martes, 6 de octubre de 2009

"Patria, Socialismo o (y) muerte: venceremos"

Un día pasado, un Señor llamó a un programa de televisión aclarando que no se trata de “Patria, socialismo y muerte”, sino de “Patria, socialismo o muerte”. Es decir, explicaba el televidente, que si la Patria no es socialista, entonces es la muerte. Me llamó mucho la atención y enseguida le pregunté mentalmente ¿muerte de quién? Porque aquí se puede entender de manera heroica, es decir estar dispuesto a morir si en la Patria no triunfa el socialismo. Pero, también, y no de mala fe, podríamos pensar que si la Patria no es socialista, tenemos que matar, hasta vencer. Porque dicho lema concluye con una seguridad de vencimiento. En lo personal creo que hay motivo más digno por la que podemos ofrecer la vida. Por otro lado, motivo para quitarla no conozco ninguno.
Ciertamente el tema me interesó. Me pregunto: ¿tiene sentido eso de “Patria, socialismo y muerte”? Es como decir, que la Patria es igual al socialismo y estos son iguales a muerte. Patria=socialismo, Patria=muerte, socialismo=muerte. Podría yo estar equivocado y lo que me quieren es presentar un conjunto de tres realidades distintas que se complementan armónicamente entre sí: Patria, socialismo y muerte. Es como un pabellón criollo: Arroz blanco, carne mechada, caraota negra y tajada (fritica para nosotros). Sólo que en esta exquisita comida son cuatro elementos, cuando no cinco porque algunos le agregan un huevo frito. Pero el arroz sólo o la carne sola, jamás podrá ser un pabellón. Es como si la Patria sin el socialismo y la muerte nunca podría llamarse la “República Bolivariana de Venezuela”. La Patria la escribo en mayúscula porque es un valor, el espacio grande donde todos convivimos compartiendo los mismos derechos y deberes, alegrías y esperanzas, tristezas y angustias; o como diría un autentico patriota como Mons. Carlos Sánchez Espejo, “la Patria para nosotros no es un concepto abstracto. Es algo concreto: es tierra y es cielo, es aire y es sol, es potro que salta en la llanura y es lanza que conquista independencia, es brazo que lucha y es inteligencia que trabaja, es ceniza de mártir en una funeraria y grito de victoria en la bandera nacional”. Pero, el socialismo es sólo un sistema político que puede ser juzgado bueno, malo, menos bueno, menos malo o qué sé yo. Y, por otro lado, la muerte es muerte, lo contrario de la vida. Si morimos ya no tendremos Patria, ni mucho menos socialismo. Muerte es dolor, perdida… el no ser. Pero, no sigamos perdiendo tiempo, porque así no es.
El lema en cuestión reza claramente, sobre todo cuando lo gritan los soldados trotando: “Patria, socialismo o muerte, venceremos”. ¿Claramente? Eso sí, en boca infantil es horroroso. Impresionante escrito en gigante frente a PDVSA, con la cara del líder imitando a los ídolos faraónicos. No creo que sea coherente en un cristiano. Eso si, cuando lo proclama un Sacerdote católico es, por lo menos, escandaloso. Jesús sentencia que quien escandaliza le va mejor colgarse en el cuello una piedra de molino y tirarse al mar. Y, cuidado, porque Jesús habla en serio.
Con la “o” en vez de “y” el sentido cambia. Cuando mi mamá me pregunta: ¿quieres comer ya o más tarde? Mi respuesta debe ser o la una o la otra. El “todo lo contrario” no vale. Es bueno, porque mi mamá me da la posibilidad de escoger. Sin duda, cuando las alternativas son amplias, el derecho a elegir es más libre. Porque si mi mamá me ordena a comer ya, sin alternativas, entonces se debilita mi libertad, sólo me queda obedecer. Sin embargo, obedecer a mi mamá es más grato que obedecer una orden que me dice: “esto o muerte”. Disculpen este ejemplo demasiado domestico, quizá no es el mejor. Probemos con el del ladrón que me sorprende y me dice imperativamente: “me das el carro o te mato”. Por Dios, lo que me dice no me deja alternativas: “o me entregas el carro o me lo entregas”, con un arma en su mano dispuesto a matarme si no le obedezco. Es decir, carro o muerte (socialismo o muerte), sin “venceremos”. Porque, ¿quién podrá vencer si matamos o nos matan? Es que Jesús desde la cruz me convenció que la única muerte vencedora es la que se ofrece por la vida eterna. En fin, si debemos morir, será por algo más digno que por hacer de la Patria una República socialista.
Ah! Ya entendiendo. Se trata de seleccionar: o Patria, o socialismo, o muerte. Dígalo Usted. Porque si lo que se quiere decir es: “la Patria, o es socialista o me muero, o matamos”. Entonces sería mejor decir: “Patria socialista o muerte”. El “venceremos” si que no pega con la muerte. En todo caso, prefiero una Patria con mucha vida. De hecho, el origen del término “Patria” (del latín patria) está en la palabra Padre (del latín pater, -tris). Y no hay Padre que no dé vida y sea vida. Es mejor, se lo aseguro, un lema que diga: “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando, la virtud y honor”. Aquí si hay victoria porque suena a dignidad, a libertad, a paz, a felicidad, a solidaridad, a vida con sentido. Si quieren agregarle “muerte”, le añadimos: “Gritemos con brío: ¡Muera la opresión!”.

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