entre ellos: Nueva Conciencia de la Iglesia en América Latina (Santiago, Salamanca, Petrópolis, 1973); La Iglesia en el Pueblo: Hacia una Eclesiología Latinoamericana (Lima, Petrópolis, 1983); Pueblo, Comunidad, Evangelio. Escritos Eclesiológicos (Santiago 1994); Nueva Conciencia Cristiana en un mundo globalizado (Santiago, 2009). Su obra más divulgada, Dios de los Cristianos, tiene traducciones en portugués, inglés, francés, italiano y alemán (Santiago, Petrópolis, New York, París, Assisi, Düsseldorf, 1987-90).
De regreso en Santiago en 2005, pasó a vivir junto a sus hermanos de Congregación en el sector poblacional Nueva Lo Espejo, desde continuó desarrollando su compromiso con las comunidades de base del lugar y su amplio servicio teológico y pastoral, especialmente en la formación de laicos. En mayo de 2008 se le detectó un tumor canceroso a la vejiga, cuya difusión orgánica no se pudo detener.
Sus funerales se efectuarán el día jueves 17 de diciembre en el Cementerio Católico de Recoleta, después de la eucaristía que será celebrada en el templo de la parroquia San Pedro y San Pablo (Av. P. Esteban Gumucio 0498, La Granja) a las 10.30 horas.
Ronaldo Muñoz fue un sacerdote que siempre quiso vivir entre los pobres y así lo hizo. En ellos pudo encontrar con mayor transparencia el rostro de Jesús; de ellos aprendió la sencillez, la solidaridad, el compromiso. A su vez, los pobres lo acompañaron con su fraterno cariño y muy especialmente en la cercanía de su muerte.
En su quehacer teológico supo hacer una adecuada síntesis entre su formación sistemática y la experiencia vital junto a las comunidades cristianas populares. Surgió de allí su valioso aporte a la Iglesia chilena y latinoamericana, constituyéndose en uno de los más notables teólogos de la liberación. Sus libros y escritos quedarán como testimonio de su búsqueda y de su esperanza.
Murió lleno de fe y esperanza. Poco antes de morir dijo: “Creer en la vida y en la plenitud de la vida más allá de la muerte no es un lugar común. No es algo evidente, no es algo que cae de su peso. Muchos cristianos se dejan seducir por el proyecto de Jesús para humanizar la tierra, pero suspenden su opinión respecto del sentido último de la vida”.
Su amor a la Iglesia lo vivió con constante transparencia y apasionada lealtad. Valoró mucho las vivencias de las primeras comunidades creyentes en Jesús y lamentó a veces el excesivo formalismo estructural de nuestra Iglesia más institucional. Aportó con la práctica de su vida el testimonio de un ministerio sencillo, cercano de la gente, centrado en la Palabra y en la Memoria de Jesús, favoreciendo la fraternidad de todos los discípulos, en apertura total a toda la humanidad.
Intentó siempre poner radicalidad en su vida. Desde la manera de vivir y de vestirse, usando recursos pobres y sencillos, hasta ser para los demás una fuente de inteligencia y sabiduría, sin darse importancia.
Fuente: Congregación de los Sagrados Corazones ia, rehuyendo todo honor o vanagloria.
Bajado de: http://www.comunidadcree.com/ el 17 de marzo de 2010 a las 2:30 pm.

Semana Santa 2010

Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús
(Amparo-Maracaibo)
Semana Santa 2010
Viernes de Dolor 26 de marzo
Virgen de los Dolores
5:00 pm. Vía Crucis. 5:30 pm. Confesiones y a las 6:30 pm. Eucaristía

Sábado de Pasión 27 de marzo
Este día, después de las 4:00 pm. se celebra el Domingo de Ramos
6:00 pm. Confesiones y a las 6:30 pm. Eucaristía Dominical (Se bendice los ramos y se lee la Pasión abreviada)

Domingo de Ramos 28 de marzo
7:00 am. Reparto de los ramos. 8:00 am Bendición de Ramos con la Eucaristía

Lunes Santo 29 de marzo
Jesús atado en la columna
5:00 pm. Vía Crucis dirigido por la Pía Unión Santa Teresita del Niño Jesús, el Coro Parroquial, los Equipos Parroquial de Catequesis y de Animación Misionera. 6:00 pm. Confesiones y a la 6:30 pm. Eucaristía.

