Abogado, Profesor de la
Universidad Rafael Urdaneta (Maracaibo)
El 10 de septiembre de 1945 fue fusilado por soldados nazis Monseñor
Salvador Montes de Oca. Hijo de Andrés Montes de Oca Zubillaga y Rosario Montes
de Oca Perera, había nacido en Carora el 21 de Octubre de 1895.
Había ingresado a la Orden de los Cartujos y permanecido en el Monasterio de Farneta, cerca de Lucca, Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que el 1° de septiembre de 1944 tropas alemanas irrumpieron en el convento, detuvieron a los monjes, los torturaron y cruelmente los asesinaron por haber dado asilo a miembros de la resistencia antifascista.
Montes de Oca, ordenado sacerdote en 1922, había sido consagrado obispo de Valencia en 1927, permaneciendo al frente de la diócesis hasta 1934, cuando renuncia, en medio de intrigantes señalamientos. Posteriormente, ingresaría a la Congregación de los Padres Sacramentinos de Italia.
Durante la dictadura de Gómez tuvo serios desencuentros con el régimen por defender las posiciones de la Iglesia o por su solidaridad con los perseguidos y torturados. A Andrés Eloy Blanco, al ser puesto en libertad, en Puerto Cabello le recordaría: “Ya estás libre del castillo, pero no de tus compromisos con la patria. No desmayes”.
Fue expulsado del país por haber publicado la doctrina de la Iglesia respecto al matrimonio. Después de dos años de destierro en Trinidad y Europa, regresaría al país “…sin incurrir en el delito de humillarse manteniendo el tesoro de su actitud, que es ejemplo para las generaciones futuras”. “No se doblegó nunca, y supo representar la defensa de sus convicciones en todos los momentos, en todas las circunstancias de la vida”, recordaría Rafael Caldera en la Asamblea Nacional Constituyente de 1945-46 cuando se le rendiría merecido homenaje.
En estos tiempos de indignidad, de decadencia y entrega de la Patria, es nuestro deber recordar a venezolanos como Montes de Oca, que en las circunstancias más difíciles fueron fieles a sus creencias e ideas convirtiéndose en ejemplos para todas las generaciones.
Había ingresado a la Orden de los Cartujos y permanecido en el Monasterio de Farneta, cerca de Lucca, Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que el 1° de septiembre de 1944 tropas alemanas irrumpieron en el convento, detuvieron a los monjes, los torturaron y cruelmente los asesinaron por haber dado asilo a miembros de la resistencia antifascista.
Montes de Oca, ordenado sacerdote en 1922, había sido consagrado obispo de Valencia en 1927, permaneciendo al frente de la diócesis hasta 1934, cuando renuncia, en medio de intrigantes señalamientos. Posteriormente, ingresaría a la Congregación de los Padres Sacramentinos de Italia.
Durante la dictadura de Gómez tuvo serios desencuentros con el régimen por defender las posiciones de la Iglesia o por su solidaridad con los perseguidos y torturados. A Andrés Eloy Blanco, al ser puesto en libertad, en Puerto Cabello le recordaría: “Ya estás libre del castillo, pero no de tus compromisos con la patria. No desmayes”.
Fue expulsado del país por haber publicado la doctrina de la Iglesia respecto al matrimonio. Después de dos años de destierro en Trinidad y Europa, regresaría al país “…sin incurrir en el delito de humillarse manteniendo el tesoro de su actitud, que es ejemplo para las generaciones futuras”. “No se doblegó nunca, y supo representar la defensa de sus convicciones en todos los momentos, en todas las circunstancias de la vida”, recordaría Rafael Caldera en la Asamblea Nacional Constituyente de 1945-46 cuando se le rendiría merecido homenaje.
En estos tiempos de indignidad, de decadencia y entrega de la Patria, es nuestro deber recordar a venezolanos como Montes de Oca, que en las circunstancias más difíciles fueron fieles a sus creencias e ideas convirtiéndose en ejemplos para todas las generaciones.
Publicado en el Diario La
Verdad de Maracaibo el 13 de septiembre de 2012
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