viernes, 13 de febrero de 2015

INICIO DE LA CUARESMA

INICIO DE LA CUARESMA:
PSICOLOGÍA POSITIVA Y ESPIRITUALIDAD
Emilio Fereira
El próximo miércoles, 18 de febrero, comienza el tiempo de cuaresma. En un país que vive una situación de profundas tensiones sociales y políticas generadoras de  condiciones de vida muy difícil, donde parte importante de la población de alguna manera le toca soportar el desplazamiento de muchos de sus hijos por emigración, inseguridad, empobrecimiento por inflación, desempleo, desde una perspectiva psicológica, se hace de vital importancia profundizar en la interioridad y la búsqueda de Dios.
En efecto, pocos temas reciben el tipo de atención constante debate y expresión de emociones fuertes, en los medios de comunicación, como la religión y la espiritualidad. Mientras muchos afirman que estas son inspiración de grandes bienes en el mundo (caridad, amor, bondad), muchos otros sustentan que proporcionan motivación para odios, prejuicios, intolerancia, guerra.
La religión y la espiritualidad parecen sacar lo mejor y lo peor en las personas. Así lo han hecho durante siglos. En años más recientes se estudia en los centros universitarios, si la religión y la espiritualidad nos hacen mejores personas. En tal sentido, la integración de las Ciencias del comportamiento y médicas con enfoques teológicos, espirituales y religiosos ha desplegado un rápido ritmo en desarrollo de programas y proyectos de colaboración.[1]
Este tiempo litúrgico  es propicio para  promover, en cada creyente, una conversión interior centrada en la renovación del compromiso bautismal, la participación en el sacramento de la Reconciliación y la práctica de acciones penitenciales individuales y colectivas.
Para lograr este objetivo, se nos invita a la escucha y a la meditación de la Palabra de Dios, la abstinencia, el ayuno, la limosna y, sobre todo, la oración acompañada por la «meditación o contemplación» de lo  divino, tan necesaria, especialmente en las circunstancias actuales, cuando se puede exclamar parafraseando al profeta Jeremías: Convirtieron mi patria en desierto desolado,  la dejaron pobre, árida, infecunda, pareciendo que a nadie le importa;  cosecharon cardos. Por todas las regiones florece inseguridad y angustia que devora el país de un extremo al otro, y, al parecer, nadie podrá escapar.[2]
El olvidadarse de Dios y sustituirlo, como ocurre en nuestro país, por ilusorios «Idola Theatri» -ídolos de teatro- (señalados ya en el siglo XVII por Roger Bacon)[3], creados por personas que no tienen ni criterio, ni ideas personales; cuyos juicios u opiniones están en directa relación con los intereses de su familia, allegados, macollas en donde predomina una especia de “egoísmo gregario” que sólo protege ventajas de grupo (el partido, la empresa, la comuna) no puede resultar sino violencia, caos y pauperización, causas fundamentales de todos los males considerables que vivencia la sociedad.
Así, la cuaresma, en una situación tan compleja como la que se vive en la actualidad, es una invitación a centrarnos en Dios, retomando las recomendaciones de Moisés a su pueblo: «Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy; quedarán en tu memoria, se las inculcarás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las pilastras y en las puertas de tu casa»[4]
Jesús en el Sermón de la Montaña, reafirma, la validez permanente de las enseñanzas mosaicas e inicia una propuesta de ampliación de la ley con la expresión: « No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas. No vine para abolir, sino para cumplir. Les aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, ni una «i» ni una coma de la ley dejará de realizarse. Por tanto, quien quebrante el más mínimo de estos mandamientos y enseñe a otros a hacerlo será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero quien lo cumpla y lo enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.»[5]
Así también, explana el objetivo último de la Ley: el servicio a la vida, a la justicia, al amor, a la verdad; enfatiza la necesidad del respeto sagrado a la persona y la denuncia todo lo que atente contra la dignidad del hombre y de la mujer: «Todo el que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal [...] Con quien tienes pleito busca rápidamente un acuerdo mientras vas de camino con él [...] Quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón [...] quien repudie a una mujer –salvo en el caso de concubinato- la induce a adulterio [...] No juren en absoluto [...] Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica déjale también el manto [...] Da a quien te pide y no des la espalda a quien te pide prestado».[6]
La fase cuaresmal de preparación a la conmemoración de la muerte y resurrección del Señor Jesús, es propicia, por ello, para  redefinir los elementos claves en la vida de cada persona, cristiana católica o no, a fin de fortalecer un sano sentido de:
·         Identidad personal: lograda al dar respuesta a la pregunta ¿quién soy? y a través de un adecuado fortalecimiento de aspectos positivos y negativos de su personalidad como Auto-valoración, Auto-confianza, Auto-control y Auto-afirmación.
·         Intimidad: fortalecida al relacionarse de manera fraterna con los demás, dar y de recibir afecto, así como experimentar relaciones amistosas con distinto grado de profundidad.
·         Trascendencia personal: obtenida al definir el sentido a la propia existencia respondiendo a la pregunta ¿Para qué existo?
·         Ciudadanía: incrementada al ampliar la conciencia de que el ser humano nace en una comunidad y crea una sociedad  producto de la razón y la voluntad humanas; de que es un ser cultural que puede subsistir solamente en medio de la sociedad y la civilización
En fin, este período de profunda revisión de nuestra vida  es una oportunidad para reencontrar el significado de la existencia ya que de lo contrario la persona vive un «vacío existencial» que la lleva a experimentar una sensación de desesperación y de insatisfacción en su vida personal.
Es hora de retomar un verdadero conocimiento de sí mismo, de sus cualidades y  aptitudes, así como de las propias limitaciones; de sus emociones y sentimientos; de incrementar la capacidad de amar a Dios y al Prójimo.
 


[1] Cfr. Thomas G. Plante. 2012. religion, spirituality, and positive psychology:Understanding the psychological fruits of faith. Santa Barbara, CA. Praeger.
 
[2] Cfr. Jer.12, 10 -13
[3] Sir Francis 1620. Bacon, Novum Organum. Editor: Joseph Devey.  http://oll.libertyfund.org/titles/1432. 11/02/2015.
[4] Deut. 6, 6-9.
[5] Mt. 5, 17-19.
[6](Mt, 5, 21-48.

No hay comentarios:

Publicar un comentario