Martes Santo 30 de marzo
Jesús humildad y paciencia
(A las 9:00 am. Misa crismal en la Catedral de Maracaibo)
5:00 pm. Vía Crucis dirigido por la Sociedad del Corazón de Jesús y el Equipo Parroquial de Pastoral Bíblica. 6:00 pm. Confesiones y a la 6:30 pm. Eucaristía.

Miércoles Santo 31 de marzo
Jesús Nazareno
5:00 pm. Vía Crucis dirigido por la Renovación Carismática y el Equipo Parroquial de Liturgia. 6:00 pm. Confesiones y a la 6:30 pm. Eucaristía.

Triduo Pascual
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús
Jueves Santo 1 de abril
La Cena de Jesús
Día de la Eucaristía, del Sacerdote y del Mandamiento Nuevo del Amor
6:00 p.m. Eucaristía Solemne
Termina la Eucaristía con la exposición de Jesús Eucaristía en el Monumento y comienza los turnos de adoración a las 7:00 pm: la Pía Unión Santa Teresita del Niño Jesús. Luego sigue a la 8:00 pm: el Equipo Parroquial Animación Misionera y el Coro Parroquial.

Viernes Santo 2 de abril
Pasión y Muerte de Jesús
9:00 am. Sigue los turnos de adoración con la Pía Unión Santa Teresita del Niño Jesús. 10:00 am: la Renovación Carismática. 11 am: la Sociedad del Corazón de Jesús. 12 m: Equipo Parroquial de Pastoral Bíblica. 1:00 pm: Mirian Franco. 2:00 pm: Melvin Rincón y Xiomara León. 3:00 pm: Nora Páez. 4:00 pm: Equipos Parroquial de Catequesis y Liturgia.
6:00 pm. Acto de la Pasión

Sábado Santo 3 de abril
En el día, silencio y recogimiento
Noche de Vigilia Pascual
7:00 pm. Solemne Vigilia Pascual de la Resurrección del Señor

Domingo de Resurrección 4 de abril
8:00 am. Solemne Eucaristía de Pascual de Resurrección

Domingo 5 de abril
Jesús de la Divina Misericordia
8:00 am. Solemne Eucaristía, dando gracias al Señor por el aniversario de la Pía Unión Santa Teresita del Niño Jesús (El pasado jueves santo se cumplió su XXXI aniversario)

martes, 16 de marzo de 2010

En Homenaje por el XXX aniversario del Martirio de Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo de El Salvador


Les Presentamos su última homilia en la Eucaristía ofrecida por el 1° aniversario de la Sra. Sara de Pinto en San Salvador, el 24 de Marzo de 1980 a las 17'00 horas, en la Capilla del Hospital de la Divina Providencia

