martes, 11 de febrero de 2014

LUZ, CRISOL DE LIBERTAD Y ESPERANZAS


Dr. Emilio Fereira
Profesor emérito de LUZ

Al considerar la actitud gubernamental hacia las universidades, especialmente autónomas, uno vislumbra para LUZ tiempos de opresión, es decir, de restricciones severas impuestas por quienes pretenden convertir un país de hombres libres en una nación de borregos sometidos por una ideología fracasada y anacrónica; de individuos o grupos oprimidos, devaluados, explotados y privados de sus derechos fundamentales por quienes desean perpetuarse en el poder para instaurar el comunismo.



Tal desvalorización de forma de existencia, propiciada por una cultura unidimensional, marca el rompimiento entre el conocimiento y la realidad social al acentuar la deformación del pensamiento versado, para considerar que los seres humanos pueden vivir sumidos en su presente de miseria impedidos, a la fuerza, de conocer o elaborar cualquier forma de pensamiento literario, histórico, teórico o práctico. De ahí, el desafío ético-político  de reactualizar la universidad como crisol de emprendimiento generador de soluciones propicias al país en razón de la necesidad de acrecentar la libertad y generar esperanzas.



En efecto, sin una sólida formación universitaria, hombres y mujeres sometidos, sin acceso a la  « Prensa, Radio y Televisión libres», limitados en la capacidad de poder navegar en la red espacial, son incapaces de imaginar alternativas de sociedad. El planteamiento de un pensamiento unicolor reproduce, en una versión más sofisticada, el discurso de la lucha de clases que fundamentó la explotación social del pasado siglo y que estigmatizó a nuestros ciudadanos marginales. Ante esta  situación, la Universidad ha de acrisolar la capacidad de imaginar el futuro, como un de todos los seres humanos.  



LUZ, en el próximo periodo rectorar ha de comprometerse con un esfuerzo totalizador de la «teoría y praxis» humana buscando, en la interioridad de ésta, re-totalizarse como «acción de la libertad».  Métodos de opresión no pueden, servir a la liberación del oprimido, por cuanto en sociedades gobernadas por intereses de grupos sectarios y fanáticos dominantes, se impone “una educación como práctica de la libertad”, una “pedagogía del oprimido”[1]. No una pedagogía para él, sino de él.



Los caminos de la liberación son los del mismo oprimido que se libera: él no es cosa que se rescata sino sujeto que se debe auto-configurar responsablemente.



LUZ requiere instaurar en el próximo periodo rectoral una «Educación Problematizadora» que niegue el sistema unidireccional propuesto por la  «Educación Oficialista» ya que, como banco cultural del estado unidimensional, da existencia a una «comunicación sesgada de ida y vuelta» y elimina la contradicción entre educadores y educandos.



Más aun, el docente y el alumno universitario se educan entre sí  mientras se establece un diálogo en el cual tiene lugar el proceso educativo. Con la «Educación Problematizadora» se apunta claramente hacia la liberación y la independencia, pues  destruye la pasividad del educando  y lo incita a la  búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido encontrarán la liberación humanizándose.[2] 



La Universidad, como crisol de libertad y esperanza, es incompatible con una institución que, de manera consciente o mistificada, ha venido siendo práctica de dominación. La manera de la libertad sólo encontrará adecuada expresión en una universidad en donde el profesor y estudiante tengan condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujetos de su propio destino histórico.



Las técnicas y métodos de la universidad tradicional terminado siendo la esterilización del proceso en que el ser humano constituye y conquista, históricamente, su propia forma de ser, pensar y actuar. Poe ello he venido insistiendo, desde hace más tres décadas, en que nuestras instituciones más que educadoras son educastradoras.



Es necesario una revisión holística de nuestra universidad, redefinir su «razón de ser». Según Derrida[3], si la Universidad tiene una razón de ser hay que preguntarse ¿por qué la Universidad?, pero con un «por qué» que se inclina más bien del lado del ¿con vistas a qué?. ¿La Universidad con vistas a qué? ¿Cuál es esta vista, cuáles son las vistas de la Universidad? O también: ¿qué se ve desde la Universidad, ya se esté simplemente en ella o embarcado en ella, interrogarse acerca de su destinación, en Venezuela, en Latinoamérica, en el mundo?







[1] Cfr, Freire, P. 1978.  Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.

[2] Freire, P. 2007.Pedagogía de la esperanza, México: Siglo XXI.

[3] Derrida, J., 1997. Las pupilas de la Universidad. El principio de razón y la idea de la Universidad. En  Cómo no hablar y otros textos. Barcelona. Proyecto A. Edición digital de Derrida en castellano.

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