El voto político es para el cristiano un derecho y un deber; es un
derecho irrecusable y es un deber ineludible. Es signo, fruto y ejecutoria de
nuestra dignidad humana, nuestra libertad ciudadana, nuestra solidaridad,
nuestra función social y la manera más elemental, pero básica, para colaborar
en la búsqueda del bien común.
La Iglesia exige dar cumplimiento a esta obligación en sus debidas
oportunidades:
- “Recuerden los
ciudadanos el derecho y el deber que tienen de votar con libertad, para
promover el bien común” (GS 75).
- “Exhortamos a
todos los fieles y, en general, a todos los hombres de buena voluntad, a
cumplir con la máxima responsabilidad el deber ciudadano del voto, del cual
depende la adecuada conducción de los órganos del Estado y la marcha de la
comunidad política nacional hacia una mayor promoción y participación del bien
común para todos los venezolanos” (CEV 1973).
- “La dignidad
humana requiere por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre
elección” (GS 17).
La Iglesia, Madre y Maestra, vela por sus hijos e hijas, no sólo en el
aspecto espiritual sino también en todo lo que puede afectar su dignidad de
personas humanas, se siente obligada a orientar a los ciudadanos sobre las
condiciones que deben reunir los candidatos que han de recibir sus votos. Esto
lo hace de acuerdo con sus principios de amor, moral y justicia social, pero
respetando absolutamente sus conciencias.
La Iglesia se siente en la obligación de dar ciertas orientaciones para
votar, estas son bastante generales (aplicables en cualquier parte del mundo):
1. Votar por quien decididamente vaya en
busca del bien común: “El ejercicio de la autoridad política,
debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el
bien común concebido dinámicamente según el orden jurídico legítimamente
establecido (constitución) o por establecer” (GS 74). “Se desaprueban todas las
formas políticas que desvíen el ejercicio de la autoridad de la posición del
bien común, para ponerla al servicio de un grupo o de los propios gobernantes”
(GS 73). “La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el bien
común” (PT 55).
1. Votar por quien defiende los derechos
fundamentales del hombre:
- Una vida digna
(GS 26),
- Una libertad
responsable (GS 17),
- Libertad de
reunión, asociación y expresión (GS 73),
- Libertad
religiosa (PT 13),
- Derecho a la
cultura (GS 60,
- Derecho a
participar en la vida económica (GS 29),
- Derecho a la
elección de estado y tener una familia (PT 14),
- Al Trabajo y
otros derechos obreros (GS 29),
- A la propiedad
privada (GS 69).
1. 3. Votar
por quien, además, tenga aptitudes para gobernar: “Son muchos y diferentes los hombres que se encuentran en una comunidad
política y pueden, con todo derecho, inclinarse hacia soluciones diferentes. A
fin de que por la pluralidad de pareceres no perezca la comunidad
política, es indispensable una autoridad que dirija la acción de todos hacia el
bien común, no ya mecánica ni despóticamente, sino obrando principalmente como
fuerza moral, que se basa en la libertad y en la responsabilidad de cada uno”
(GS 26).
2. 4. Votar
según el dictado de la propia conciencia. “Crece al mismo tiempo la conciencia de la propia dignidad de la
persona, de su superioridad sobre las cosas y de sus deberes y derechos
universales e inviolables” (GS 26). “Los fieles han de aprender diligentemente
a distinguir entre los derechos y obligaciones que le corresponden por su
pertenencia a la Iglesia y aquellos otros que le competen como miembro de la
sociedad humana. Procuren acoplarlos armónicamente entre sí, recordando que en
cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana, ya que
ninguna actividad humana, ni siquiera en el orden temporal puede atraerse del
mandato de Dios” (LG36).
3. 5. Votar
por los que reúnen mejores condiciones humanas. “Sería absurdo imaginar que los hombres, por el hecho de estar al
frente del gobierno, de la cosa pública, puedan verse obligados a renunciar a
su condición humana, siendo así que, por el contrario, son elegidos para tan
elevado cargo porque se les consideró mucho más ricos en cualidades humanas y
entre los mejores del cuerpo social” (PT 84). “Sería vituperable dejar campo
libre para dirigir los asuntos del Estado a los indignos o a los incapacitados”
(Pío XII, Discurso a la Conferencia Olivaint, 28-03-48).