Por nuestras múltiples relaciones con la Editorial del periódico El Independiente, he pedido asomarme tanto a sus sentimientos filiales en el aniversario de la muerte de su mamá, como sobre todo, a ese espíritu noble que fue doña Sarita, que puso toda su formación cultural, su fineza, al servicio de una causa que ahora es tan necesaria: la verdadera liberación de nuestro pueblo.
Yo creo que sus hermanos, esta tarde, deben no solamente orar por el eterno descanso por nuestra querida difunta, sino sobre todo, recoger este mensaje que hoy todo cristiano debía de vivir intensamente. Muchos nos sorprenden, piensan que el cristianismo no se debe de meter en estas cosas, cuando es todo lo contrario. Acaban de escuchar en el evangelio de Cristo que es necesario no amarse tanto a sí mismo, que se cuide uno para no meterse en los riesgos de la vida que la historia nos exige, y, que el quiera apartar de sí el peligro, perderá su vida. En cambio, al que se entrega por amor a Cristo al servicio de los demás, éste vivirá como el granito de trigo que muere, pero aparentemente muere. Si no muriera se quedaría solo. Si la cosecha es, porque muere, se deja inmolar esa tierra, deshacerse y sólo deshaciéndose, produce la cosecha.
Desde su eternidad, Doña Sarita fue confirmando maravillosamente en esa página que yo he escogido para ella, del Concilio Vaticano II. Dice:
"Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permaneciendo la caridad de sus obras, se verán libres de la servidumbre de la vanidad todas las criaturas que Dios creó pensando en el hombre.
Se nos advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde así mismo. No obstante, la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Pero ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios.
Pues los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal: "reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz". El reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará su perfección".
Esta es la esperanza que nos alienta a los cristianos. Sabemos que todo esfuerzo por mejorar una sociedad, sobre todo cuando está tan metida esa injusticia y el pecado, es un esfuerzo que Dios bendice, que Dios quiere, que Dios nos exige. Y cuando se encuentra uno, pues, gente generosa como doña Sarita, y su pensamiento encarnado en Jorgito y en todos aquellos que trabajan por estos ideales, hay que tratar de purificarlos en el cristianismo, eso sí, vestirlos de esta esperanza del más allá; porque se hacen más fuertes, porque tenemos la seguridad que todo esto que plantamos en la tierra, si lo alimentamos en una esperanza cristiana, nunca fracasaremos, lo encontraremos purificado en ese reino, donde precisamente, el mérito está en lo que hayamos trabajado en esta tierra.
Yo creo que será aspirar en balde, a horas de esperanza y de lucha en este aniversario. Recordamos pues, con agradecimiento, a esta mejor generosa que supo comprender las inquietudes y esfuerzos de su hijo y de todos aquellos que trabajan por un mundo mejor, y supo también poner su parte de granito de trigo en el sufrimiento. Y no hay duda, que esta es la garantía de que su cielo tiene que ser también a la medida de este sacrificio y de esa comprensión que falta a muchos en este comento, en El Salvador.
Yo les suplico a todos, queridos hermanos, que miremos estas cosas desde el momento histórico, con esta esperanza, con este espíritu de entrega, de sacrificio, y hagamos lo que podamos. Todos podemos hacer algo: desde luego un sentimiento de comprensión. Esta santa mujer que estamos recordando hoy, pues, no pudo hacer cosas tal vez directamente, pero animando a aquellos que pueden trabajar, comprendiendo su lucha, y sobre todo, orando y aún después de su muerte diciendo con su mensaje de eternidad que vale la pena trabajar porque todos esos anhelos de justicia, de paz y de bien que tenemos ya en esta tierra, los tenemos formados si los iluminamos de una esperanza cristiana porque sabemos que nadie puede para siempre y que aquellos que han puesto en su trabajo un sentimiento de fe muy grande, de amor a Dios, de esperanza entre los hombres, pues todo esto está redundando ahora, en esplendores de una corona que ha de ser la recompensa de todos los que trabajan así, regando verdades, justicia, amor, bondades en la tierra y no se queda aquí, sino que purificado por el espíritu de Dios, se nos recoge y se nos da en recompensa.
De esta Santa Misa, pues, esta Eucaristía, es precisamente un acto de fe: Con fe cristiana parece que en este momento la voz de diatriba se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció por la redención del mundo y que en ese cáliz el vino se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que este cuerpo inmolado y esta Sangre Sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por Doña Sarita y por nosotros.
(En este momento sonó el disparo...)

