MENSAJE DE CUARESMA 2011
Mons. Ubaldo Santana
Arzobispo de Maracaibo
Mons. Oswaldo Azuaje
Obispo Auxiliar de Maracaibo
Muy amados presbíteros, diáconos, personas de especial consagración y fieles del santo pueblo de Dios,
Vuelve a nosotros el precioso don del tiempo de Cuaresma. Cada año nuestra madre la Iglesia nos convoca para celebrar nuestra redención, que Cristo el Señor realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, muerte, resurrección de entre los muertos y su gloriosa ascensión a la derecha del Padre (Cf Constitución sobre la Sagrada Liturgia No 5).
La Iglesia le asignó desde el principio una gran importancia a la celebración de la Pascua y, por eso, dispuso un tiempo especial para que todas las comunidades cristianas la prepararan con particular esmero. Así nació el tiempo de Cuaresma. El núcleo de la Cuaresma es la conversión del pecador. Es también el profundo deseo de Dios, desde que el hombre se alejó de él por el pecado: “Yo no quiero que el malvado muera sino que cambie de conducta y viva” (Ez 18,23). Entendemos por conversión la decisión del pecador de ponerse en camino hacia Jesucristo muerto y resucitado de quien se había alejado por la vida de pecado para encontrarse nuevamente con él y hacerse su discípulo. Pasos parecidos a los que hizo el hijo pródigo de la parábola (Cf Lc 15, 11-24).
Para que se dé el encuentro con Jesucristo es menester emprender previamente un duro combate para liberarnos del yugo del pecado, del hombre viejo y remover de nuestra vida vicios y pasiones desordenadas. El buen combate es también contra el pecado social, que es el mal creciente y manifiesto en las estructuras sociales opresoras, en la inmoralidad social, en la cultura de muerte y el irrespeto de los derechos humanos. La opción por Jesús y su Buena Noticia consiste fundamentalmente en: renunciarse a sí mismo y tomar su cruz: “Si alguno quiere ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame” (Mt 16,24). A esa lucha para liberarnos del yugo del mal la Iglesia la llama el combate cristiano (Cf Catecismo de iglesia católica NN 2015, 2516).
Para realizar el combate cristiano y vivir con mayor intensidad nuestra condición de bautizados no podemos contar solo con nuestras propias fuerzas ni pretender actuar aislados de los demás. Por eso la Cuaresma es un camino que debemos recorrer bajo la guía de la Iglesia. Ella, como buena madre y educadora de nuestra fe, no solo nos ofrece un tiempo y un camino sino que además nos presenta un programa de vida y pone en nuestras manos unas prácticas de fundamental importancia.
Hay que aprovechar al máximo estos cuarenta días para reasumir con mayor conciencia y responsabilidad la condición cristiana adquirida en el bautismo. Para los adultos que se preparan a la recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana, el tiempo de cuaresma representa la última etapa de su larga preparación que culmina en la Vigilia pascual con la recepción del bautismo, de la confirmación y de la eucaristía. Pero para todos los que ya han sido bautizados, la Cuaresma también les ofrece la posibilidad de emprender un camino de conversión y de penitencia y de renovar en la magna celebración de la Vigilia de Pascua sus promesas bautismales. Este ha de ser el espíritu con el que todos los cristianos debemos vivir siempre este tiempo de cuaresma. Les invito pues, mis queridos hermanos, a entrar con gran decisión y empeño en este tiempo litúrgico. Busquen a Dios, conviértanse de corazón, abandonen aquellos pecados que los tienen esclavizados. Con San Pablo les decimos: “Este es el tiempo favorable, este es el tiempo de la salvación” (2Co 6,2). Con el profeta Joel les digo: “Vuélvanse al Señor Dios nuestro porque es compasivo y misericordioso, paciente y todo amor dispuesto siempre a levantar el castigo” ( Jl 2,13).
La Iglesia nos ofrece un rico itinerario de renovación que desemboca en la semana santa y particularmente en el Triduo de la muerte, sepultura y resurrección del Señor. Después de Semana Santa se abrirá ante nosotros el tiempo pascual, cincuenta días de fiesta que culminan en la fiesta de Pentecostés. Para vivir más a fondo estos cien días de renovación que nuestra madre Iglesia nos ofrece quiero compartir con todos ustedes algunas líneas de vida y de acción que nos ayuden a empeñarnos juntos en la renovación de nuestra Iglesia local marabina.
