lunes, 6 de diciembre de 2010

Humano, demasiado humano

Por el Dr. Ángel Lombardi
Rector de la UNICA

Tomo la frase del filósofo Friedrich Nietzsche para referirme a uno de los personajes más admirados de nuestro tiempo, Nelson Mandela, quien con Gandhi y Martin Luther King, resume y expresa una especie de santidad laica por sus luchas, valor e integridad. Nelson Mandela, consciente de lo que representa, se niega a permitir su sacralización como un gesto de pedagogía necesaria para todos y que implica un mensaje de respeto a la verdad y a los seres humanos. Simple y directo, Mandela lo que nos quiere decir es que somos limitados e imperfectos, pero que a pesar de ello, podemos ser útiles y grandes en nuestro empeño de servir y de solidaridad militante.
Todo lo anterior viene al caso por la publicación del libro autobiográfico Conversaciones Conmigo Mismo, con prólogo del presidente norteamericano Barack Obama. Dice el autor que a través de su propio testimonio quiere combatir una falsa imagen que se ha difundido de él, muy a su pesar: la de un santo que nunca fue; al contrario, se empeña en destacar en su libro cómo a través de su larga vida fueron muchos los errores cometidos, así como sus limitaciones, como por ejemplo al reconocer que en su juventud, sus escritos y discursos estaban llenos de “pedantería, artificialidad y falta de originalidad”.
La gran lección de Mandela y de tantos otros es que siendo como todos se convierten en “diferentes y mejores” en la medida en que aprenden a crecer y a vivir con humildad y sencillez y al servicio de los demás, con una conciencia rigurosa de sus propias limitaciones, pero igualmente de sus posibilidades, lejos del cinismo y del fatalismo que sacuden tan frecuentemente nuestro mundo, como dice Barack Obama en su prólogo. El enemigo es la ignorancia y el fanatismo, no hay nada más inhumano y deshumanizador que la inconsciencia de creerse perfecto y poseedor de la verdad y con la pretensión de poder juzgar a los demás.
Nelson Mandela se agiganta en su pequeñez individual y trata de vivir a la altura de las circunstancias y sobreponiéndose a sus propias debilidades y limitaciones. De alguna manera Mandela expresa la ancestral sabiduría bíblica y clásica de que el que se humilla será exaltado y que la verdadera grandeza humana no es otra cosa que la infinita capacidad de ayudar a vivir y a crecer a otros.

Tomado de: http://www.laverdad.com/ bajado el día 6-12-2010 a las 9:20 am.

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