A LOS 30 AÑOS DEL MARTÍRIO DE SAN ROMERO

Por Don Pedro Casaldáliga
Celebrar un Jubileo de nuestro San Romero de América es celebrar un Testimonio que nos contagia de profecía. Es asumir comprometidamente las causas, la Causa por las que nuestro San Romero es mártir. Gran testigo él en el seguimiento del Testigo mayor, el Testigo fiel, Jesús. La sangre de los mártires es aquel cáliz que todos, Todas podemos y debemos beber. Siempre y en todas las circunstancias la memoria del martirio es una memoria subversiva.
Treinta años se pasaron de aquella Eucaristía plena en la Capilla del Hospitalito. Aquel día nuestro santo nos escribió: “Nosotros creemos en la victoria de la resurrección”. Y muchas veces dijo, profetizando un tiempo nuevo, “si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”. Y, con todas las ambigüedades de la historia en proceso, nuestro San Romero está resucitando en El Salvador, en Nuestra América, en el Mundo.
Este Jubileo debe renovar en todos nosotros y nosotras una esperanza, lúcida, crítica pero invencible. “Todo es gracia”, todo es Pascua, si entramos a todo riesgo en el misterio de la cena compartida, la cruz y la resurrección.
San Romero nos enseña y nos “cobra” que vivamos una espiritualidad integral, una santidad tan mística como política. En la vida diaria y en los procesos mayores de la justicia y la paz, “con los pobres de la tierra”, en la familia, en la calle, en el trabajo, en el movimiento popular y en la pastoral encarnada. Él nos espera en la lucha diaria contra esa especie de mara monstruosa que es el capitalismo neoliberal, contra el mercado omnímodo, contra el consumismo desenfrenado. La Campaña de la Fraternidad de Brasil, ecuménica este año, nos recuerda la palabra contundente de Jesús: “ustedes no pueden servir a dos señores, a Dios y al dinero”.
Respondiendo a aquellos que, en la Sociedad y en la Iglesia intentan desmoralizar la Teología de la Liberación, el caminar de los pobres en comunidad, ese nuevo modo de ser Iglesia, nuestro pastor y mártir replicaba: “hay un ‘ateísmo’ más cercano y más peligroso para nuestra Iglesia: el ateísmo del capitalismo cuando los bienes materiales se erigen en ídolos y sustituyen a Dios”.
Fieles a los signos de los tiempos, como Romero, actualizando los rostros de los pobres y las urgencias sociales y pastorales, debemos subrayar en este jubileo causas mayores, verdaderos paradigmas algunos de ellas. El ecumenismo y macro-ecumenismo, en diálogo religioso y en koinonía universal. Los derechos de los emigrantes contra las leyes de segregación. La solidaridad e intersolidaridad. La gran causa ecológica. (Precisamente nuestra Agenda Latinoamericana de este año está dedicada a la problemática ecológica, con un título desafiador: “Salvémonos con el Planeta”). La integración de Nuestra América. Las campañas por la paz efectiva, denunciando el creciente militarismo y la proliferación de las armas.
Urgiendo siempre unas transformaciones eclesiales, con el protagonismo del laicado, que pidió Santo Domingo, y la igualdad de la mujer en los ministerios eclesiales. El desafío de la violencia cotidiana, sobre todo en la juventud, manipulada por los medios de comunicación alienadores y por la epidemia mundial de las drogas. Siempre y cada vez más, cuando mayores sean los desafíos, viviremos la opción por los pobres, la esperanza “contra toda esperanza”. En el seguimiento de Jesús, Reino adentro. Nuestra coherencia será la mejor canonización de “San Romero de América, Pastor y Mártir”.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Conoce a San Alberto Hurtado, Patrono de la UNICA

Una visita de Dios a Chile

1. Nacimiento, infancia y juventud

Era un día de verano en Chile. El 22 de enero de 1901, nace en Viña del Mar Alberto Hurtado Cruchaga. Cerca de un siglo después será oficialmente declarado santo.
En su temprana infancia Alberto sufre una dolorosa pérdida: al cumplir los cuatro años, muere su padre por lo que pronto su familia debe trasladarse a Santiago, a vivir de “allegada” en casas de parientes. Así, desde niño, Alberto empieza a experimentar la precariedad y la pobreza. Su madre, Ana Cruchaga, a pesar de las dificultades, encontró formas para servir a los más pobres en un patronato. Fue un ejemplo que se graba en el corazón de su hijo.
En 1909 Alberto ingresa al Colegio San Ignacio dirigido por los padres jesuitas. Desde su adolescencia su director espiritual es el P. Fernando Vives quien le ayudará a vivir sus experiencias sociales como experiencia de Dios. Así se despierta su vocación sacerdotal. A los 16 años pide entrar a la Compañía de Jesús, pero los jesuitas le aconsejan esperar, considerando la penosa situación económica de su madre.
Por ello, Alberto ingresa a la Universidad Católica a estudiar Leyes. Mientras tanto sigue buscando activamente nuevas formas de servir a Dios y al prójimo mediante trabajos apostólicos y a través de sus propios estudios. En 1923 se recibe de abogado.