4. 6. No
se debe dar el voto a quienes profesan un ateísmo sistemático. “Pretende este tipo de ateísmo que la religión, por propia
naturaleza, es un obstáculo para la edificación de la ciudad temporal. Por eso,
los defensores de esta doctrina cuando logran alcanzar el dominio público del
Estado, atacan violentamente a la religión, difundiendo el ateísmo, sobre todo
de manera educativa, con el uso de los medios de presión que tiene al alcance
el poder público” (GS20).
5. 7. No
debe darse el voto a quienes se profesan “marxistas”. “El cristianismo que quiere vivir su fe en una acción política,
concebida como servicio, tampoco puede adherirse, sin contradicción, a sistemas
ideológicos que se imponen radicalmente en los puntos substanciales de la fe y
a su concepción del hombre; ni a la ideología marxista, a su materialismo ateo,
a su dialéctica de violencia (lucha de clases) y a la manera como ella entiende
la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda
trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva”(OA 26).
6. 8. Tampoco
debe darse el voto a los que profesan un capitalismo cerrado (Salvaje). “… ni a la ideología liberal que cree exaltar la libertad
individual sustrayéndola a toda limitación, estimulando con la búsqueda
exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales
como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales y no ya
como fin y un criterio más elevado del valor de la organización social” (OA
26).
Queremos concluir con estas otras enseñanzas de la Doctrina Social de la
Iglesia, que también pueden sernos orientadoras.
La Iglesia rechaza en forma absoluta las dictaduras (GS 73). Invita a defenderse
del abuso de autoridad (GS 74). Aunque cada nación debe darse su propio tipo de
gobierno dentro de los límites de la moral, justicia y bien común, señala la
conveniencia de de la división (independencia) de los poderes públicos (GS 75).
En caso de que por circunstancias inevitables se llegue a establecer la ley
marcial, los derechos deben ser restituidos cuanto antes (GS 75).
Recomienda encarecidamente que los debates electorales sean conducidos con el
debido respeto a los ciudadanos que no comulgan con las orientaciones políticas
del expositor, de manera que no perturben la paz (CEV, “Iglesia y Política”
1971). Recomienda una estructura social que rompa con los esquemas de sociedad
consumista, de limitada visión tecnocrática, de desarrollo fundado en la
competencia por el lucro (Ib).
Un resumen:
- Política es una
palabra que puede tener varios significados. En sentido amplio e toda acción
social ordenada al bien común. A ella se obliga la Iglesia como institución,
sus miembros de cualquier categoría, el gobierno y todos los ciudadanos.
- Política en
sentido restringido se refiere a la utilización de una ideología y un método
para gobernar, incluyendo los medios de ascensión al poder y luchas
partidistas, siempre con miras al bien común. El cristiano está obligado a
participar en esta actividad de acuerdo a sus posibilidades y su conciencia.
- La Iglesia no
aspira a poderes temporales; es autónoma e independiente del Estado, pero es
deseable desde todo punto de vista la armonía entre los dos poderes.
- No es
conveniente la participación de Obispos y Sacerdotes, ni siquiera en su
condición de individuos particulares, en la política partidista y en funciones
de gobierno.
- Dado que la
Iglesia es Madre y Maestra, tiene que velar por sus hijos, no sólo en el
aspecto espiritual sino también en todo lo que pueda afectar su dignidad
humana, se siente obligada a orientar a los ciudadanos sobre las condiciones
que deben reunir los candidatos que han de recibir sus votos. Esto de acuerdo
con sus principios de amor, moral y justicia social, pero respetando
absolutamente sus conciencias.
Un cristiano y buen ciudadano, hombre o mujer de conciencia, no orienta
su voto solo por una ventaja o conveniencia personal, pragmática materialista;
no puede moverse nada más que por el bombardeo de propaganda, o por simple
sentimiento de simpatía; o peor aún, movido por apasionamientos. Prepara su
voto ante Dios, pensando en el verdadero apoyo al bien común y, como hemos
insistido en todas las entregas anteriores, ANTE SU CONCIENCIA RECTA Y VERAZ.
Les invito a unirnos todos en oración por la paz de nuestro País y por
el buen desarrollo de la próxima jornada electoral, realizando en todas las
parroquias, vicarías y comunidades, una novena de plegarias que se realizará
por toda la nación, del 28 de septiembre al 06 de octubre.
Que Jesús Sacramentado y la Santísima Virgen de Coromoto, bendigan y
protejan a todo el pueblo venezolano.
¡Con mi bendición episcopal!
+ Enrique Pérez Lavado
Obispo de Maturín
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