Profesor emérito de LUZ
Al considerar la actitud gubernamental hacia las
universidades, especialmente autónomas, uno vislumbra para LUZ tiempos de
opresión, es decir, de restricciones severas impuestas por quienes pretenden
convertir un país de hombres libres en una nación de borregos sometidos
por una ideología fracasada y anacrónica; de individuos o grupos oprimidos,
devaluados, explotados y privados de sus derechos fundamentales por quienes
desean perpetuarse en el poder para instaurar el comunismo.
Tal desvalorización de forma de existencia, propiciada
por una cultura unidimensional, marca el rompimiento entre el conocimiento y la
realidad social al acentuar la deformación del pensamiento versado, para
considerar que los seres humanos pueden vivir sumidos en su presente de miseria
impedidos, a la fuerza, de conocer o elaborar cualquier forma de pensamiento
literario, histórico, teórico o práctico. De ahí, el
desafío ético-político de reactualizar la universidad como crisol de
emprendimiento generador de soluciones propicias al país en razón de la
necesidad de acrecentar la libertad y generar esperanzas.
En efecto, sin una sólida formación universitaria,
hombres y mujeres sometidos, sin acceso a la « Prensa, Radio y Televisión
libres», limitados en la capacidad de poder navegar en la red espacial, son
incapaces de imaginar alternativas de sociedad. El planteamiento de un
pensamiento unicolor reproduce, en una versión más sofisticada, el discurso de
la lucha de clases que fundamentó la explotación social del pasado siglo y que
estigmatizó a nuestros ciudadanos marginales. Ante esta situación, la
Universidad ha de acrisolar la capacidad de imaginar el futuro, como un de
todos los seres humanos.
LUZ, en
el próximo periodo rectorar ha de comprometerse con un esfuerzo totalizador de
la «teoría y praxis» humana buscando, en la interioridad de ésta,
re-totalizarse como «acción de la libertad». Métodos de opresión
no pueden, servir a la liberación del oprimido, por cuanto en sociedades
gobernadas por intereses de grupos sectarios y fanáticos dominantes, se impone
“una educación como práctica de la libertad”, una “pedagogía del oprimido”[1]. No
una pedagogía para él, sino de él.
Los caminos de la
liberación son los del mismo oprimido que se libera: él no es cosa que se
rescata sino sujeto que se debe auto-configurar responsablemente.
LUZ requiere instaurar
en el próximo periodo rectoral una «Educación Problematizadora» que niegue el
sistema unidireccional propuesto por la «Educación Oficialista» ya que,
como banco cultural del estado unidimensional, da existencia a una «comunicación
sesgada de ida y vuelta» y elimina la contradicción entre educadores y
educandos.
Más aun, el docente y
el alumno universitario se educan entre sí mientras se establece un
diálogo en el cual tiene lugar el proceso educativo. Con la «Educación
Problematizadora» se apunta claramente hacia la liberación y la independencia,
pues destruye la pasividad del educando y lo incita a la
búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido
encontrarán la liberación humanizándose.[2]
La Universidad, como
crisol de libertad y esperanza, es incompatible con una institución que, de
manera consciente o mistificada, ha venido siendo práctica de dominación. La
manera de la libertad sólo encontrará adecuada expresión en una universidad en
donde el profesor y estudiante tengan condiciones de descubrirse y
conquistarse, reflexivamente, como sujetos de su propio destino histórico.
Las técnicas y métodos de la universidad tradicional
terminado siendo la esterilización del proceso en que el ser humano constituye
y conquista, históricamente, su propia forma de ser, pensar y actuar. Poe ello
he venido insistiendo, desde hace más tres décadas, en que nuestras
instituciones más que educadoras son educastradoras.
Es necesario una revisión holística de nuestra
universidad, redefinir su «razón de ser». Según Derrida[3], si la Universidad tiene una razón de ser hay que preguntarse ¿por qué la
Universidad?, pero con un «por qué» que se inclina más bien del lado del ¿con
vistas a qué?. ¿La Universidad con vistas a qué? ¿Cuál es esta vista, cuáles
son las vistas de la Universidad? O también: ¿qué se ve desde la Universidad,
ya se esté simplemente en ella o embarcado en ella, interrogarse acerca de su
destinación, en Venezuela, en Latinoamérica, en el mundo?
[1] Cfr,
Freire, P. 1978. Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.
[2] Freire,
P. 2007.Pedagogía de la esperanza, México: Siglo XXI.
[3] Derrida,
J., 1997. Las pupilas de la Universidad. El principio de razón y la idea de
la Universidad. En Cómo no hablar y otros textos. Barcelona.
Proyecto A. Edición digital de Derrida en castellano.
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