lunes, 23 de agosto de 2010

Hacia una democracia limpia

Por el Dr.
Antonio Pasquali


La meta de 56% de votos para 63% de curules es alcanzable y con creces, la gente está harta de Chávez. El próximo 26-S la democracia tiene los mayores chances de devolver independencia y pluralismo
Falta poco para que el aspirante a dictador vitalicio concluya el período de omnipotencia que en mala hora le regalamos en 2005. Abusó groseramente de su posición dominante y en septiembre recibirá su merecido ojo por ojo, por la destrucción económica tecnológica e institucional de Venezuela, la no prestación de ayuda a ciudadanos en peligro, un caballo de Troya lleno de cubanos que introdujo al país, la dilapidación de colosales ingresos, la hora diaria de sermón del odio, las promesas incumplidas, once años de insultos, "pudreval" y sus peligrosos flirteos con fundamentalistas, teocracias, narcoterrorismo y zombis políticos.
La meta de 56% de votos para 63% de curules es alcanzable y con creces, la gente está harta de Chávez. El próximo 26-S la democracia tiene los mayores chances de devolver independencia y pluralismo al más emblemático de sus tres poderes, que le permitirá controlar a los otros dos y asegurar al país un despertar paulatino de su pesadilla y un esbozo de convalecencia: sosiego para unos, desintoxicación ideológica para otros. La gente comenzará a despolarizarse y serenarse por saber que el pluralismo, la libertad de comunicar y la tolerancia recíproca ya tienen defensores. No amaneceremos buscando en Internet las nuevas barrabasadas pergeñadas esa noche por el hipercinético y marxista gobernante; nos iremos curando lentamente de la "obsesión Chávez", una patología del resentimiento que tiene enfermo al país entero, y reaprenderemos poco a poco que la vita è bella y tiene sus variados encantos.
Chávez luce cual comparsa de zarzuela cuando denuncia el "desespero" de una oposición que buscaría atajos para evitar las elecciones. La oposición está serena; quien ha buscado mil pretextos sospechándose perdido es él, el propio Chávez bipolar, decadente y acorralado que tres semanas antes de su viaje a Canossa en Santa Marta proyectó ese mismo "desespero" en el hoy presidente Santos (véase un par de veces el celebérrimo Youtube: (http://www.youtube.com/wa tch?v=x2Q2F8AGPzU&feature =player_embedded). La MUD esta vez fue sagaz, no cayó en provocaciones: habrá elecciones y el comunismo chavista saldrá derrotado. Lo que esa Mesa debe perentoriamente hacer antes del 26-S ¬sin temor a revelar estrategias, pues su silencio pudiera desencadenar la espiral del inmovilismo¬ es decirle sin ambages al país cómo manejará la situación en caso de que Chávez salga por segunda vez a desconocer su propia derrota, a remplazar la Asamblea por un soviet de comunas u otro engendro, o a informar que su proyecto comunista avanzará pese a todo.
Si el país quiere erradicar de una vez los aventurerismos y las insoportables desigualdades ricos/pobres que eternizarían el péndulo militarista déspotas de izquierda/déspotas de derecha (para lo cual se requerirá la decisión de ser un poco menos el país de Bolívar y un poco más el de José María Vargas), la nueva democracia que comenzará a rebrotar en octubre debajo de la 26° bota militar no deberá parecerse en nada a la que desapareció en los noventa, confiscada por castas de políticos y adinerados deshonestos. ¡Ay de una oposición victoriosa que se dejase infiltrar otra vez por veteranos en capitalismo muerde-y-huye, políticos marabuntas, poderes mediáticos arrogantes o expertos en excluir honestos! La que debe nacer es una nueva, civilista y limpia democracia social que nos acerque al modelo noruego y nos aleje del libio, moderna y honesta, con todos sus ladrones de cuello blanco presos, que emprenda la tarea de generar riquezas y redistribuir la congrua porción no al modo de los tiranuelos y sus evanescentes misiones caritativas, sino asegurando al país entero aquellos servicios públicos universales y de calidad en salud, educación, transporte, correos, radiotelevisión, agua, energía, nuevas tecnologías y otros, cuya existencia y eficiencia basta y sobra para considerar que una sociedad es razonablemente justa y democrática.

Tomado de http://www.analitica.com/
El lunes, 23 de agosto de 2010
apasquali66@yahoo.com

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