Tengamos en cuenta las valiosas indicaciones contenidas en la Ordenación General del Misal romano sobre la Cuaresma, Semana Mayor y tiempo pascual reproducidas en el Calendario bíblico-litúrgico de este año.
• Ofrezcámosles a los fieles una seria catequesis litúrgica que les ayude a captar la importancia de la Pascua y del carácter penitencial del tiempo de Cuaresma. Es el tiempo apropiado para desprenderse de vicios como el alcohol, el tabaquismo, la drogadicción, el juego de azar; de abandonar la santería, la brujería, la adivinación y toda clase de supersticiones; de dedicarle menos tiempo a la computadora o la televisión y más tiempo al hogar, al trabajo y a los hijos; a abandonar prácticas corruptas y deshonestas; a fortalecer la vida familiar. En una palabra para colocar Dios y su Palabra en el centro de sus vidas.
• Revaloricemos las prácticas de la oración, el ayuno y la limosna, tres fórmulas fundamentales para avanzar hacia la madurez de la vida cristiana. Dedíquenle más tiempo a la oración tanto personal como comunitaria. Las parroquias han de ofrecer la oportunidad de recitar comunitariamente la oración de la mañana (Laudes) o de la tarde (Vísperas) y de realizar el Vía crucis. Otro camino excelente de crecimiento en la fe es la lectura orante de la biblia o Lectio divina con diversos formatos para adultos, jóvenes y niños.
• El ayuno no ha pasado de moda. La Iglesia les pide a los cristianos adultos que ayunen por lo menos el miércoles de ceniza y el viernes santo. El ayuno obliga a los cristianos católicos: según las fuerzas y las posibilidades se ayuna de una o dos comidas durante el día, pero no prohíbe tomar agua cuando se necesite. El ahorro ocasionado por el ayuno es recomendado destinarlo a obras de caridad. Asociado al ayuno la Iglesia nos propone la práctica de la abstinencia todos los viernes de cuaresma. Se trata de abstenerse de comer carne ese día. Pero también se puede ampliar a la abstención de tabaco, de alcohol, de chucherías, de televisión, de cine o de otra adicción de las necesitamos con la gracia de Dios liberarnos.
• La limosna se refiere a la práctica de la caridad. La caridad es el corazón de la vida cristiana. Jesús lo entregó en la última cena como el distintivo de todo discípulo suyo (Cf. Jn 13, 34-35). Durante la Cuaresma se desarrolla la Campaña Compartir promovida y coordinada por el Secretariado de Pastoral Social-Cáritas de Maracaibo. El tema de este año está centrado en el cuidado y protección del medio ambiente, casa de la familia humana. Este tema ha cobrado mayor relevancia en el Zulia a raíz de las recientes inundaciones que dejaron gran número de familias en condiciones muy precarias. Con el programa IGLESIA SOY se quiere sembrar en la feligresía católica el sentido de corresponsabilidad. Durante la cuaresma se estará implementando en varias parroquias.
• Preparémonos para realizar una buena confesión acudiendo a las celebraciones comunitarias de la penitencia programadas por las parroquias y rectorías. A mis hermanos sacerdotes les pido ser particularmente diligentes y generosos en el cumplimiento de este maravilloso ministerio sacramental: es el segundo bautismo que renueva la vida de fe.
• En la segunda semana de Cuaresma, del 20 al 25 de marzo, se llevará a cabo la quinta semana de Doctrina Social de la Iglesia con el tema: Iglesia y comunidad política en homenaje a los veinte años de la encíclica “Centesimus Annus” de Juan Pablo II. Este evento nos permitirá inaugurar las nuevas instalaciones del Centro de capacitación profesional de Primero de mayo, antiguo centro vocacional que ha sido completamente reconstruido gracias al apoyo financiero de la empresa Chevron y a la eficaz coordinación del Centro de Formación Profesional San Francisco, que preside el Dr. Jorge Porras.
