martes, 28 de diciembre de 2010

Jesús sigue naciendo entre las víctimas

Dr. Antonio Pérez Esclarín

Cuando uno presencia una tragedia tan dolorosa como la que están sufriendo tantos hermanos nuestros que lo han perdido todo con las lluvias, es normal que a uno le suba al corazón y a los labios el grito rebelde de “¿Dónde está Dios?” o “¿Qué Dios es este que parece castigar siempre con especial saña a los más débiles, pobres y necesitados?”.
Y entonces viene a mi mente, el recuerdo de aquel suceso en un campo de concentración nazi. Un adolescente fue condenado a morir en la horca por haberse robado unos pedazos de pan. Todos los prisioneros debían presenciar la ejecución, para que sirviera de escarmiento. Cuando el joven se agitaba en su agonía, se escuchó la queja adolorida de uno de los presos: “¿Dónde está Dios?”. Enseguida llegó la respuesta de otro compañero: “¡Allí, colgando de esa soga!”.
La Navidad es una excelente oportunidad para convertirnos de una vez al Dios de Jesús, un Dios que está siempre con los que sufren las desgracias y no con los que las causan. Un Dios amigo de las víctimas y no de los victimarios. Dios está en el dolor de los que lo han perdido todo, en el llanto de la madre que no tiene que darles de comer a los hijos, está esperando agua, medicinas o una colchoneta en los refugios de los damnificados.
Es urgente que nos libremos de una vez de la imagen de ese Dios amigo de los poderosos, ajeno a los dolores y desgracias de este mundo, insensible ante el sufrimiento de las víctimas. Dios no causa las tragedias, sino que las sufre.
Dios se despoja de los atributos con que hemos revestido la imagen de la divinidad, y se esconde en ese niño que no tiene dónde nacer, que tiembla de frío sobre las pajas de un pesebre, que enseguida tiene que huir al destierro para salvar la vida, pues los poderosos quieren matarlo y durante varios años deberá vivir como un indocumentado. Dios se oculta en la vida anónima y sin brillo de un pobre carpintero de un pueblucho miserable que luego, arrastrado por el Espíritu, empezará a recorrer los caminos de Palestina con la Buena Noticia de que Dios es amigo de los pobres y necesitados, que quiere para todos vida digna y nos necesita para realizar en este mundo su sueño de justicia, libertad y fraternidad. Para ello, debemos convertirnos, cambiar radicalmente nuestra imagen de Dios, cambiar los valores y el modo de vida. Para el mundo, lo importante es triunfar; para Dios, según Jesús, lo importante es servir. Para el mundo es primero el que más tiene, para Jesús es primero el que más sirve con lo que tiene. Jesús nunca utilizó el poder para gobernar y mandar, sino para servir, para liberar, para curar. No ejerció nunca el poder sobre las personas, sino que lo orientó a humanizar la vida y aliviar los sufrimientos de la gente, para hacer crecer la libertad y la fraternidad.
El poder suele ir acompañado de autoritarismo impositivo y no es capaz de cambiar los corazones. Jesús cree en el servicio humilde de los que buscan una sociedad mejor para todos. Por ello, “quien quiera ser el mayor, que se haga su servidor” (Mc 9,25).
Si Dios está siempre con las víctimas, lo está también con los solidarios, con los buenos samaritanos que acuden a socorrer a los heridos del camino, a los que han sido golpeados por esta tragedia y por todas las tragedias.
Ciertamente, no está con los que viven indiferentes ante el dolor y sufrimiento de los demás, no está con los especuladores que siempre se aprovechan de la escasez y necesidades para enriquecerse; ni está tampoco con los que quieren utilizar la tragedia para proyectarse ellos, para obtener dividendos politiqueros, o para exhibir su solidaridad.
Navidad: tiempo para acrecentar nuestra solidaridad humilde y eficaz. Jesús nos necesita en los miles de víctimas que sufren. Celebrar la navidad de espaldas a su dolor es negar posada a Jesús que sigue tocando la puerta de nuestro corazón. Navidad: una invitación a nacer de nuevo, a renacer a una nueva vida, a hacer nuestro el estilo de vida de Jesús.
26 de diciembre de 2010
Tomado de http://www.panorama.com.ve/

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