2. Religioso Jesuita

Providencialmente, la situación económica de la familia Hurtado Cruchaga mejora. Ello le permite a Alberto cumplir su anhelo de ingresar a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1923 en Chillán. La larga formación religiosa lo alejará de su madre y del país por 11 años. Estudia en Argentina, en Barcelona, para terminar en Lovaina, Bélgica, donde además de Teología sigue la carrera de Pedagogía.

Alberto Hurtado en el noviciado de Chillán, 1923

El 24 de agosto de 1933, cuando tenía poco más de 32 años, es ordenado sacerdote en Bélgica. El mismo día pone un telegrama a su madre enviándole su bendición sacerdotal. El 25, el padre Alberto Hurtado celebra su primera misa.
En 1935 obtiene el título de doctor en Ciencias Pedagógicas. Sus compañeros y superiores de esa época dan testimonio del cariño y admiración que sienten por este jesuita chileno que se destaca por su piedad, dedicación a los estudios y caridad. “Un hombre verdaderamente eximio”, dirán de él.

3. Educador y apóstol de los jóvenes y de las vocaciones sacerdotales

Al volver a Chile, en febrero de 1936, el joven sacerdote comienza un intenso apostolado. Como doctor en Educación dedica la mayoría de sus fuerzas a la formación y a la dirección espiritual de sus alumnos. Es profesor en el Colegio San Ignacio, en el Seminario Pontificio, en la Universidad Católica, en una escuela nocturna. También da muchas conferencias y retiros.
Con los jóvenes el P. Hurtado tiene una gran sintonía. Comprende sus anhelos e inquietudes. Con prodigiosa memoria llama a muchos por sus nombres. Se muestra alegre y cordial. Los escucha con atención total, sin prisa, y los aconseja. Acompaña a muchos jóvenes en su discernimiento vocacional. Suele despedirse de cada uno con un cariñoso “adiós, patroncito”.
En 1941 es nombrado asesor de la Acción Católica, cargo en el que realiza una labor muy fecunda. Recorre Chile entero invitando a los jóvenes a conocer a Cristo y a compartir su ideal de vida. Los congrega, les da ejercicios espirituales, retiros. Más de un centenar de jóvenes, viendo a este jesuita lleno de Dios, sensible con los pobres, viril, optan por el mismo camino sacerdotal del P. Hurtado.
Después de tres años de total dedicación, el P. Hurtado se ve obligado a renunciar, con mucho dolor de su parte y de los jóvenes que lo seguían, a la asesoría de la Acción Católica por desacuerdos con el asesor nacional y obispo auxiliar de Santiago, monseñor Augusto Salinas. El prelado consideraba muy avanzada la formación social que proponía quien había sido su amigo desde la juventud. En esos momentos, Alberto Hurtado demuestra un amor filial y adhesión ejemplar a la Iglesia.

4. Su espiritualidad

Para Alberto Hurtado, Cristo es simplemente todo: la razón de su vida, la fuerza para esperar, el amigo por quien y con quien acometer las empresas más arduas para gloria de Dios. Ve a Cristo en los demás hombres y mujeres, especialmente en los pobres: “El pobre es Cristo”. Como sacerdote se siente signo personal de Cristo, llamado a reproducir en su interior los sentimientos del Maestro y a derramar en torno suyo palabras y gestos que animen, sanen y den vida.
Cuando el P. Hurtado se pregunta “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, está revelando el secreto del camino de santidad, de su “ser contemplativo en la acción”. Esa es la regla de oro que conduce su vida. No se trata de imitar mecánicamente lo que hizo Jesús... sino de tener la capacidad de discernir qué haría Él hoy.
Y cuando exclama “Contento, Señor, contento", expresa su fe en Cristo resucitado. Las veces que pronuncia esta frase, lo hace tras noches de muy breve descanso, de fatigas acumuladas, y con la cruz de la incomprensión de amigos y, a veces, de algunos superiores. Dolores, soledades y acusaciones sin fundamento, envidias, mezquindades... Pero nada le borra la sonrisa de sacerdote crucificado y resucitado con Cristo.