• Haremos un alto en el camino cuaresmal y aprovecharemos la fiesta de la Encarnación, el 25 de marzo, para ordenar cuatro nuevos diáconos transitorios para el servicio de nuestra Iglesia local: José Antonio Barboza, Diuver Martínez, Daigel Medina y José Gregorio Morán. La ordenación tendrá lugar en San Tarcisio a las 5 pm. Si aún se encuentra entre nosotros la eucaristía de ordenación será presidida por el Excmo. Mons. Edgar Peña Parra, Nuncio apostólico de Pakistan.
• La misa crismal tendrá lugar el martes 19 de abril a las 9am en la Santa Iglesia Catedral. Es la misa diocesana por excelencia en la que el presbiterio renueva sus promesas sacerdotales, se bendicen los santos óleos, se consagra el crisma, se presenta el fruto de la Campaña Compartir, se recoge la colecta a favor de los sacerdotes ancianos y enfermos, compartimos el ágape fraterno y vivimos una experiencia intensa de la Iglesia local una, santa, católica y apostólica.
• Toda la cuaresma ha de conducirnos hacia la celebración de la Semana Santa. Toda la semana santa ha de girar en torno al Triduo santo de la muerte, sepultura y resurrección del Señor. Durante esa semana se realizan campamentos misioneros. Procuremos que no sean acciones esporádicas que abren el apetito pero no tienen ninguna continuación. Necesitamos formar voluntarios y misioneros para la realización del Congreso Misionero Americano; pero más allá de ese evento debemos mirar hacia el gran objetivo de darle a nuestra Iglesia su plena identidad misionera y evangelizadora de los más alejados.
• La vigilia pascual es el corazón del triduo pascual. Preparémosla y celebrémosla con esmero. En cada parroquia y rectoría se ha de celebrar una sola vigilia pascual. Le pido a los hermanos neo catecúmenos que asistan a la vigilia pascual de la catedral o de la parroquia o rectoría que les corresponde y ofrezcan su contribución para que sean celebradas con gran dignidad y alegría. No le pidan por favor a los párrocos, rectores u otros sacerdotes que les celebren vigilias propias.
• La fiesta de la Divina Misericordia, el segundo domingo de Pascua, revestirá un relieve especial por cumplir la fiesta local quince años de su realización y sobretodo porque ese día tendrá lugar la beatificación del Papa Juan Pablo II. Les invito a realizar una vigilia de oración que culmine con la transmisión de la misa de beatificación desde Roma. Queremos también que su imagen y devoción nos inspire en la realización del programa de la Fase previa del Proyecto arquidiocesano de renovación pastoral.
• En la segunda semana de mayo, entre el 10 y 12, se celebrarán las jornadas de formación permanente en San Tarcisio a las que invito al clero, estudiantes del seminario, religiosos y laicos. Estarán centradas en el tema “La Parroquia, comunidad de comunidades vivas y misioneras” y contaremos con la asesoría del Padre salesiano Pablo González, Licenciado en teología pastoral y actual rector del Centro Agrícola Don Bosco de Carrasquero. En su momento oportuno se les dará mayor información al respecto.
• El 11 de junio tendrá lugar la Vigilia de Pentecostés. Este año se celebrará en las parroquias. Especialmente pido a los que participan de la espiritualidad de la Renovación Carismática Católica que tomen parte activa en la animación de las vigilias parroquiales. Dentro de la celebración se hará el lanzamiento del programa anual del Proyecto arquidiocesano y el envío de los nuevos miembros del EAAP. Nos impulsa el deseo de seguir fortaleciendo el tejido pastoral de parroquias y zonas pastorales, de completar la elaboración de los modelos del proyecto, de avanzar en la formación de agentes pastorales, sobre todo en lo atinente a la espiritualidad de comunión.
Que nuestra Madre la Virgen María nos acompañe en este itinerario de renovación profunda y seria de nuestra vida cristiana y eclesial y nos enseñe a escuchar la Palabra, acogerla desde el corazón y llevarla a la práctica con fidelidad y alegría en el corazón de las realidades concretas en las que estamos inmersos.
Con nuestra paternal bendición
Maracaibo 13 de marzo, primer domingo de Cuaresma de 2011
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