lunes, 7 de julio de 2014

Mensaje al Pueblo Venezolano desde nuestra Fe Cristiana - Universidad Católica “Cecilio Acosta”



Mensaje al Pueblo Venezolano desde nuestra Fe Cristiana
Universidad Católica “Cecilio Acosta

            Nos dirigimos a todos los hombres y mujeres del pueblo venezolano, desde nuestra fe cristiana que vivimos en comunión con la Iglesia Católica, la que nos da nuestra identidad y misión. Como la Iglesia, somos servidores de la humanidad, concretamente de ustedes, hermanos venezolanos sumergidos en un mar de crisis social y en la búsqueda de una solución que no termina de aparecer, a pesar de las luchas sacrificadas de gran parte de los ciudadanos, especialmente del movimiento estudiantil. Nos sentimos íntima y realmente solidarios por la causa del bien, de la fraternidad como fundamento de la paz, como lo enseña el Papa Francisco. Paz que sólo se construye con la verdad, la libertad, la justicia y el amor.
            Manifestamos que, con toda responsabilidad y asistidos por la gracia de Dios, asumimos las enseñanzas que el Santo Padre Francisco nos transmite en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (La Alegría del Evangelio. Se cita EG). Aceptamos su invitación a ser misioneros, “callejeros de la fe”, dejando la seguridad de la orilla y apasionándonos “en la misión de comunicar vida a los demás” (EG 10). Porque estamos convencidos de que “la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad” (EG 10). Por eso, en la UNICA vivimos nuestra fe cristiana y nuestra vocación humanística entregándonos, sufriendo, luchando, creyendo y esperando con el pueblo venezolano.
            Sabemos que nuestra misión es evangelizar. Es decir, anunciar el Evangelio de Jesús, su proyecto de vida, su reinado, que innegablemente tiene una dimensión social. Es que, “en la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (EG 180). Es urgente, pues, que nosotros inyectemos los valores sublimes del Evangelio de Jesús en las venas de nuestra sociedad venezolana, para sanarnos de nuestras enfermedades mortales de violencia, odio, desprecio, injusticia, corrupción, mediocridad, egoísmo, y toda clase de idolatrías. Porque el mensaje cristiano tiene una “inmediata repercusión moral cuyo centro es la caridad” (EG 177).
            En este sentido nos identificamos con el Papa Francisco y nos hacemos eco de sus enseñanzas. Pensamos con él que “una auténtica fe, que nunca es cómoda e individualista, siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra” (EG 183). Por eso, nuestra comunidad universitaria, en lo académico, en la responsabilidad social, en el servicio comunitario de nuestros estudiantes, en nuestra pastoral universitaria, en nuestra praxis y gestión de la institución, nos hemos dejado influir de la doctrina social de la Iglesia que está al servicio de la verdad y la promoción del ser humano, parte esencial de la evangelización.
            Un punto fundamental de la evangelización, nuestra misión, es la solidaridad, entendida como servicio a favor de la liberación y promoción de los más pobres, los que más padecen la situación de crisis que experimentamos los venezolanos. Por ello, especialmente, existimos y nos entregamos. Nuestra opción más importante, como Iglesia, siguiendo el Concilio Plenario de Venezuela, es por los pobres y los jóvenes. Pero, jamás optamos por el camino de la violencia. Trabajamos por la paz “que comporta una justicia más perfecta entre los hombres” (EG 219). Porque, “en definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia” (EG 219).
            Es importante, seguimos al papa, “asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo” (EG 223). Porque “uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos” (EG 223). Además, “el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada” (EG 226). Ante el conflicto no podemos pasar de largo indiferentemente, ni quedar prisionero en las insatisfacciones. El papa nos aconseja a “aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en eslabón de un nuevo proceso” (EG 227).
Sería irracional rechazar el diálogo como camino de una solución pacífica. Igualmente es inaceptable un llamado al diálogo sólo para imponer un sistema que está cuestionado desde muchos puntos de vista. Nuestro Papa afirma que “la Iglesia proclama el Evangelio de la paz y está abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande” (EG 239). Pero, subraya el compromiso del Estado del “cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos” (EG 240).
            Como Iglesia, la Universidad Católica “Cecilio Acosta”, asume la tarea de la evangelización en los ámbitos de nuestra comunidad universitaria. Desde este compromiso, invitamos a todos los venezolanos a interiorizar los valores del Evangelio de Jesús, que nos hace crecer como humanos y construir la Patria, lugar de convivencia pacífica y libre.

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