5. Trabajo social: el Hogar de Cristo y la ASICH

El P. Hurtado siempre tuvo un corazón muy sensible al dolor de los pobres y marginados. Se siente impulsado con gran fuerza a luchar por anunciarles el mensaje de Cristo y por cambiar su situación. Él hace un constante llamado a abrir los ojos para mirar con honestidad la realidad social del país. Fruto de esta perspectiva es su libro ¿Es Chile un país católico? (1941) y otros que escribirá más adelante. Su mirada sobre los pobres no es una mirada estadística, sino la del evangelio, la del hermano: “Yo sostengo que cada pobre, cada vago, cada mendigo es Cristo en persona que carga su cruz. Y como Cristo debemos amarlo y ampararlo. Debemos tratarlo como a un hermano, como a un ser humano, como somos nosotros”.
La pasión y el dolor con que el P. Hurtado se refiere, en un retiro dado a señoras el 16 de octubre de 1944, a la realidad de tantos pobres de nuestra patria, da origen tres días después a una de sus obras más conocidas: el Hogar de Cristo, lugar de acogida y de educación para los marginados.
Su intención es devolver a esas personas su dignidad de chilenos y de hijos de Dios. Por eso se preocupa de que cada uno de los mendigos que entra al Hogar reciba una atención cariñosa, como si fuera el mismo Cristo. Por las noches, el P. Hurtado sale en su camioneta verde a buscar a niños y jóvenes vagabundos que se encuentran ocultos por la oscuridad de la ciudad o bajo los puentes del río Mapocho. Los llama e invita a acompañarlo al Hogar de Cristo.
En 1948, convencido de que “la caridad comienza donde termina la justicia” y de que los mismos trabajadores tienen que luchar por su dignidad, funda la ASICH (Acción Sindical Chilena). Su meta es lograr un orden social cristiano. Estimula a los trabajadores, especialmente a los cristianos, a prepararse en la doctrina social de la Iglesia, a incorporarse a los sindicatos, a capacitarse en talleres. Tampoco descuida la formación de las mujeres, a las que organiza en pequeños círculos de acción, transmitiéndoles su propia espiritualidad. Fueron numerosas las señoras que lo seguían de cerca y lo ayudaron en sus obras, que ellas continuaron después de la muerte de su fundador.

6. Trabajo cultural: la Revista Mensaje

El P. Hurtado mira con profundidad la realidad chilena a la que quiere transmitirle la ‘buena noticia’. Su intención es extender hasta el mundo de los profesionales, intelectuales y jóvenes una visión que marque a fondo los valores de la sociedad. Se trata de evangelizar la cultura. Para responder a ese desafío pensó crear una publicación orientadora del pensamiento cristiano. Aprobada la idea, en 1951, cuando ya la enfermedad estaba minando su cuerpo, el P. Hurtado funda la revista Mensaje cuya primera edición con un tiraje de 2.000 ejemplares circuló el 1º de octubre de ese año. Consume sus fuerzas pidiendo colaboradores y artículos, escribiendo él mismo, consiguiendo suscriptores.

7. Enfermedad y muerte

La salud del P. Hurtado se va deteriorando rápidamente. El 19 de mayo de 1952, en lo que era el Noviciado Loyola que él había ayudado a construir y que está en la localidad que hoy lleva su nombre, celebra su última misa. Ya no volverá a levantarse. Dos días después sufre un grave y doloroso infarto pulmonar. Trasladado al Hospital Clínico de la Universidad Católica, se le diagnostica un cáncer al páncreas. Recibe la noticia como un don de Dios. Su cuarto se convierte en lugar de peregrinación al que acude gente de todos los medios sociales. El P. Hurtado recibe a muchos, da instrucciones sobre el Hogar, aconseja, bendice. Hasta el último momento da testimonio de la delicadeza de Dios con él.
Muere santamente, en total paz y tranquilidad el 18 de agosto de 1952.
Su amigo de toda la vida, el obispo Manuel Larraín, preside un masivo funeral el 20 de agosto en la iglesia de San Ignacio. Durante el sepelio muchos son testigos de un hecho extraordinario: al sacar el ataúd de la iglesia, se forma en el cielo una cruz de nubes tan nítida que obliga a arrodillarse a muchísimas personas. Los restos del P. Hurtado son sepultados junto a la Parroquia de Jesús Obrero. Hoy se encuentran en el Santuario que está junto a esa parroquia.

(Tomado de http://www.padreabertohurtado.cl/ de la Fundación Padre Hurtado)

martes, 2 de marzo de 2010

La visión cristiana del Progreso Humano

(Ponencia presentada el 1-3-2010 en la UNICA en el Foro sobre la Encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate, en el marco de la IV Semana de la Doctrina Social de la Iglesia)

Andrés Bravo
Capellán de la UNICA

El ser humano es un proyecto. No es un ser arrojado al mundo. Su existencia es dinámica… un perpetuo devenir. Se realiza en la historia a la vez que hace la historia. Según el libro del Génesis, el mundo y el ser humano son creados por Dios en un proceso temporal de seis días, dejando el séptimo para la adoración al Creador. Pero, ni el mundo ni el mismo hombre son creados completamente, es una tarea bajo la responsabilidad del ser humano. De esta manera el cristianismo concibe al ser humano como un proyecto de Dios. En él, Dios realiza su designio. La realización humana en el mundo, en continuo peregrinar, es, pues, una vocación. Responde a un llamado continuo del Absoluto, de donde surge como su fuente creador, y hacia donde dirige sus pasos como a su meta final. Tiene la misión de ser fecundo, multiplicarse y hacer crecer la tierra (Cf. Gen 1,28). Todo está bajo su responsabilidad, él es la luz que ilumina al mundo creado por Dios y es la sal de donde recibe lo creado su sentido. Sin el hombre, el mundo es oscuro y sin sabor: “Ustedes son la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada… Ustedes son la luz del mundo…”, dice Jesús (Mt 5, 13-16).
El ser humano avanza así en su propio ilimitado perfeccionamiento por su acción sobre el mundo. Siendo humano (polvo, tierra), fue creado con participación de la naturaleza divina de su Creador. “El hombre ha sido creado a imagen de Dios, capaz de conocer y amar a su Creador y ha sido constituido por Él señor de todas las criaturas terrenas para regirlas y servirse de ellas glorificando a Dios” (Gaudium et spes 12). Ahí radica la dignidad del ser humano que siendo materia con todo el mundo material, es espíritu con todo el mundo espiritual. Es Persona Humana capaz de hacer del mundo creado un mundo transformado a su servicio en justicia y santidad. Eso es la humanización del mundo por medio del trabajo, de la ciencia y la tecnología. Por medio del arte y la mística.
La lectura cristiana al libro del Génesis en su capítulo primero, en el verso que recoge la decisión del Creador de hacer al hombre a su imagen y semejanza, nos indica la meta de la historia humana, su fin, su vocación: ser cada vez más esa imagen y semejanza según el perfecto modelo que es el Hijo encarnado, perfecta imagen del Padre. Donde Dios se hace visible y se revela plenamente. El hombre perfecto (Gaudium et spes 22). Pues, Jesucristo es el modelo ideal de todo ser humano. Donde éste realiza plenamente su vocación.
El progreso, es decir, el crecimiento del mundo por los avances de las obras temporales de la inteligencia humana es bendecido por Dios porque forma parte del ser ontológico del humano. Esta es una de las mayores afirmaciones del Concilio Vaticano II en la Constitución Pastoral, el valor cristiano de la actividad humana: “Los creyentes tienen la certeza de que la actividad humana individual y colectiva, es decir, aquel ingente esfuerzo con el que los hombres pretenden mejorar las condiciones de su vida a lo largo de los siglos, considerado en sí mismo, responde al plan de Dios. Pues el hombre, creado a imagen de Dios, ha recibido el mandato de regir el mundo en justicia y santidad, sometiendo la tierra con todo cuanto en ella hay, y, reconociendo a Dios como creador de todas las cosas, de relacionarse a sí mismo y al universo entero con Él, de modo que, con el sostenimiento de todas las cosas al hombre, sea admirable el nombre de Dios en toda la tierra” (Gaudium et spes 34). Es por eso que Paulo VI expresa en la Populorum progressio que la Iglesia, dentro de su misión evangelizadora, debe promover “la elevación humana de los pueblos” (Populorum progressio 12).
En esta misma línea, Benedicto XVI en su nueva Encíclica Caritas in Veritate, señala que Paulo VI tiene una visión articulada del desarrollo. Desarrollo es en concreto, “que los pueblos salieran del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo” (Caritas in Veritate 21). Por eso, ¿cómo pueden proclamar que nuestro pueblo vive en un proceso de desarrollo? Por el contrario, a mi juicio, hoy en Venezuela debiéramos cuestionarnos con palabras de Juan Pablo II: “¿Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quién está condenado al analfabetismo; quién carece de la asistencia médica más elemental; quién no tiene techo donde cobijarse?” (Novo millennio ineunte 50). Porque, en Mara y Páez, municipios situados en la región más rica y petrolera del país más rico y petrolero, son uno de los más pobres de América Latina y el de mayor índice de desnutrición infantil, para señalar sólo un caso.
Sigue Benedicto XVI interpretando la concepción de desarrollo humano para Paulo VI. Dice que “desde el punto de vista económico, eso significaba su participación activa y en condiciones de igualdad en el proceso económico internacional; desde el punto de vista social, su evolución hacia sociedades solidarias y con buen nivel de formación; desde el punto de vista político, la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz” (Caritas in Veritate 21). Ciertamente, en Venezuela, estamos ponchados. En lo económico (primer skrike), en lo social (segundo skrike) y en lo político (tercer skrike).
Pero, más allá de lo temporal, con todo su valor humano y divino, el desarrollo no se reduce a ello. Por ser auténtico, el desarrollo humano debe ser integral: “Promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Populorum progressio 14). Citando al dominico Lebret, Paulo VI asegura: “Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombre, hasta la humanidad entera” (Populorum progressio 14). Benedicto XVI señala así las dos grandes verdades la Populorum progressio. A saber, “que toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre” (Caritas in Veritate 10). Y “la segunda verdad es que el auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones” (Caritas in Veritate 10).
Hoy todos aceptan, al menos en la teoría, el concepto integral con que Paulo VI concibió el Desarrollo Humano: “El paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humana, a condiciones más humana” (Populorum progressio 20). Más humana, además de las mejores condiciones materiales, significa: la adquisición de la cultura, el aumento en la consideración de la dignidad de la persona, el bien común, la paz y la solidaridad, el reconocimiento de los valores supremos, la fe, la esperanza y la caridad. Juan Pablo II, celebrando el vigésimo aniversario de la Populorum progressio con su encíclica Sollicitudo rei socialis, destaca el valor de la solidaridad diciendo que un “signo positivo del mundo contemporáneo son la creciente conciencia de solidaridad de los pobres entre sí, así como también sus iniciativas de mutuo apoyo y su afirmación pública en el escenario social, no recurriendo a la violencia, sino presentando sus carencias y sus derechos frente a la ineficiencia o a la corrupción de los poderes públicos. La Iglesia, en virtud de su compromiso evangélico, se siente llamada a estar junto a esas multitudes pobres, a discernir la justicia de sus reclamaciones y ayudar a hacerlas realidad sin perder de vista el bien de los grupos en función del bien común” (Sollicitudo rei socialis 39). Benedicto XVI, poniendo su acento en la caridad vivida en la verdad, subraya la fraternidad que hace posible la comunión, máxima expresión del desarrollo humano.
En este sentido, me gustaría terminar mi reflexión con las palabras del Papa donde precisa este valor para el desarrollo cristiano del ser humano: “Al ser un don recibido por todos, la caridad en la verdad es una fuerza que funda la comunidad, unifica a los hombres de manera que no haya barreras o confines. La comunidad humana puede ser organizada por nosotros mismos, pero nunca podrá ser sólo con sus propias fuerzas una comunidad plenamente fraterna ni aspirar a superar las fronteras, o convertirse en una comunidad universal. La unidad del género humano, la comunión fraterna más allá de toda división, nace de la palabra de Dios-Amor que nos convoca. Al afrontar esta cuestión decisiva, hemos de precisar, por un lado, que la lógica del don no excluye la justicia ni se yuxtapone a ella como añadido externo en un segundo momento y, por otro, que el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad” (Caritas in Veritate 34).